Parte 4

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Nico salió corriendo antes si quiera de que su cerebro terminara de procesar lo que el romano acaba de decir.

Has vuelto... ha vuelto... Will está vivo... Will está aquí...

Corrió hasta el centro del campamento, el lugar estaba extrañamente vacío contando la hora que era, y entonces vio a unos hijos de Ares correr desde el arsenal hasta la colina donde se situaba la entrada al campamento, eso no era bueno.

Siguió a los semidioses que cargaban las espadas hasta lo alto de la colina.

El hijo del inframundo se quedó estático durante unos segundos, ladera abajo se desarrollaba una autentica batalla campal, semidioses con armaduras a medio poner luchaban contra más de una treintena de guerreros esqueleto, Nico ya había luchado contra ellos, de hecho fueron los primeros monstruos que "venció" él solo justo después de que le dieran la noticia de que Bianca...

Semidioses y esqueletos se mezclaban en una encarnizada lucha en la que los semidioses llevaban obviamente las de perder, cada esqueleto que despedazaban se reponía de nuevo más enfadado que antes en apenas unos segundos. Y entonces, entre el mas de luchadores, le vio.

Will Solace, rodeado de algunos de sus hermanos que trataban de cubrirle la espalda mientras contenían a cuatro monstruos que trataban de llegar al chico, él se sujetaba el brazo mientras, cojeando, trataba de asestarle mandobles sin éxito al muerto guerrero que le atacaba.

El rubio levantó la vista un segundo, solo uno para conectar sus ojos con el italiano, luz y esperanza llenaron los ojos del legado de Apolo, justo antes de reflejar el dolor, pues el monstruo había conseguido alcanzarle en el muslo.

-¡¡WILL!!- gritó Nico, precipitándose a la batalla, sabía que debía concentrarse en expulsar a los esqueletos, lo había conseguido antes, pero hacía mucho tiempo que no usaba sus poderes de convocación, y lo único en lo que podía pensar en esos momentos era en Will... herido.

Se fundió con las sombras y se deslizó entre la marea de cuerpos tratando de llegar hasta el centro. Los contrincantes ignoraban la oscura sombra que avanzaba entre ellos, los esqueletos notaban sin duda el hecho de que un alma del inframundo se movía a su alrededor pero la ignoraban y los semidioses no tenían tiempo de fijarse en sombras, estaban demasiado ocupados tratando de salvar sus vidas.

Consiguió llegar con rapidez al lugar en el que Will se encontraba, se deslizándose entre el escudo que sus hermanos formaban, se materializó justo a tiempo entre el esqueleto y el hijo de Apolo, para parar un mandoble que, de no haber sido por él, hubiera aterrizado directamente en el costado del rubio.

El guerrero se desintegró pero Nico sabía que no sería por mucho tiempo, no era lo que a él le importaba en ese momento.

-Nico- escuchó el débil susurro justo antes de volverse.

Y ahí estaba, la fuente de sus sueños y de sus pesadillas, de sus alegrías y su reciente desesperación, su amor, su Will.

Estaba sucio y maltrecho, sangraba de forma abundante por el corte que el esqueleto le había propinado, con una especie de tabla atada a la pierna de la que cojeaba de forma notoria, para inmovilizarla y no empeorar lo que quiera que le hubiera pasado.

Y aun así sonreía, le sonreía a él, de una forma cansada y febril, acompañando a un brillo desenfocado en sus ojos.

-Te he echado de menos- murmuró justo antes de desplomarse contra el suelo.

Nico se precipitó inmediatamente hacia el cuerpo de su novio, colocándolo en su regazo, oía el fragor de la batalla en sus oído, pero él lo único en lo que podía concentrarse era en que el rubio volviera a abrir los ojos.

-¡No me hagas esto- dijo sacudiéndole con cuidado- no puedes volver para ahora marcharte, no te dejaré no... Will... DESPIERTA!

Su gritó era desesperado, notaba la respiración errática del chico, cada vez más débil, cada vez más muerta...

Necesitaba un médico y lo necesitaba ya.

Comenzó a notar como las lágrimas se agolpaban en sus ojos, al igual que sus pensamientos, no podía pensar no podía reaccionar, estaba bloqueado y lo único que procesaba era que él se estaba yendo, de nuevo, se iría y él volvería a estar solo, y no vería más su sonrisa, ni sus ojos, ni sus labios...

Miraba hacia todas partes con desesperación, UN MÉDICO, UN MÉDICO, era lo único que precisaba, que irónico, estaba rodeado de sanadores, pero todos estaba muy ocupados tratando de salvar su vida como para darse cuenta de que su hermano estaba perdiendo la suya.

En el instante en que ya no podía más vio como los huesos del esqueleto que había herido a Will volvían a recomponerse para mirarlo con odio.

El guerrero se acercó, espada en mano, listo para matarlos a ambos listo para segar dos vidas, una de ellas ya casi estaba finita, y la otra debería estarlo hacía mucho tiempo... pero no, pensó Nico, no así no ahora.

-ALÉJATE DE ÉL- gritó con todas sus fuerzas.

Sintió como toda la rabia, la confusión, la desesperación... todo lo que había sentido esos meses y durante la batalla, al ver a Will en es suelo; se unía para darle fuerza a su grito, a su orden y plegaria.

La fuerza salió de su interior arrastrando también su energía, su fuerza lo abandonó y lo último que vio antes de desplomarse aferrado al cuerpo de Will fue como la tierra se tragaba a los esqueletos...

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58 días (Solangelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora