Parte 5

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La consciencia volvía poco a poco, con dolor y lentitud. Sentía como si cien perros del infierno le hubieran pasado por encima.

El simple acto de abrir los ojos parecía un esfuerzo terrible en sí mismo, sus parpados se habían convertido de forma misteriosa en dos bloques de hormigón.

Cuando por fin consiguió ver algo se encontró con una pared blanca, espacios limpios y luminosos, una mesilla a su lado con botes de diferentes tamaños, su ropa a los pies de la cama y una silla a su lado, donde descansaba dormida una chica de tez oscura y pelo ensortijado.

-Hazel qué?...- trató de articular, notando como su voz salía en un débil susurro, notándola rasposa.

-Nico!- exclamó ella despertando y brindándole una enorme sonrisa al verlo consciente de nuevo- oh dioses, estas despierto, por un momento creí...- Seguía farfullando la romana.

-Hazel que hago aquí?- volvió a preguntar el chico, esta vez notando como, poco a poco, su voz normal volvía a él.

- Oh, cierto tu solo... no te muevas ahora vuelvo.

La chica salió del cuarto completamente feliz y volvió un minuto después con una auténtica comitiva con ella.

Jason, Reyna, Annabeth, Percy, Frank y por último un hijo de Apolo con un traje de médico que le acreditaba como tal, acompañaban a la hija de Hades.

El hijo de Apolo comenzó a ojear unos papeles que se encontraban al pie de su cama, los cuales suponía que hablaban de él y más tarde fue haciéndole unas simples preguntas que contestaba de una forma mecánica mientras su mente se ocupaba de otros asuntos.

-¿Por qué está este chico aquí- le preguntó a Hazel ignorando por completo la pregunta actual del indignado médico- ¿Dónde está Will?

Su mente comenzaba a despejarse de las brumas del sueño....

Una misión, gente desaparecida, mucho tiempo sólo, una noticia, esqueletos, Will...

-Nico, él...- comenzó Reyna con cariño

Will herido, Will muriendo, muriendo en sus brazos...

-¿¡¿ Donde está ?!- exclamó asustado cuando por fin todo volvió a su mente, lo último que recordaba era verlo desplomado a su lado con una herida que sangraba cada vez más.

-Tranquilo, él está bien, le atendieron mientras tú estabas inconsciente y ya está curándose y fuera de peligro- hablo Percy esta vez.

-Está bien, yo sólo... sólo tengo que ir a verle- dijo tratando de levantarse.

-Todavía sigue muy débil, sería mejor no intentar moverse por el momento- dijo el hijo de Apolo tratando de que volviera a recostarse

Iluso de él, el pobre chico no tardó nada en recibir una mirada marca hijo de Hades, que le hizo retroceder de puro miedo.

-Me levantaré cuando yo quiera- soltó el italiano con su mejor tono gélido haciendo que le pobre sanador saliera corriendo del cuarto.

Con una pequeña sonrisilla de satisfacción se dispuso a levantarse e ir en busca de su rubio.

-Alto ahí- dijo Jason obligándolo a tumbarse de nuevo

-¿QUÉ?- estaba empezando a perder la paciencia- ¿Qué pasa ahora?

-Ya has oído al médico nada de moverse hasta que reposes del todo, y eso no va a funcionar conmigo- dijo al ver como en chico comenzaba a fruncir el ceño camino de su cara "teme a este malvado y peligroso hijo de Hades" que tan buen resultada había dado con el pobre legado de Apolo.

- ¿Se puede saber porque tengo que tengo que quedarme aquí? No ha sido nada, una siesta y otra vez en pie.

Esta vez fue Reyna quién colocó su mano en el hombro del chico manteniéndolo en su sitio con una mirada seria.

-No ha sido solo una siesta Nico-dijo con gravedad la Pretora- has estado inconsciente por dos días, hubo incluso un momento en el que dudaron de si ibas a despertar.

-Te drenaste por completo para destruir a los guerreros, casi no quedaba energía dentro de ti.- añadió Hazel.

-Pero si ya lo hice hace años, cuando aun ni siquiera era consciente de mis poderes...

-Destruiste a uno, no a una treintena pedazo de animal- añadió Hazel perdiendo la compostura- no tienes idea de lo preocupados que hemos estado, ¿Cómo se te ocurre hacer algo así?

Nico bajó la cabeza

-Solo descansa un rato, vendremos luego a comprobar cómo estas- habló Annabeth por primera vez, dedicándole una pequeña sonrisa de aliento. Ella entendía por qué lo había hecho

Aún no olvidaba su charla y creía que muy posiblemente jamás lo haría.

-Id vosotros, yo me quedaré aquí por si acaso- dijo Jason sentándose en la silla anteriormente ocupada por Hazel.

Todos asintieron y dejaron el cuarto tras una pequeña despedida.

Reinó el silencio total durante unos momentos hasta que el moreno decidió hablar por fin.

-Jason yo..

-No, no intentes convencerme- dijo el romano algo duro- creí que habrías aprendido con lo de la Atenea Partenos, pero parece que no.

-Yo, solo tenía que hacer algo, no podía dejar que...- el chico callo de proto.

- ¿No podías qué Nico?- preguntó algo brusco.

-No podía dejarle morir allí- murmuró con un hilo de voz, aunque lo bastante como para que el romano lo oyera -Estaban sobre nosotros y sabía que si nos alcanzabas lo matarían, no sé por qué los siguieron o por que los atacaron en primer lugar, lo único que sé es que después de dos meses creyéndole muerto estaba ahí, vivo, o al menos por el momento, y que no podía dejar que volviera a morir... él no.

- Pero si siempre decías que era imposible que hubieran muerto, que solo era una desaparición- dijo el romano con un tono mucho más calmado y tranquilo, era obvio que no podía reprocharle al italiano sus motivos cuando él hubiera hecho lo mismo por su amor.

- No lo creerías en serio ¿verdad?- soltó el hijo de Hades con una sonrisa sardónica, notando como sus ojos se humedecían poco a poco – solo intentaba no creerlo, pero no soy idiota Jason, sabía que esa posibilidad era más que probable....

-Nico...

-No te pido que me dejes salir a de misión y a matar monstruos, solo te pido que me dejes ir a ver como esta... necesito comprobar que está bien.

No le gustaba especialmente esto de los momentos de sincerarse sobre sus sentimientos, pero sabía que Jason no le dejaría salir si no le daba un buen motivo.

Esperó mientras el romano lo consideraba.

-Está bien- dijo por fin, y Nico no pudo evitar soltar un pequeño suspiro de alivio- pero después volverás a descansar todo lo que te manden.

-A la orden.

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58 días (Solangelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora