Capítulo VII

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  - De este modo, creo que, como Ministro de Magia actual, en pleno ejercicio de mis facultades mentales, dejo establecida y sin lugar a dudas mi determinación de partir yo misma junto a mis aurores, con el fin de investigar y detener los ataques ateriormente mencionados- Maldición, Godryc Gryffindor debía estar orgulloso. Hermione no dejó que su voz vacilara en lo más mínimo, aunque en su interior lo único que quería hacer era esconderse bajo las sábanas como cuando niña.
La asamblea del Wizengamot, el consejo mágico, se reunía en torno a ella, junto a todos los representantes de los distintos gabinetes del Ministerio.
-Pero, señora ministro, si me permite la impertinencia - El señor McBriggs, presidente de la sección contra el uso indebido de magia, se había puesto de pie - Tiene usted a muy capacitados aurores, no es necesario dejar al garete algo como el Ministerio de...
- No pienso hacer tal cosa- El tono tajante y la mirada directa de la leona hicieron cerrar automáticamente la boca al hombre. Esa mujer sabía imponer autoridad cuando lo requería - Si he tomado esta decisión, es porque confío plenamente que en mi ausencia los encargados provisorios podrán con la responsabilidad que significa cubrir mi puesto por un tiempo. ¿Acaso es preferible que me quede en la seguridad de mi oficina mientras envío a otras personas al peligro? Les recuerdo que en el gabinete de aurores tengo amigos que quiero tanto como a mi familia y que yo misma he sido auror antes de ministro. - los ojos de la castaña parecían chispear. -¿Quieren un líder que se esconda cuando todo se derrumbe? ¿O uno que vaya junto con ustedes, sin importarle si vive o muere? Porque no ignoro que eso podría suceder... Pero no tengo miedo, me he enfrentado a la muerte antes y no dudaré en hacerlo de nuevo, si eso significa conservar la paz por la que hemos luchado tanto-
Dio un respingo cuando sintió los aplausos que la rodearon. Había estado tan inmersa en su discurso que no había prestado atención a como el auditorio iba contagiándose de esa extraña emoción que la poseía a ella. En medio de la marea de gente que la vitoreaba, encontró a una persona quieta, con los brazos cruzados y muda. Extrañamente, en sus ojos creyó ver una chispa de... ¿Orgullo? ¿Por ella?. La sensación se desvaneció cuando el rubio se puso de pie, llamando al silencio.
-Como presidente del departamento de aurores, les aseguro a todos que mis mejores hombres escoltarán a la ministro todo el tiempo. No hay de qué preocuparse, es claro que defenderemos indudablemente una persona tan... Preciada e importante- el tono sarcástico con el que pronunció las últimas palabras hizo arder la sangre de Hermione. Casi sentía el tono que tenía Malfoy al decirle "sangre sucia". Carraspeó suavemente para que no se le notara la ira al decir
-Se cierra la sesión. Aurores, por favor apréstense a partir cuanto antes-
...
La puerta se cerró con fuerza antes de que se permitiera derrumbarse. ¿Qué demonios pensaba esa mujer? Maldita y mil veces maldita leona. Y malditos Potter y Weasel por no convencerla de quedarse. Y maldito McBrigss por no sonar más firme. Y malditos.... Ya pensaría en qué más maldecir.
Suspiró nuevamente, girando su cabeza en un intento vano de reducir el stress que sentía. Su ahora ahora-ex-esposa seguía en la mansión que compartían, por lo que no quería volver. No en el estado en el que se encontraba, ya que la noticia de que la valiente Ministro saldría a la carga se había esparcido como pólvora y Astoria no dudaría en echarle en cara que se alterara por la seguridad de una sangresucia.
Miró con desgana su escritorio mientras doblaba las mangas de su camisa. Si iba a pasar tiempo extra en esa bendita oficina, al menos se aseguraría de dejar todo más que listo.
...
La fresca brisa matutina se abría paso entre las calles y callejones de un Londres que apenas comenzaba a pensar en desperezarse. Los más madrugadores comenzaban a despegarse como podían de las sabanas para empezar un día que insinuaba un abanico casi infinito de posibilidades. Los cálidos y tímidos rayos que se abrían paso entre la oscuridad cada vez más tenue jugaban a sacar reflejos en todas las superficies posibles, un retrato que llenaba de positividad a quien lo viera.
Salvo a cinco personas en un callejón del Londres mágico que habrían dado cualquier cosa por no estar en el lugar en el que estaban. Kingsley fue el primero en hablar, un poco contrariado:
- Esta segura que su presencia es completamente necesaria en esta misión, señorita Granger?
La castaña asintió con firmeza, cuidando no dejar temblar su voz al hablar
-Sera solo una misión de exploración, y hay ciertas variantes y datos que quiero analizar lo más rápido posible.
Ignoro que el rubio a su lado rodaba exageradamente los ojos y se contuvo para no lanzarle una mirada de fastidio o un comentario mordaz. La serpiente era tan... Desconcertante. Primero la consolaba como un amigo y luego se pasaba los días huraño, como buen reptil que era.
-Harry, Ron, pueden adelantarse. Malfoy y yo los seguiremos luego de finalizar los detalles confidenciales ¿De acuerdo?
-Pero Hermione...- El de anteojos estaba reacio a obedecer esa consigna de su amiga -Sabes que puedes confiar en nosotros, también queremos saber detalles de la misión en la que estamos
-Harry, ya hemos hablado de esto- La castaña apretó los párpados antes de volver a fijar la mirada en los dos chicos que tenía frente a ella, ambos con miradas de preocupación y un poco dolidos -Necesito tener una decisión clara antes de transmitirles todos los detalles, créanme, no pude hacerlo en la oficina y realmente necesito que ahora...
-¿Es que no oyes a Harry, Hermione? - como era de esperarse, la paciencia de Ron había acabado -¡No queremos ir a una misión a ciegas! ¿No confías acaso en nosotros y sí en este hurón?
-¡No quiero que tengan información innecesaria!- un escalofrío recorrió sutilmente a los hombres alrededor de la ministro, la chispa en sus ojos delataba furia -Créeme Ronald, cuanto menos detalles sepan, cuanto más básica sea la información que manejen, mejor para ustedes. En especial en estas misiones a ciegas, de reconocimiento, si llegaran.... Si los atraparan, no podrían sacarles información aunque intentaran- La muchacha tragó grueso, por un segundo mostrando el pánico que esa idea gestaba en su interior, pero se recompuso lo mejor que pudo - Malfoy y yo somos mejores en oclumancia, podríamos bloquear más cosas, verían que nosotros tenemos barreras mentales y ustedes no. No hay necesidad de perder tiempo con.... Yo solo....
Antes de que su fachada se derrumbara del todo, sintió a sus amigos darle un estrecho abrazo antes de desaparecer sin alegar nada más. Tomó una profunda bocanada de aire para bloquear su miedo antes de encarar nuevamente al hombre mayor frente a ella
-Kingsley... Cuida de todos en mi ausencia, por favor- el tono quebrado de Hermione hizo que el rubio la mirara fijamente. Eran pocas las veces que veía a la chica tan expuesta... Tan sincera. Sacudió la cabeza para borrar esos sentimientos, debía convencerse de que estaba allí por trabajo y nada más.
-Oh Hermione, siempre has tenido más valor y entrega del que pueda creer- con un suspiro, el mago puso una mano en el hombro de la jovencita -Tan solo sigue el itinerario que marcamos, ya conoces los dos puntos seguros, ten cuidado en el punto b y recuerda- la mano en el hombro se movió a la coronilla rizada, como un profesor felicitando a una pequeña alumna - la fe que todos tenemos en ti y en tu trabajo no es en vano, confía en nosotros -una pequeña mirada hacia Draco le dio a entender que se refería tanto a ellos como a Harry y Ron, y a todo el personal en general. Más conmovida de lo que esperaba, hizo un esfuerzo monumental para contener las lágrimas ante la despedida de Kingsley antes de desaparecer - Que tenga una exitosa búsqueda, señora ministro, y sepa que no por nada es la más brillante bruja de su generación.
...
-¿Qué es este lugar?
La voz de Draco quebró el silencio. La leona elevó durante un segundo una mirada confundida antes de devolverla al caldero que removía cuidadosamente, para no desperdiciar una sola gota de poción. Apenas Kingsley había desaparecido, Hermione había tomado a Malfoy del brazo, los había aparecido en un claro de un bosque donde estaban los otros dos y, sin mayor charla, había comenzado con todos los detalles finales para la expedición del día siguiente.
Estaban en el punto seguro número 1, y todo lo que hicieron durante el día estuvo estrictamente dirigido a preparar los suministros para una rápida misión de rastreo y recopilación de información al día siguiente. Se aparecerían en dos antiguas bases de mortífagos, con el fin de encontrar alguna pista, algún indicio o lo que fuera. Como sabían que existía la posibilidad de encontrar algún grupo o sufrir un ataque, el Harry y Ron habían recolectado diversos ingredientes durante todo el día, mientras Hermione y Draco se encontraban preparando y embotellando una variedad de pociones rápidas de hacer pero potentes, en especial de regeneración, de curación, revitalizantes y anti-venenos. Ahora, el rubio y la castaña terminaban las últimas mientras Wesley y Potter acababan un mapa con el itinerario de la misión a pedido de Hermione.
Algunas costumbres de la escuela no desaparecían jamás, pensó la castaña al ver la cara de fastidio de sus amigos ante el pedido.
-¿Qué es?- la leona parpadeó confundida, la voz un tanto ronca luego de estar expuesta a los vapores de las pociones a lo largo del día.
-Sí, no creo que la ministro, la señora oh-quien-todo-lo-controla haya escogido un bosque al azar, ¿No es así?- la sonrisa ladeada de la serpiente era lo único que hacía notar que su tono filoso no estaba pensando en ofenderla, no seriamente al menos.
-Y yo creyendo que podrías preguntar algo de forma madura algún día- la chica rodó los ojos antes de contestar - Mi padre tenía una colección de enciclopedias con paisajes de toda Gran Bretaña, mi favorito era el dedicado a bosques y reservas en ellos. Este lugar era mi bosque preferido
-Oh, por Merlín- Draco trato de esconder una pequeña risa con un carraspeo, pero no le funcionó -Hasta como una niña eras una insufrible ratón come-libros
-Y tú probablemente hayas sido una serpiente asquerosa y cruel desde tu primer llanto, y no me oyes llorar por eso, Malfoy- retrucó ella
-Touché- el rubio levantó el último frasco que acababa de sellar con un hechizo como si fuera una copa en un brindis- Por los bosques, las serpientes y los ratones, señora Ministro
-Y por una buena búsqueda, señor Jefe de aurores- con una sonrisa cálida, chocó el frasco con el del Slytherin, pidiendo desde lo más profundo que el día siguiente le diera respuestas útiles.  

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⏰ Última actualización: Mar 28, 2017 ⏰

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