23. Confesiones.

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Cuando Leo finalmente entró en la habitación de donde provenía el olor de su compañera, la imagen que se encontró al entrar lo hizo querer volver atrás y masacrar al humano con sus propias manos.

Cuando horas antes la humana informática había podido infiltrarse en las cámaras y registros municipales, de tráfico y de negocios privados todos los hombres disponibles se habían preparado para enfrentarse a un pequeño ejército. Todos temiendo que el secuestro hubiera sido perpetrado por algún grupo de odio a las especies o por alguna célula perdida de Mercile. 

La chica Rata declaró horas después que el lugar donde la joven se encontraba estaba a unos 45 minutos de la reserva y que  estaba a nombre de la familia del cocinero humano.

También se enteraron de que el joven estuvo acudiendo a su puesto de trabajo sin retraso y con buena cara. 

La chica de los ordenadores les entregó incluso copias de sus compras y de sus cuentas. Al parecer el humano estuvo comprando y pago con tarjeta de crédito.

 Había que admitir que la chica Rata era muy buena. la joven hizo más en 6 horas delante del ordenador que todos los investigadores que se habían dedicado a buscar a Lucy. 

Así que cuando entraron en la vivienda la mayoría de los agentes se quedaron haciendo guardia fuera , por si había alguna sorpresa . Y accedieron al interior un equipo de 4 hombres. El equipo estaba formado por Valiant, Trey, Marc y Leo. 

Realmente los tres primeros no se ocuparon de detener al humano, más bien su misión fue evitar que Leo lo matara nada más verlo.  

Trey ató al humano mientras Marc y Leo se ocuparon de sujetar a Leo. Después de que el prisionero fuera sacado de la cabaña Leo se encaminó a la habitación donde se encontraba su compañera. 

Al entrar la imagen que se encontró lo dejo paralizado.

Su compañera, su hermosa compañera se encontraba atada a la cama. Llevaba una mordaza que le tapaba la boca iba vestida de látex negro con una especie de corsé que oprimía su cintura ,abarcaba y elevaban sus perfectos pechos. En sus pies unos zapatos altos y sexis.

Ese humano iba a morir.


-Nena?

Ella lloraba y temblaba mientras lo miraba. Él se acercó y le quitó la mordaza de la boca. 

-Has venido. sabia que vendrías . No lo dude ni por un minuto. 

-Pequeña ,estás bien?

-No. Pero sabía que venías. 

-Te ha hecho  daño? Ha...?

-No. Pero me duele todo el cuerpo y los pies. Mucho.

-Ahora mismo te suelto, pequeña , iremos a casa, y nunca más te alejaras de mí , ni volverás a salir de la reserva sola.

Ella pudo apreciar el pánico en la voz de él. Parecía aterrado, sin duda los últimos días los había dedicado a buscarla. 

Al final no se pudo soltarla de inmediatamente. Sino que fue necesario buscar las llaves de las esposas. Cuando la soltaron ella no fue capaz de moverse sola. Ni siquiera de quitarse sola los zapatos, y entre lágrimas le pidió a Leo que se los quitara él. 

 Leo no se esperaba que el hecho de quitármele los zapatos diera lugar a tal estado de desesperación. Cuando finalmente logró retirárselo tuvo que volver a tragarse la ira. Sus pies estaban amoratados e hinchados, los dedos parecían pequeñas salchichas y tenía todas las venas de los píes marcadas. 

Leo (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora