10. No mates al mensajero 3

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-Estoy hablando de tu otro hijo. El que Mona llevaba en su vientre. - le miré horririzada ¿entonces era verdad? ¿El hijo de Mona era hijo de Ruben tambien? Clavé mi mirada en él. Estaba confundido. Agarré su brazo mientras las lágrimas amenazaban con salir de mis ojos. Mi respiración estaba entrecortada. Con una mano agarraba a mi marido y con la otra el sitio donde se encontraba mi pequeño.

-Necesito pensarlo - exclamó finalmente.Su vista estaba clavada en el sobre de antes.

- ¿No estás dispuesto a cambiar la vida de tu hijo por tu influencia? - trató de provocarle Paul - Vaya padre estás hecho.  - continuó tratando de hacerle enfuerecer. 

Vi como Ruben iba a sacar su pistola y la detuve. 

- No merece la pena, te está tratando de provocar.- acaricié su rostro y le miré a los ojos - Quiere morir rápido y sin sufrimiento - me giré al decir aquello y vi como la cara de Paul se desfiguraba. ¿Que se pensaba? Puedo ser mala también, que sea buena no implica que sea tonta. 

- Tienes razón - murmuró Ruben y se agachó para plantar un suave beso sobre mis labios. - Si le mato será lentamente y con mucho dolor de por medio. - añadió aquello concluyendo la frase con una sonrisa que, si esto hubiera sucedido antes me hubiera asustado pero ahora se que es su forma de asustar a sus contrincantes.  


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Habían pasado días desde aquello. Ruben había estado investigando si era posible que Mona estuviera con el tal Giovanni y las posibilidades eran bastante altas. Era hora de utilizar a Paul aunque no me gustara la idea. 

Nos adentramos en el sótano de la casa que se había convertido en la habitación de Paul pues allí era donde Ruben le mantenía para tenerlo cerca y vigilado. 

- Al fin te apareces - dijo nada más abrimos la puerta. Ruben bajó primero y detrás suyo baje yo pues las escaleras eran abruptas y no quería caerme.  

- Necesito pruebas que confirmen la existencia del bebé. - contestó mi marido yendo al grano. Estaba cansado y harto de la situación y yo también. Mona era un tema que aún evitábamos conversar y esta situación no favorecía aquello. 

- Un poco difícil conseguirlo así - alzó sus manos que estaban esposadas y mostró una sonrisa. - Desatarme y veré que puedo hacer. 

- Ni de broma - se me escapó y supe que había hecho mal en hablar en el momento en que este volvió a sonreír. 

- ¿Te gusta verme atado? ¿Lo disfrutas? - preguntó tratando de provocar a mi esposo. Apreté su mano y tiré de él hacía mí evitando que fuera a por él. 

- Claro que lo disfruto - contesté devolviendole la sonrisa - disfruto de verte débil y al borde de la desesperación. Si estás tratando de provocar es que no tienes más opciones. 

Un silencio inundó la habitación. 

- Hay pruebas en mi móvil. Si me lo traes lo desbloqueo y te lo enseño - soltó tras un buen rato - pero a cambio quiero largarme de aquí. 

- Te irás cuando yo te deje - replicó de inmediato Ruben. 

- Entonces verás las pruebas cuando me dejes irme - contestó Paul aún más rápido. 

- Te dejaré ir cuando mueras - fueron las últimas palabras de mi marido antes de susurrarme que subiéramos las escaleras hacía el pasillo. 

Una vez arriba rebuscó entre las cosas que le habían quitado los guardaespaldas a Paul hasta encontrar su teléfono móvil. El problema fue que no había solo uno sino tres. 

-¡Stefan! Llama a Jered, dile que le necesito aquí ya mismo - gritó mi marido a su ayudante quién corrió a por el teléfono .- Odio esto, odio esta situación - continuó con tono frustrado. Eso era lo que todos sentíamos, frustración, miedo...

