Capitulo 10

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Mi intención era apartarme de inmediato pero besa tan bien que lo único que pude hacer fue disfrutar el momento que casi olvido que... Joder.. Alan.

Me solté de inmediato girándome hacia donde me había parecido ver a Alan pero ya no había nadie. Quede de verdad muy desconcertada.

-¿Qué buscas Aria?

-Había alguien ahí.- dije apuntando desesperada hacía la puerta de donde nosotros salimos.

-Aquí no hay nadie más que Daniel, quizás fue el.

-No, no, Arnold te digo que había alguien ahí y no era Daniel.- Le dije casi gritando.

-¿Ari, qué te pasa? Tranquilízate. No puede haber nadie aquí.

-¿Y porque me besaste justo en ese momento? ¿Porqué fue eso?

-No entiendo a que te refieres, te has vuelto loca.

Quizás era así, quizás ya estoy perdiendo la cordura con todo esto, que estaría haciendo Alan justo en este lugar y a esta hora. Pero yo sé lo que vi y no puedo quedarme así. Salí corriendo por esa puerta como loca, baje las escaleras a oscuras y tomé el primer elevador que encontré, cuando llegue abajo solo vi un taxi que acababa de arrancar pero las probabilidades de que la persona que abordó ese taxi sea la misma que yo creí ver son casi nulas si tomo en cuenta todas las personas que hay en esta ciudad.

-Te dije que no era nadie.- dijo Arnold llegando por mi espalda.

Voltee de inmediato ya que me tomo de sorpresa.

-Yo sé lo que vi, pero ya no importa.- susurre

Vi la hora en mi móvil y eran ya las 10 de la noche.

-Mierda, Arnold tenemos que irnos ahora mismo.

-¿Qué pasa, es temprano aún?

-No, para mí. Mi madre me matará doble ahora. - dije caminando de un lado a otro mordiéndome las uñas pensando en cómo reaccionaría mi mamá. 

-No te preocupes por eso, no te dejaré sola. Iré contigo.

Sabía que si veía a Arnold conmigo se pondría aún peor pero de verdad no quería enfrentarla sola, además le dije que le iba a demostrar que si había alguien interesado en mi aunque ahora me párese una tontería, no sé porque siempre tengo que abrir la boca.

Tomamos un Taxi de vuelta a casa, el camino se me hacía eterno. Había desaparecido de la nada en la exposición militar, habían pasado más de 3 horas y aún así no tengo llamadas ni siquiera un mensaje de mamá preguntando dónde estoy y eso me pone más nerviosa aún.

Llegamos y desde lejos pude ver que como era de esperarse mi madre me esperaba afuera de la casa. Sentí un nudo en el estomago al verla. Bajamos del taxi y caminamos frente a ella.

-Sabía que te habías ido por tu propia cuenta.- dijo agitando la cabeza de un lado a otro tan pronto como nos vio. -¿Y quién es este?

-Soy Arnold, el novio de Aria.- respondió antes de que yo pudiera decir una sola palabra.

Mis ojos se abrieron como platos al escuchar lo que dijo. ¿De qué me perdí? ¿Desde cuando somos novios?

-¡Novios! Lo que me faltaba- gritó mi madre.

-Puedo explicarte...

-¿Explicarme que?- me interrumpió. -No hay nada que explicarme. Sabes perfectamente que no tienes permitido tener novio y eso no va a cambiar. Tú tienes que enfocarte en tus estudios aún, este muchachito solo servirá para distraerte.

-Señora le prometo que eso no pasara yo me encargaré de que Ari siga enfocada en la preparatoria.

-Mejor ni hables, solo mira lo que hicieron hoy, se largaron no sé dónde y ahora vienes con las mejores intenciones. - dijo mi mamá soltando una de sus carcajadas sarcásticas.- Y vete de aquí por favor que no te quiero volver a ver con Aria.

...

Después de que mi mamá corriera a Arnold de esa manera, hizo que me metiera a la casa sin siquiera dejarme decirle adiós. No puedo creer que ese cabeza hueca haya dicho que somos novios.

-¿Qué hizo qué?- gritó Leah del otro lado del teléfono. - ¿Desde cuándo? cuéntame todo.

-Desde nunca! El jamás me pidió ser su novia, el solo cree que puede hacer lo que quiera.  Ha tomado la decisión por sí solo o que sé yo.

-Quizás es porque ese chico está loco por ti, Ari. Vamos solo disfrútalo, no volverás a tener la oportunidad con un chico así jamás en tu vida.

-Pero ni siquiera lo conozco Leah. Ni el a mi, aún que eso no fue impedimento para besarme.

-¿Lo besaste?- volvió a gritar como loca.

-¡Nooo! El me beso. - aclare de inmediato.

-daa.. Es lo mismo, tonta.

-no, no es lo mismo, el me beso de sorpresa, fue como... no sé, ese momento fue demasiado extraño.

Me quede en silencio un momento intentando entender todo de nuevo.

-¿Aria, sigues ahí?

-si si... - vuelvo a la realidad.

-¿En que piensas? Exactamente, a que te refieres con "demasiado extraño"

-No lo sé Leah, me llevó a la azotea de el edificio de la compañía de su padre, estábamos solo yo y el allí dentro, me estaba enseñando la hermosa vista, me iba a llevar a ver más de cerca y justo cuando volteé pude ver de reojo a alguien parado en la puerta, pero no era cualquier persona, Leah, me pareció ver a Alan. Quise voltear bien para comprobarlo pero fue justo en ese momento cuando Arnold me beso como si se hubiera dado cuenta de que  lo había visto y no quisiera que me diera cuenta, pero cuando se lo pregunte me miró como si estuviera loca.

-No te enojes, pero creo que tiene razón, te estás volviendo loca. ¿Qué haría Alan ahí y porque Arnold no querría que lo vieras?

No me molesto que me llamara loca ya que en este punto hasta yo misma lo creía. Y la verdad no tenía ninguna teoría para explicarlo o para responder a sus preguntas.

-No sé, te juro que no lo sé. Pero yo sé lo que vi.

-¿Y porqué no lo seguiste?

-Si lo hice pero no pude alcanzarlo y cuando llegue afuera ya no había nadie, solo vi la puerta de un taxi cerrarse e irse rápidamente. Pero no puedo asegurar que haya sido tomado por la persona que salió del edificio. No lo sé, pero aquí ocurre algo extraño.

-Solo olvídate de Alan, ya no le des más vueltas a esto.

La respuesta de Leah me molesto un poco, Alan es alguien a quien no puedes olvidar así como así. Y aún que pudiera la verdad es que aún no quiero hacerlo.

Seguimos hablando de otras cosas sin importancia y finalmente después de una hora hablando colgué. Debía dormir temprano aún que no sé cómo lo aré si mi cabeza está vuela loca, cosa que al parecer ya se está volviendo costumbre.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora