Mis manos estaban sudadas,frías,realmente había sido una locura.
Encendí la lámpara y me levanté para ir hasta la cocina,de repente me había dado sed.Tenía miedo,estaba aterrada ¿Por qué había soñado eso? ¿Era Dean el hombre del objeto filoso? Y si era él ¿por qué intentaba matarme?,porque supongo que eso quería hacer.
Bajé las escaleras y abrí el refrigerador para tomar un vaso de agua,me senté en la mesa,sin poder dormir,miles de preguntas rondaban en mi cabeza.
[...]
Narra Dean
Estacioné el auto frente a la casa de Roman,me bajé y caminé hasta el timbre.
—¡Voooy!— escuché que gritaron desde adentro.
—¡Dean!— saludó la mujer sonriente— ¿Vienes por Joe?
—Hola,Galina—Saludé cortés — Si,así es ¿esta listo?
—Él...
—¡Tio Dean!— gritó la pequeña desde el sofá. Esa niña se había ganado un privilegiado lugar en mi corazón.
—¡Hola,traviesa!— la tomé en mis brazos y le di un sonoro beso en la mejilla.
—Papá está por bajar— sonrió inocentemente,luego Galina se adentró a la casa y la pequeña Joelle se acercó a mi oído y susurró algo que me dolió mucho.
—¿Entonces,por eso estás triste?— le pregunté acomodando un mechón de su rebelde cabello.
—Sí — confesó mirando al suelo,en los ojos podía notar toda la tristeza que estaba sintiendo.
—No te preocupes,traviesilla,lo vamos a solucionar— le Sonreí,dándole a demostrar que todo estaría bien,aunque no sabía si así serían las cosas.
—Gracias tío — me abrazó — Becky tiene mucha suerte de tenerte — abrí la boca sorprendido,no sabía que decirle— ¿Cuando iremos al zoo con ella?
Sus ojitos eran tan inocentes,tan luminosos ¿que iba a decirle? Con todo lo que sus padres estaban pasando,no quería decirle que lo de Rebecca y yo...,bueno,simplemente había sido un error.
Diablos,como hacía daño pensar en eso.
—Pequeña,nosotros...— Iba a armarme de valor y decirle,pero una voz masculina y fuerte nos interrumpió.
—Hermano — saludó Roman con una palmada en mi hombro.
—¿Que pasa,Reigns?— le sonreí— ¿Nos vamos? Es tarde.
—Claro— tomó su bolso y sus lentes de sol— Nos vemos,cariño,te amo— dio un beso en la frente a la niña y la dejó nuevamente en el sofá mirando caricaturas.
Entramos al auto en un inusual silencio. Normalmente,solíamos reír y decir boberías de camino al gimnasio,pero hoy era diferente,cada uno iba en su mundo,yo pensaba en...,tantas cosas,mientras que él,seguramente pensaba en su hija o en su matrimonio,realmente Roman no era un tipo de temer a los problemas,así que me preocupaba verlo así.
—No me pediste conducir hoy— rompí el silencio. Él volteó hacia mi y luego de un segundo,volvió a fijar su vista a la calle.
—No tengo ganas de conducir.
—Lo sé,tendríamos un accidente si manejaras con ese ánimo.
Soltó una ligera risa.
—Me estoy derrumbando,amigo— me miró.
—Joelle me contó lo que pasó — confesé — Estoy contigo,hermano.
—Gracias,Dean— me regaló una sonrisa— eres el mejor.