- Tranquilo, vamos a ver que hay en los teléfonos. - repliqué y me acerqué a él. Acaricié su rostro con cariño y el me agarró en un fuerte abrazo haciendo que mi barriga chocara contra su abdomen. - Deja de darme envidia - gruñí al sentir sus bien definidos músculos. Él rió y besó mi frente. 

- No seas tonta, el que debería tener envidia aquí soy yo. Que siempre estás llevándote al bebé de un lado para otro. ¿Cuando me toca a mí? - reí al oír aquello. Era demasiado tierno. 

- Bueno papá, mucho no te queda. A ver que tal se te da cambiando pañales - comenté y sus ojos se abrieron como platos. Cualquiera podía notar su actuación de pacotilla. 

- ¿Yo cambiar pañales? - llevó una mano abierta a su pecho y abrió la boca exageradamente. Comencé a reírme. 

- Pues si no vas a cambiar pañales se lo voy a dejar a Klaus - amenacé. 

- Ni de broma - dijo haciendo un berrinche lo cual me pareció lo más tierno del mundo pues nunca había hecho algo así, por lo menos no lo había manifestado de esta forma. Sonreí como una idiota y él me besó en respuesta. 


- Esto...siento interrumpir pero estoy aquí - escuché una voz de chico y me separé de mi marido quién continuó agarrando mi cintura. 

- Jered y como no Klaus interrumpiendome. - replicó mi marido con tono borde. El chico agachó su cabeza arrepentido. 

- Que exagerado, más que siempre - comentó Klaus y golpeó la espalda del chico tratando de animarlo. - No le hagas mucho caso a este gruñón.

- Jered, te he llamado por que tengo tres móviles bloqueados de los cuales quiero sacar toda la información posible. ¿Puedes hacerlo? - dijo Ruben directo. El chico asintió y sonrió.

- ¿Quién crees que soy? - replicó y fue como si todo el animo se hubiera sumergido en él - ¿Acaso lo dudabas? - continuó y aprecié que esta era su pasión. 

- Menos hablar y más trabajar. No dejes que dude de ti. - contestó mi esposo y el chico asintió. 

Ambos se dirigieron al despacho mientras Klaus y yo nos quedamos en el salón. 

- Siento por interrumpir siempre - dijo de repente. - A ti te pido perdón,  a este cabrón no. - rió y yo sonreí avergonzada. 

- No...no te preocupes - respondí y sentí como mi cara se volvía del color de las fresas. 

- ¿Como está mi sobrinito favorito? - preguntó en tono agudo mientras se acercaba más a mí. 

- Creo que está dormido - respondí sonriendo, pero al poco tiempo sentí una patada. - Ah no, mira - agarré la mano de Klaus y la coloqué sobre mi barriga. 

- ¡ Ay! - gritó cuando sintió el golpe. - ¿Quieres salir a jugar con tu tito Klaus? Claro que sí - su voz aguda me hacía reí. - ¿A que quieres jugar conmigo y no con papá? Sí, sí que lo sé yo...

- Klaus, ¿que coño haces? - gritó mi marido desde el umbral de la puerta. Yo no podía parar de reírme. 

- Pues estoy teniendo una conversación con mi sobrino. No me interrumpas. - dijo seriamente - ¿Ves como tu papá es un maleducado? ¿Lo ves? - volvió a poner voz aguda. 

- Cállate ya. ¡ Deja de decirle tonterías a mi hijo ! - la indignación de Ruben aumentaba por momentos. Se acercó y apartó a Klaus. - Mi niño, no le hagas caso a este tonto, tu padre es el mejor ¿vale? y tu serás mucho mejor ¡ya verás! - dijo animado. 



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Tendría que poner de título "No mates a la autora" pero allá voy.  

He estado ocupada con la universidad y asuntos familiares y no he tenido tiempo. Se como suena pero es la verdad. 

Intentaré publicar pronto pero también estoy un poco atascada :( 

Muchos besos

-alliwannaloveisyou- 

El demonio es mi marido (+18) LIBRO 1 Y 2 EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora