12. OJOS EN LA NOCHE

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Leo sé acomodo en su rama habitual. El robusto árbol que había junto a la cabaña de su compañera era ideal para sus dos labores. 

La número uno, mantener a todas esas humanas a salvo. Y la segunda, ¿Por qué negarlo? Espiar a su mujer.

Esta noche a la única que tenía que cuidar era a su pequeña compañera. Las demás pasarían la noche en casa de su hermana Tammy y Leo confiaba en que Valiant mantendría a las pequeñas a salvo.

Por muy cabreado que estuviera con Valiant decidió esperar a la mañana siguiente para plantarle cara. El hecho de que hubiera permitido que su compañera  abandonara la reserva acompañada de un humano le enfurecía sobremanera . La sangre correría.

Primero la sangre de Valiant y después la sangre del humano que se había atrevido a tocar lo que es suyo. Dejaría al humano con vida, única y exclusivamente porque había escuchado los comentarios de ella sobre lo  aburrida que había sido la velada. 

Y al aspirar su olor tampoco detectó el del humano. Sólo un tenue olor a excitación femenina. Por suerte parecía un olor que apenas empezaba a surgir. Así supo que se excitaba por la visión y el tacto de su propio cuerpo.   El macho humano no tenía nada que ver. Eso le salvó la vida.

Sólo recordar lo caliente y húmeda que estaba en sus brazos. Tan suya. Le gustaba sobre todo la ropa interior que llevaba, tal vez se la había puesto para el humano, pero fue el quien vio su piel satinada enmarcada por todo aquel encaje. Tan frágil.

Mientras estaba cavilaba en sus pensamientos, ella apareció en la estancia. Ahora llevaba una pequeña bata. Estaba tan hermosa. Se acercó a la ventana y la abrió ampliamente. Le gustaba que Entrara la brisa nocturna. 

Leo aprovechó para apreciar desde las sombras su rostro todavía crispado. Esa mujer tenía demasiado carácter. Se metió la mano en el bolsillo derecho de sus vaqueros, extrajo la tela que allí guardaba. 

Todavía no podía creerse lo que había hecho esa pequeña descarada. Llevaba el tiempo suficiente viviendo entre especies para saber que el sentido del olfato era muy importante entre los especies.

Una vez más se llevó la prenda a la cara. La erección que todavía no le había abandonado, le reclamó su atención. Prefirió ignorarla y seguir admirando el espectáculo  ante el. 

Ella se quitó la bata, estaba desnuda , y se subió sobre la cama. el no se esperaba que estuviera desnuda. Nunca se media en la cama así. Era toda una sorpresa.

Una sorpresa muy agradable. Tan absorto estaba en ello que se perdió el momento En que ella sacó un pequeño aparato de la mesilla de noche. El zumbido fue instantáneo . Leo abrió los ojos ampliamente. Alucinante. Su compañera estaba usando una cosa de esas que vio en esos vídeos de sexo.  El no creía que las mujeres normales usarán eso. 

Se le informo que la mayor parte de cosas que salían en los vídeos de sexo humano no eran realistas. Leo estaba dispuesto a permitir que ella usará ese aparatito para darse placer, pero si quería invitar a otro macho o a otra hembra a las relaciones sexuales Leo se plantaría. Sólo el le daría placer a su hembra.

-Aaaah, si... Ohhh 

Cuando le llegó los gemidos no se pudo contener. Mientras escuchaba a su compañera se arrimó las bragas de su compañera a la cara, aspiro su aroma. 

-Leo....

No se pudo contener. Todavía no la tocaría, pero no le parecía justo que ella fuera la única en recibir placer. 

Se abrió lentamente la cremallera de sus pantalones, lo cual fue incluso un poco difícil. Tal era su erección.

Y así mientras aspiraba el olor de su hembra y escuchaba como ella gemía su nombre, mientras fingía que su áspera mano era la delicada mano de ella, la acompaño en su orgasmo.

Y se prometió que sería el primer orgasmos compartido de muchos otros.

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Poco después  Lucy todavía se preguntaba que bicho le había picado para comportarse de aquella manera.
Vale, era cierto que la mayor parte de sus comportamiento fue espontáneo del momento. 

Pero todo el tema de las braguitas , eso era diferente. Se enfadó y le arrojo sus bragas.

Pero es que ese hombre era un descarado. Entrando en su casa y exigiéndole cosas. Menudo mamón. Esperaba que estuviera disfrutando de sus braguitas.

Se volvió a llevar las manos a la cara, tal y como llevaba haciendo desde que se el se marchó . La cara le ardía, a veces de vergüenza, a veces de ira.

Ella era muy consciente de que los especies relacionaban ante el olor, pasó mucha vergüenza cuando Tammy le explicó el motivo por el cual Valiant salió pitando de la casa, 14 días después de que se instalarán en la reserva. Desde entonces siempre estaba preparada para el intenso olfato de los especies.

Pero la noche anterior le había dado a un especie macho unas braguitas usadas y por sí fuera poco unas  que llevaba puesta mientras tenía un orgasmo. Sin duda el olor y la humedad de su excitación se quedaron impregnada en la prenda.

Que vergüenza, y que morbo.

Cuando el se había llevado las bragas a la cara y aspiro su olor casi se volvió a correr. De echo esa imagen era lo que evocaba cuando un rato después se masturbaba con su pequeño y coqueto vibrador.

No volvería a mirarlo jamás. No es que lo viera con frecuencia, después de todo no lo había vuelto a ver desde que se instaló en la cabaña.

Pero sabía que él frecuentaba los alrededores. A menudo jugaba con sus hermana. Sólo era a ella a quien evitaba. Y por sus palabras llegó a la conclusión que lo hacía por que la consideraba demasiado joven para el. 

Según recordaba el dijo algo sobre madurar y crecer. Que le estaba dando tiempo para ello. Eso solo podía significar que el la consideraba Suya. Tal como había visto que algunas especies consideraban suya a sus compañeras.

Tal como Valiant consideraba suya a Tammy . 

Pues de eso ni hablar. Tal vez si el se hubiera acercado antes y le hubiera mostrado su interés, ella no estaría tan enfadada, pero el hecho que se crea con derecho a decidir cuando es el momento y cuando no . Cuando ella estaba lista, o madura o lo que fuera le enfureció. 

Si ese gatito se creía que ella estaría esperando, iba listo.

Leo (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora