El Inicio

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--Se llama Alexander, y es nuevo en la ciudad. Me he ofrecido a darle un tour, pero se ha negado. Al parecer ya tiene planes. —Suspiro con decepción --- Nos mando, a Raquel y a mí, por un tubo, Kassi. Fue humillante.

--Se perdió de un increíble tour gratuito contigo. No era para ti Sarah, pero no te preocupes, aun hay más chicos guapos para escoger.

Mi amiga asintió con la cabeza. Se veía un poco triste y desilusionada por el rechazo directo del chico nuevo. Que tonto, ha de ser de los que tienen un gran ego, que no se creen lo suficiente para nadie. Que estúpido.

El maestro Márquez empezó con su breve presentación. 

--Hola, jóvenes. Soy su maestro de matemáticas de este semestre, el Sr. Márquez. A la mayoría los conozco del ciclo escolar pasado, pero veo muchas caras nuevas así que les voy a dar el beneficio de hacer un ejercicio de presentación, posteriormente explicaré con brevedad mi forma de trabajo, para que los nuevos estudiantes se vayan dando una idea de lo que les espera este semestre. Pero la próxima clase quiero el material completo para entrar sin preámbulos al tema.

Todos asentimos en silencio. Sinceramente este maestro es el que más me intimida. Él, junto con su materia, es como una piedrita en el zapato que me martiriza la existencia. Siempre he sido mala en matemáticas, tengo que hacer un grandísimo esfuerzo para pasar la materia todos los semestres. Pero bueno, no tendré que quemar mi cerebro hoy con las prácticas numéricas que nos deja. 

--Joven Joshua, empiece con la presentación. –Le indico el Sr. Márquez – Diga su nombre completo; desde cuando está en colegio; y a que se dedica en su tiempo libre, hobbies o pasatiempo favorito.

Joshua se aclara la garganta y me guiñe el ojo. Grandísimo idiota. —Bueno, me llamo Joshua Rodríguez, pero me dicen Josh,-- A lo lejos se escucha que alguien le grita “perver”—Ummm… si bueno, he estado aquí desde el primer semestre. –Claramente se ve incomodo, nervioso, y se ruboriza por escuchar su apodo gritado a los cuatro vientos – Me gusta ir a fiestas, y soy jugador de soccer en el equipo de la escuela.—Con eso termina y se vuelve a sentar en su lugar, ya relajado por la vergonzosa escena que le hicieron pasar. Supongo que la persona que grito su famoso apodo fue Gerardo, el chico “guapo” del salón. Es detestable, Sarah y yo le pusimos cara de pizza por su pequeño problema con el acné. A pesar de eso, las chicas siempre van tras él, tal vez porque es rubio y de ojos verdes, pero aun así, para mí es horrendo, y de igual forma, mujeriego hasta más no poder.

El ejercicio de presentación continua, pero pierdo la atención después de que Madeleine se presento ante todos, dijo que le gustan los animales y que por eso entro a trabajar en una tienda de mascotas. Yo, mientras hablan de sus hobbies, me pierdo en mis pensamientos, preguntándome si Alexander tendrá novia, si seria bonita. ¿Sera que me vera bonita en algún sentido? Que absurdo, ni siquiera le he hablado. No sabe que existo siquiera. Pero…¿me sorprendió viéndolo como una tonta en la mañana no? Debería saber que voy en su salón ¿no? Espera…¿Por qué rayos todo mundo me ve? ¿Habré dicho algo de lo que estaba pensando en voz alta? Hay no, sería muy vergonzoso. Una voz me saca de mis pensamientos, mientras todos me siguen viendo, hasta Brian me ve como si estuviera esperando que dijera algo.

--Perdón, ¿qué dijo profesor? –digo, con una vergüenza infinita. Y todos se echan a reír burlándose de mi mente despistada.

--Preséntese señorita Castro, no lo volveré a repetir. Su atención no es en la clase, claro está. Ya no son vacaciones jóvenes, quiero toda su atención en esta práctica o me veré obligado a retirar este ejercicio y emprender trigonometría. –Esto último lo dijo en voz alta, refiriéndose a todo el grupo. Estoy que me muero de pena, todo mundo me ve porque por mi culpa nos regañaron. – Señorita Castro, prosiga.

Catástrofe NaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora