Estoy sentado en la fondo de la clase. Todos miran al frente prestándole atención a la profesora que explica un tema que no comprendo; las palabras que salen de su boca son cada vez más densas, más pesadas. Cada cosa que dice se vuelve más espesa. Ella dirige su vista hacia mi y, al verme dibujando, me hace una pregunta cuya respuesta no sé. Me quedo mudo, abriendo y cerrando la boca, buscando una respuesta que no voy a encontrar.
Mis compañeros comienzan a darse vuelta uno a uno, esperando que responda algo.
Levanto la vista y los veo. Todos tienen los ojos negros, completamente negros, como si no hubiera nada más que un agujero en su lugar.
Llevo la vista hacia la profesora sólo para ver que sus ojos también son sólo dos espacios negros en la mitad de su cara. De ellos empieza a salir un líquido espeso y rojo, como sangre a medio coagular.
El líquido sale de los ojos de todas las personas del salón, como si llorarán desconsoladamente. No se mueven, no hablan ni emiten algún sonido, sólo están ahí, desangrándose en frente mío.
El suelo comienza a cubrirse de rojo, mis pies quedan hundidos en el enorme charco de sangre.
Corro hacia la puerta intentando escapar pero en cuando toco el pomo una mancha negra comienza a expandirse por la madera. Cubre las paredes, los vidrios, el techo, todo se cubre de esa mancha negra.
Mis compañeros se levantan de sus asientos, todos a la vez, con una perfecta sincronización, y caminan hacia mí a paso lento, sus ojos negros nunca dejan de sangrar.
Apoyo mi espalda en la puerta y me deslizó para sentarme en el suelo. En esa posición el líquido cubre hasta mi cintura.
Están casi sobre mí, empiezo a entrar en pánico. La puerta de desmaterializa y caigo hacia atrás. Comienzo a correr por los pasillos, todo está sucio, roto y descuidado, como si nadie se hubiera preocupado por mantenerlo en mucho tiempo.
Miro sobre mi hombro y veo a mis compañeros caminando detrás mío, lento, como zombies, la sangre siempre cayendo pero ahora las pequeñas lágrimas fueron reemplazadas por grandes chorros que inundan el largo pasillo.
Corro lo más rápido posible pero las paredes grises parecen ser eternas. Puedo ver el final a lo lejos pero no importa cuanto corra, nunca llego a él.
El techo desaparece y me deja ver el cielo negro, sin luna ni estrellas que lo iluminen, sólo un oscuro y eterno vacío.
El suelo empieza a desaparecer delante mío, cada vez hay menos camino, sigo corriendo y llego al final del pasillo, el suelo sigue deshaciéndose y doy unos pasos hacia atrás para no caer. Miro hacia atrás y veo el grupo de entes que me persigue, ya no son mis compañeros, son sólo cuerpos vacíos. Vuelvo la vista hacia adelante, tomo aire y salto al vacío.
Caigo, el viento me golpea la cara y no se ve suelo. Grito con todas mis fuerzas pero no sale ruido alguno de mi boca, en su lugar escucho el eco de ese sonido que no produje. Tengo miedo, espero el golpe pero los minutos pasan y no termino de caer.
Veo el final acercarse, el suelo es una capa de hielo transparente que deja ver calaveras de hombres, perros, gatos y más animales que no logro reconocer.
Faltan pocos metros, casi llego al fondo, pero un segundo antes de la caída abro los ojos, miro a mi al rededor y sólo veo oscuridad.
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Nightmares
Storie breviUna recopilación de las peores cosas que mi cabeza puede crear, tanto cuando soy consciente como cuando no.