Screaming Corpses

145 14 0
                                        

Estoy en una enorme habitación completamente blanca. El piso, el techo y las paredes son del mismo blanco perfecto, casi volviendo imposible diferenciarlas.
Lo único que no es blanco en la habitación son una morbosa cantidad de cuerpos muertos, colgados completamente desnudos desde sus tobillos hacia el techo. Están cubiertos de sangre seca y todos tienen sus ojos abiertos, observándome.
No me dan miedo, pero sus miradas no dejan de ser incómodas. De todas formas eso no es su culpa, siempre me resultó incómodo que me miren.

En el fondo de la habitación hay un cuerpo que, además de las cadenas en sus tobillos, tiene una soga al rededor de su cuerpo y brazos, pero es que ¡no deja de moverse!, se retuerce como un gusano intentando escapar.
 Camino hasta donde está y me siento frente a él, el pelo le roza el piso y me rio de la forma en la que se mueve. Mi risa, inocente e infantil, hace un extraño contraste con la situación.
Un ruido a mis espaldas me hace callar, miro hacia atrás y veo cómo los cuerpos empiezan a caer, cada vez más cerca mío. Cuando tocan el suelo comienzan a retorcerce, agitan sus brazos e intentan liberar sus piernas de las cadenas, sin éxito.
 Me acerco a uno de ellos en el centro de la habitación y apoyo mi mano en su hombro, este comienza a gritar, parece que sus cuerdas vocales van a cortarse en cualquier momento. Junto a él, todos los otros cuerpos gritan de la misma forma.
 Me aturden, quiero que se callen. Me pongo las manos en los oídos en un intento fallido de amortiguar el ruido. Los gritos son desgarradores, de agonía pura, y me contagian su dolor, siento mi interior quemar, mis intestinos deshaciéndose culpa de la muerte que empieza a correr lentamente por mis venas. Mi sangre se torna espesa y mi cabeza se siente como si fuera a explotar. Quiero desaparecer, escapar del dolor que me contagian todos esos cuerpos.
 Me hago una bolita en el suelo escondiendo mi cabeza entre mis manos, llorando y esperando que el sufrimiento termine.
 Lentamente los gritos cesan, el dolor se desvanece. Saco mi cabeza de entre mis brazos y veo con los ojos llorosos las paredes de mi oscura habitación.

Nightmares Donde viven las historias. Descúbrelo ahora