Al amanecer, el día era precioso a pesar de estar rodeado de los restos de los edificios. Había dormido tan bien, como nunca antes, después del terremoto, pude. Me estire, pero algo hacia que me limitaba mi movimiento. Baje la cabeza y ahí estaba. Alexander. Alexander me estaba abrazando mientras dormía. Me quede sin aire. No hice ningún movimiento para no despertarlo, pero mi estomago hiso un ruido en protesta de comida. Fue tan estruendoso, y Alexander se despertó. Alzo su cabeza y nuestros ojos toparon. Nos quedamos así un rato pero yo desvié mi mirada al brazo que tenia sobre mi cintura. Él entendió a lo que me refería y quito su brazo un poco apenado por no darse cuenta de que lo había puesto ahí mientras dormía. Se incorporo y dijo: --Buenos días. Oye hummm….lamento lo del…hummm…. —Se rasco la cabeza pensativo; sin verme a los ojos. Creo que trata de disculparse por abrazarme en la noche—abrazo.
Me sentía muy apenada porque, la verdad, no quería que quitara su brazo de mi alrededor. Me hacía sentir un poco más a salvo. –Hummm…Si, está bien—Veía a todos lados menos a él, cuando lo dije.
Los dos estábamos en un momento incomodo, ayer fue más fácil porque teníamos un tema común del que hablar, pero hoy, hoy ya no había nada más para decir. Nos quedamos en silencio, mirando el cielo. ¿Cómo puede estar tan hermoso el día, cuando todo lo que hay abajo, es un tan desastroso? ¿Cómo la naturaleza no se da cuenta de que todo lo que hay alrededor de ella es tristeza? Mi estomago volvió a gruñir.
--Tienes hambre. —dijo Alex.
--No te preocupes, puedo aguantar más tiempo. —El me miro un momento, sin decir nada. Ideando su siguiente paso.
--Voy a buscarte algo de comer, espera aquí. —Se levanto y empezó a caminar.
Me quede sentada un momento pensando. Si me quede y él me busca comida, sería muy cómodo para mí, me evito la fatiga de caminar. Pero por otra parte, ¿y si ya no sabe como regresar hasta aquí? ¿Y si por no ir con él me quedo sin comer? Me levante y corrí hasta ponerme a lado de él.
--Te acompaño. No quiero quedarme sola. —Sonrió, sin voltear a verme, y seguimos caminando.
Él llevaba una bolsa cruzada por el pecho color beige, parecía de piel. ¿De dónde la habrá sacad? ¿La abra robado de alguna tienda que no se derrumbo por completo? No me había dado cuenta de que él me estaba mirando cuando me dijo: --No la robe, si eso es lo que estabas pensando. La encontré tirada hace unos días, y la recogí, pensé que me sería útil para guardar cosas que encuentre tiradas. Podemos guardar aquí la comida y el agua que encontremos.
--Ah, que eficiente. –Otro silencio incomodo.
Íbamos caminando, ya habíamos recolectado 2 latas de lentejas y una botella de agua de 500 mililitros. Muy poco para dos personas que han estado sedientos por horas. Ya habíamos encontrado un tema de conversación. Lo que nos gusta y lo que no nos gusta. Seguimos con la esperanza de que alguien venga a salvarnos.
Nos detuvimos para comer, y para idear un plan. Teníamos ahora ventaja de la que anteriormente no; un mapa.
--Si caminamos para el norte, nos adentraremos al bosque. Ahí podríamos cazar y buscar un arroyo para tomar agua.
--También nos podremos establecer ahí un tiempo hasta que vengan a ayudarnos.
--Si, eso podría funcionar. Nos tardaremos al menos…. –Fue interrumpido por un grito. El grito de una persona. Guardamos silencio para escuchar de dónde provenía.
--¿Escuchaste eso…?
--Sí, pero de donde…. —Otro grito.
--Vamos, alguien más sobrevivió.
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Catástrofe Natural
خيال علميEra un día como cualquier otro; todos estabamos desayunando alrededor de la mesa. El típico primer día de clases con alumnos nuevos. Un chico con ojos azules; otro con ojos color miel. Clases normales. Alumnos normales. Un día normal.... o eso creí...