Abro los ojos y automáticamente me arrepiento. Estoy en mi habitación, acostada en mi cama, todo está oscuro y algo me mira, parado junto a mis pies, en medio de la penumbra. No es un humano, no es nada que yo haya visto antes. Tiene largas piernas y brazos y se para encorvado, viéndose mucho más bajito de lo que obviamente es. Sus dedos son flacos y sus ojos grandes. Me mira sin pestañear. Su cara es lo más extraño, es flaca y alargada, termina en dos pequeñas puntas parecidas a extraños cuernos.
Camina sobre mi cama, pisando mis piernas hasta pararse en mi estómago, sus rodillas están flexionadas por lo que su cara está cerca de la mía.
Levanta un dedo con una larga uña y traza una línea imaginaria en mi cuello. Sonríe y su cara parece desfigurarse completamente. Intento empujarlo pero no puedo moverme, empiezo a entrar en pánico. El ser camina sobre mi y comienza a hablar en un idioma que no conozco, pero por alguna razón puedo entender todo lo que dice, está insultandome.
Para este punto ya estoy llorando, pero a él no parece importarle. Sigue dando vueltas sobre mi, pisandome. Por momentos acerca su cara peligrosamente a la mía y me mira a los ojos durante unos segundos, cada uno volviéndose el más aterrador de mi vida.
Intento moverme un par de veces más, no lo logro. Pruebo cerrando los ojos y, después de un par de intentos, lo consigo. No los abro por unos cuantos segundos, y cuando lo hago me encuentro sola, el ser desapareció y mis sollozos, acompañados de mi terror, son lo único que se queda conmigo el resto de la madrugada.
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Nightmares
NouvellesUna recopilación de las peores cosas que mi cabeza puede crear, tanto cuando soy consciente como cuando no.