Cap 1 - Dósis de impugna

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La estoy viendo ... me duele tanto hacerlo.

Hola, me llamo Daniel González, sé que soy algo viejo ya a mis 67 años de vida pero mi soledad está siendo acompañada pobremente por estas líneas.

Mi historia no es más diferente o espectacular que la de otros, solamente es curiosa. ¡Y por qué digo esto?, permítanme contarles porque ahora el corazón que da vida a mi vida tuvo que soportar estar impulsado solo por sangre.

Yo era un chico de 14 años cuando todo comenzó, mis padres disputa tras disputa siempre acababan hiriéndose y por lo tanto hiriéndome a mi. Nos mudamos a la ciudad de Madrid cuando a penas aprendí a ligar con las chicas y pues bueno, nunca me fue mal. Ese mismo año pude darme el lujo de perder mi virginidad, no fue con una maestra como muchos quisiéramos pero fue algo que me marcó de por vida.


Recuerdo que esa tarde fui a casa de mi amigo Esteban, jugábamos juntos para el equipo de fútbol de la provincia, no era nada malo que digamos, en realidad era de los mejores del equipo. Llegué a las 3 de la tarde, me había enviado un e-mail desde el correo de su mamá para ir a practicar juntos o al menos eso pensaba. Cuando llegué su madre fue muy amistosa conmigo (cosa que noté rara) y me invitó a pasar, - Esteban llegará en un rato, lo mandé a hacer las compras. Justo en ese momento suspiré, recordé que Esteban era super lento para decidirse para cualquier cosa, sin mencionar que el supermercado más cercano quedaba a 1 hora y media en autobús. Solo me golpeé la frente y dije - diablos! perderé la práctica otra vez y encima estaré aquí sin hacer nada ya que no puedo volver a casa.

Su madre, una chica de pelo totalmente amarillo y un busto bastante seductor siempre me había gustado pero bueno a penas soy un chaval ¿qué podría hacer?¿invitarla al parque a comer dulces?. En ese momento perdí de vista a su madre y ya pasados 15 minutos estaba en la sala jugando con mi Gameboy, ya eran las 5 menos cuarto cuando mi cachibache (como le decía mi madre) me pedía a gritos algo de carga. Me levanté para dirigirme a la habitación de mi amigo, al igual que yo tenía uno e iba a tomar su cargador prestado, camino a la habitación, escucho a lo lejos del pasillos unos pequeños gritos, como si alguien estuviera en peligro, así que salí disparado hacía el ruido. 

Mi infancia quedó hasta ahí y no fue hasta que fisgoneé un poco que pude diferenciar gritos de auxilio de gemidos por placer. Inmediatamente me paralicé, pensé en actuar pero mi cuerpo no reaccionaba a mi mente sino a lo que mi 2da cabeza le decía.

Me estaba excitando viendo a su madre jugar con una especie de salchicha algo grande con luces y que hacía una clase de giros muy aleatorios, fue tanto la emoción que resbalé y entré de golpe a la habitación, me estampé la cara contra el suelo pero lo roja que me la puso no se compara a el rojo de la cara de ella.

Se detuvo y gritó ¡Qué haces aquí? Dios, estoy avergonzada ¿llevas mucho mirando?.                       Me levanté y la vi a los ojos estaba dispuesto a disculparme y justo cuando abrí la boca ella me obligó a cerrarla diciendo - ¿es eso una erección?.

No pude contenerme, en ese momento me tragé un nudo tras otro hasta que ella se quitó la sábana que cubría su sublime pecho, quedé atónito.

- ¿Quieres tocarlas?.

- ... ¿hablas en serio?, qu..qui...quiero pero.. joder debe de ser broma.

- Si no quieres sal de la habitación y vuelve cuando si seas un hombre.

Esa frase tocó algo en mi, esa esquina que tenemos los hombres, yo la llamo "el pene cerebral". Me armé de valor y dije - no sé que grado de hombría tengo, lo que si estoy seguro es que ese juguete tiene menos vida que yo.

Muy impactante pensé, nunca había tenido esas charlas, no con una mujer.

- Así que eres muy macho ¿no? ¿qué tal si me dejas ver un poco más?.

Y poco a poco me bajé los pantalones, por suerte esa mañana mi madre me había lavado los calzones boxer y gracias a Dios no tenían hoyos.

Ella me invitó a entrar a la cama, yo sin excusas obedecí, aún no me creía lo que pasaba y entré a un nuevo mundo cuando ella empezó a besarlo... ¿es esto real?¿acaso... estoy teniendo sexo?. Ella parecía muy conforme con el tamaño, nunca se quejó, inclusó se sorprendió al ver que actuaba tan natural. - ¿Es tu primera vez? dijo entre chasquidos y baba, - Pssss "presumí" ¿qué estás loca?, las chicas del vecindario se pelean por el; ella se rió y continuó, yo la acariciaba y a penas pasaron unos segundos comenzaba a sentir que me orinaba.

- Disculpa... debo ir al baño, regreso en un minuto.

Curiosamente no salió ni 1 gota y así pasaron 3 veces consecutivas en que pasados unos segundos en el acto sentía que me orinaba.

- ¿Te pasa algo? ¿no serán orgasmo cierto? a penas empezamos ya gimes como un niño.

En ese momento no pude ocultar más la mentira y confesé - Vale vale!! me has pillado, si es mi primera vez, nisiquiera se como va esto.

Ella sonrió y dijo - lo sabía pero lo prefiero así, desde ahora te enseñaré y te haré mi nuevo juguete, te acostumbraré a mi estilo.

2 horas más tarde eran las 7 o casi, me marché, Esteban jamás llegó, me preocupé y le pregunté por el - Oh descuida, lo tenía planeado, yo fui quien te envió el e-mail, el se quedó a dormir en casa de una tía, nos vemos pronto corazón y cerró la puerta. Me marché y en unos minutos llegué a casa, me sentía agotado pero estaba aún tan emocionado de lo que había pasado que no pegué un ojo en toda la noche.

A la mañana despierto y solo pensé - lo sabía, solo fue un sueño ... maldición !. Y justo cuando me dispongo a orinar siento ese ardor en mi amigo, lo miro y estaba cubierto de sangre, y el pedazo de tela que unía ambas partes ya no existía. - Oh por Dios! me cago en la madre que te parió ¿qué te pasó?, salí volando para llamar a emergencias y veo un mensaje de Anastasia (la madre de mi amigo): 

- Hola Esteban, disculpa que halla sido tan brusca contigo en tu primera vez, siento haber hecho que sangres. Te veo mañana a las 8, no me falles.                                                                                Besos :)

No me lo creía, todo había sido real, el mínimo detalle, la experiencia fue cierta. Ahora debía buscar la manera de revisar mi herida sin que mi madre o alguien cercano se enterase, así que me vestí y salí disparado pero cuando abro la puerta lo primero que veo es a Esteban, estaba esperándome afuera ¿qué querrá?¿no será que...? no, no puede ser ¿se enteró de algo?.


Dile que no al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora