Mientras mis ojos se cerraban mi subconsciente trataba de seguir activo pero la sobrecarga de adrenalina hizo un circuito en mi mente logrando que colapsara.
Sentí como se cortaba el suministro de aire, no podía controlar mi cuerpo, mi mente sólo recordaba a mí madre convulsionando y aquellos ojos verdes que fueron lo último que vi antes de caer desplomado.Cuando recuperé la conciencia sudaba frío, tenía náuseas y salté de la cama arrancándome los cables y esas cosas que te ponen para medicarte.
- Mamá!
Salí de la habitación, mis brazos no paraban de sangrar, me sentía mareado, empecé a correr como pude pero mis piernas no aguantaban, me tropecé y caí y subiendo la mirada vi en el del fondo del pasillo una diadema que conocía muy bien, se la había regalado el día de la madre. Me levanté y apoyándome de las paredes me acercaba más y más, empecé a llorar, ella no se movía....
Cuando iba a entrar en la habitación choque con un hombre alto y fuerte, sus ojos eran familiares, estoy seguro que los había visto antes no sabía en donde pero si los había visto.
Su aroma me parecía cálido pero me daba mala espina, me paró en seco :- ¿Quien eres y qué quieres?.
Odié su tono tanto como su impresión :
- Y ¿a ti qué te importa babas? Es mi madre y si quieres tener la fiesta en paz, no nos molestes.El guardo silencio, no fue un silencio normal sino un silencio incómodo hasta que empezó a reírse a carcajadas, yo trataba de hacerme el serio no era muy difícil ya que desde que lo vi no me causo gracia. Cuando vio que no le seguía la corriente ambos hicimos silencio y luego de esa breve pausa decidí ignorarlo pero justo cuando me di la vuelta me tomó por el hombro y me acercó a él, sentía una mala vibra pero rompió el hielo diciendo:
- Nuestros ojos se parecen ¿no es raro?.
Respondí:
- ¿De qué coño vas? ¿Eres un pedofilo o qué?.Justo cuando se dispuso a hablar despertó mi mamá y se quedó fija mirando a aquel extraño hombre, ni siquiera notó mi presencia, me pregunto si se conocían a lo mejor estaba confundida ya que acababa de despertar.
Fui corriendo a abrazarla y sin querer la ensucie con la sangre que aún brotaba de mis brazos.
- menudo susto mamá, no sabes que pasaría si me faltaras.Se enlagrimaron mis ojos.
En la habitación se respiraba la tensión y nadie dijo nada, sólo mi madre.Casi en un susurro
- Sebastián ¿eres tú?.Mi sorpresa fue cuando ambos respondimos al unísono:
- Si, soy yo.
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Dile que no al amor
RomanceRelata la historia de un chico el cual sus experiencias lo desterran de los senderos de la fidelidad o del sentimiento, su ser es simplemente impulso. A través de la historia nota que su carisma no es suficiente y mucho menos su gran don para conqui...