Capítulo VI

75 8 0
                                    

Flash Back
No podía creerlo, había ido a la tienda con la idea de conseguir una túnica de gala nueva ya que su modista personal había puesto el grito en el cielo alegando que no podría hacer un trabajo sublime con tan poco tiempo. Y tenía que encontrarla a ella precisamente.
Merlín lo odiaba, o quizás el karma al fin estaba pasándole factura por todos sus pecados.
Pero veía perfectamente que la leona de cabello castaño no estaba en su mejor momento tampoco, en contraste con la lunática, quien iba de aquí para allá embelesándose con todo lo que veía, Granger estaba esquiva y callada, casi ofuscada.
Rodando los ojos, se dio una palmada en la frente mental. No podía creer que él, un digno Malfoy, estuviera tratando de dilucidar los pensamientos de una asquerosa sang... Joder, ni siquiera podía pensarlo.
Recostándose ligeramente en una pared, oculto a los ojos de las féminas, decidió darle a la greñuda muchacha una razón para alegrarse. Oh sí, la buena acción anual de Draco Malfoy.
Con un hechizo, transmutó uno de los vestidos del final del perchero que revolvía Hermione con desgana. Ni siquiera necesitaba ver lo que hacía para sentirse seguro, simplemente debía concentrarse en los colores y las formas presentes en su imaginación.
Finalmente, la mujer terminó de pasar las prendas, llegando a su obra maestra. Sonrió con autosuficiencia al observarla embelesada, pero su gesto cambió al instante al ver como la leona lo rechazaba con un leve movimiento de la cabeza.
¿Cómo se atrevía?
...
Furioso aún, entró apareciéndose en la sala de la mujer que había pasado por su cabeza durante todo el día. Deseaba fervientemente asustarla, como una pequeña venganza por lo ocurrido en la tienda de ropa, incluso sabiendo que ella no tenía idea de que el vestido había sido obra de él y de que (al final) se saldría con la suya, de una u otra manera.
Pero sabía que ella lo había recordado al ver la fina prenda, y eso era motivo más que suficiente para que el príncipe de las serpientes deseara venganza.
Sin embargo, ella no estaba allí. Con un suspiro irritado, se fijó en el estúpido reloj muggle de su muñeca, comprobando que sólo faltaban treinta minutos para partir. Se le hacía raro no verla lista o, al menos, terminando de retocarse frente al espejo.
Con ansias de burlarse de ella mientras se maquillaba, ingresó a la habitación sin pudor, encontrándola sumida en la penumbra. ¿Qué sucedía allí? ¿Dónde estaba Granger?
Con irritación y una pizca de preocupación, se adentró en el dormitorio hasta ver la puerta del baño entreabierta. Al asomarse y ver el dormido rostro de la joven en la bañera, simplemente ató cabos y tragó saliva... Ya casi no habían burbujas, si tan solo se aproximara un poco...
Como si la idea quemara, se alejó todo lo posible, saliendo hacia la sala. Maldición, tantos días sin sexo realmente estaban haciendo mella. Suspiró, debía despertarla o llegarían tarde, pensó mientras miraba hacia el gran reloj de la sala.
¿6:30? ¿Qué sucedía?
Y entonces recordó... Él debía darle cuerda o algo así al estúpido reloj muggle. Al mirarlo detenidamente, lo comprobó. El segundero no corría.
Con un bufido, se sentó en la sala de estar, le esperaba un largo rato de aburrimiento hasta que la leona abriese los ojos
Fin del Flash Back

Y ahora, esa mujer tan resuelta, esa mujer a la que tuvo que engatusar para lograr que usara un vestido que había estado inspirado en ella principalmente, esa mujer que había sido tan importante para aquél joven enamorado que había sabido ser, intentaba desesperadamente que él no viese las lágrimas que brotaban de sus ojos ni percibiese el temblor de todo su cuerpo.
Apenas había terminado el altercado en el restaurante, se habían movilizado al ministerio, iniciando a movilizar todos los grupos necesarios para perseguir a esos alborotadores.
Hermione había corrido de aquí para allá junto al rubio, mandando aurores, gritando a diplomáticos y apurando a mensajeros. Una verdadera leona furiosa al ver que había quienes osaban poner en peligro donde ella gobernaba. Con inteligencia, enviaba a cada quien a cumplir la tarea que mejor se le daba, recordando fortalezas y debilidades de sus mejores miembros.
Finalmente, se había reunido con el cara rajada, la comadreja y él en su oficina, con un semblantes serio y una voz segura al afirmar:
-Apenas tengamos la información suficiente iremos a buscar personalmente a quienes estén detrás de todo esto-
-¿Quién te da la autoridad de mandarme, Granger?- con una ceja alzada, el platinado defendió como supo su naturaleza de ir en contra de la Gryffindor
-Oye, más respeto tu...- inició Ron, pero fue interrumpido por Hermione, quien alzó una mano firme frente a su amigo para pedir silencio
-Te recuerdo que, mal que te pese, soy tu jefa Malfoy- dijo la castaña –Pero si no tienes los pantalones para el puesto puedes irte-
Guardando silencio y con el ceño fruncido, el ojigris decidió morderse la lengua para no decirle algo fuerte a la castaña, quien, masajeándose las sienes, continuó
-Malfoy y yo nos quedaremos aquí, él es jefe de aurores y podrá cumplir su deber como le corresponde... No quiero comentarios Ronald, solo váyanse... los necesito frescos y listos para partir-
Sus dos amigos de la infancia se levantaron sin más palabras, despidiéndose de ella con una mirada. De todas formas, un último comentario llegó a sus oídos mientras se hundía en una conversación con Malfoy.
-Es un ex mortífago, espero que Mione pueda quitarle toda la información necesaria...-
...
No podía enjugarse las lágrimas, maldición. No mientras él la miraba fijamente como sabía que lo hacía en ese preciso momento. Porque mientras trataba de concentrarse en escribir cartas a las autoridades mágicas internacionales y buscar diversos documentos y permisos, sentía esa pesada mirada sobre ella, como un peso de plomo que la hundía. Pero no podía contener las lágrimas, simplemente estaba aterrada.
¿Acaso Lord Voldemort había regresado?
Tomando la pluma con más firmeza de la necesaria, se propuso arreglar un borrón causado por una lágrima inoportuna, pero lo hizo con tanta fuerza y temblor que atravesó el pergamino.
-Por Merlín...- mordiendo suavemente sus labios, se dispuso levantarse para buscar uno nuevo, pero una mano asió firmemente su muñeca y unos ojos plata se clavaron como puñales sobre ella.
-Deja de martirizarte Granger, en serio- la voz ofuscada de la serpiente no ayudaba, una gran culpa cayó sobre la ministro
-No lo decían en serio- murmuró entrecortadamente
-¿Qué dices?-
-Que Ronald es un imbécil, no te quiero en la búsqueda para sonsacarte información- el cuerpo de la muchacha comenzó a temblar notoriamente –Draco... Tengo... Tengo miedo, no puedo soportar no saber si...- y sin decir más, rompió a llorar quedamente
Draco quedó ensimismado observándola. Su cabello estaba revuelto, su cuerpo temblaba y las mangas de su camisa estaban desabotonadas y bamboleantes, dejando ver esas asquerosas palabras en su antebrazo izquierdo.
Sin pensárselo más, la tomo en brazos para consolarla.
Hermione se congeló al momento de sentir el abrazo protector que le daba el heredero de los Malfoy, pero no era momento para pensar. Simplemente se aferró a él hasta calmarse.
-No la cubriste- la ronca voz la despertó de su ensimismamiento y parpadeó confundida –Las palabras en tu brazo, no las cubriste-
-Oh- la castaña se frotó el antebrazo distraída –el hechizo de maquillaje debe refrescarse en la mañana y en la noche, con este jaleo lo he olvidado-
-Hum...- el platinado estaba pensativo, pero no agregó nada más –Bien, si ya te sientes mejor creo que es mejor que me vaya a...-
La frase se le cortó en la garganta al sentir como ella se aferraba con fuerza al pecho de su camisa, mirándolo con pavor
-No te vayas- al pronunciar la frase, el labio inferior de la fémina tembló levemente –Necesito estar con alguien, te necesito... Tú también estás marcado como yo por aquella estúpida guerra- concluyó, aferrándose ahora al brazo izquierdo del hombre.
Y, estupefacto, el Malfoy se quedó donde estaba, consolando y dejándose consolar por aquella valiente mujer que lloraba en su pecho

Let me goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora