Capítulo 1. El principio.

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Martes 13 de diciembre de 2055. Hoy tengo día libre, Pero quizás según el dicho no sea buena idea salir a comprar los regalos adecuados de estas fechas que se aproximan. Que más da, intentemoslo, ¿que más puede pasar después de la trágica muerte de tu padre y una disminución de sueldo?

Pocas cosas que comprar, poco dinero, poco tiempo y sobre todo pocas ganas, todo se ajusta al mismo adjetivo. Quiero pensar que es una casualidad, todo el mundo tiene días malos, hoy me ha tocado a mí. Mi nombre es Adriana, tengo 23 años, independiente desde los 20, dos meses después de mi importante accidente de tren, decidí abandonar mi antiguo trabajo y dedicarme a estudiar economía y política o a trabajar en lo que verdaderamente me gustaba, que es lo que realizo actualmente; estaba indecisa. Tengo tiempo para contar mi accidente asique voy a hacerlo.

<Una mañana cualquiera, sobre las 7:30 am, me dirigía a mí trabajo que se exponía a 20 minutos andando desde mi piso en el Centro de Glasgow, 12 mimutos o así en tren. Debido a las horas en las que nos encontrábamos no había mucha gente en él, aunque sí estaba esa chica, con la cara como si la hubiese arañado 4 gatos, picado 9 abejas y pegado como un saco de boxeo, como todos los dias. Siempre la observaba; me llamaba la atención, su estado no debía ser muy bueno, o al menos eso demostraba su cara.

Ella también me miraba con sus ojos marrones brillando debido a la luz de bajo consumo que parpadeaba en el "techo" del tren, o quizás había llorado, o fumado, o dios sabe qué. Muchas veces me han entrado ganas de preguntarle si necesitaba ayuda pero su vestimenta me alejaba de mi pensamiento, siempre el mismo estilo, falda corta, camiseta que dejaba ver con timidez el ombligo y botas altas que acababan en punta, pocas veces la veía con chaqueta. Sus piernas y brazos tampoco estaban en buen estado, su pelo no era de haberse peinado y sus manos y labios tiritaban de frío, aunque quisisese ocultarlo. "Farol Street, siguiente parada" anunciaba una voz varonil y dormida por el megáfono. Ella se quedaba allí, esperando una o dos paradas más como mucho, ya que sólo había 4 y dos de ellas las pasábamos enfrente. Con breves turbulencias el tren frenaba poco a poco. Paramos. Se abrieron las puertas y bajé con el sonido chascante de mis botas contra el suelo. Me dirigí al Edificio Floral Office 1 y pillé el ascensor, se acercaba la hora de entrada y ese dia llegaba un poco más tarde. En la recepción de la duodécima planta en la que me encontraba se hallaba una chica con aspecto patoso, ¿y Alex, dónde está? Me empezé a poner nerviosa. Alex era mi mejor amigo y mi vecino, quería saber el por qué de su falta al trabajo. Así pues me dirigí al despacho del Sr. Rangoun, con el que tenía mucha confianza ya que era el mejor amigo de mi padre. Interrogé a mi jefe acerca de Alex descontroladamente. El Sr. Rangoun no me caía bien, era un poco baboso en cuanto al tema con las mujeres, no tenía tacto ninguno; pero su dedicación al mundo del diseño y arquitectura y su pasión hacia el patrón yvla elegancia era increíble. Aquel señor de barba canosa, intentó calmarme ofreciendome un vaso de anís. Yo lo rechazé, no estaba para bromas.

-Necesito saber donde esta Alex, el nunca falta al trabajo, nunca, ¿que motivo ha sucedido para que hoy lo haga?- pregunté al Sr. Rangoun. No hubo respuesta, ya que el creía que era una pregunta retórica pero no, no lo era. Me hice la tonta ante su ignorancia e intenté hacerle pensar que empezaría con mi trabajo como cada mañana.>

Pensamientos en voz alta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora