CAPÍTULO 19

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Había tomado un taxi a unas cuantas calles alejada de la casa de Sam.
El camino fue un poco mas corto de lo que me había imaginado al llegar.
Lo primero que hice fue entrar a mi cuarto y azotar la puerta, estaba frustrada, me sentia tumbada en el suelo, otra vez, esto ya se estaba poniendo de moda, querido dios ¿por que siempre me jodes a mi? ¿Es que acaso no hay suficientes chicas en el mundo? ¿o que pasa aquí?

Abrí la llave de la regadera, me quite torpemente el vestido que traía puesto y me meti en ropa interior a la regadera y justo ahí comenze a llorar.
Christian, el jodido hijo de Sam era Christian, el que jugo de la peor manera en la que un hombre podria jugar con una mujer.
Todo esta presente todo volvía a mi mente.

-¿quien es ella? -pregunte entre lágrimas.

-oh ¿ella? La súper modelo Treena James

-¿¡por que la besas!? -grite.

-por que ella si es linda, ¿cuantas veces te dije que odiaba tus lentes? ¡muchas! Miles, miles de veces te dije que no me servías de nada -sonrió y pego a su cuerpo a la modelo- ella me sirve mas que tu, tu, tu solo me servías en la cama -dijo con una sínica sonrisa.

-¿por que me haces esto Christian? -pregunte tratando de no llorar mas.

-por que lo único que me mantenía a tu lado era tu manera de chupar penes -dijo y tanto la modelo como el comenzaron a reir- pero ella, lo hace muchísimo mejor que tu.

Le pege una cachetada que le volteo la cara, pero mi cabeza en el suelo, mi mejilla ardiendo y sabor a acero en mi boca me hizo darme cuenta que me había regresado la cachetada con tanta fuerza que me había tirado al piso y me había partido el labio y esa fue la imagen que me quedo de el.

Estaba sentada en el piso de la regadera, mi maquillaje estaba por toda mi cara. Mientras recordaba ese jodido momento de mi vida me había arrancado la ropa interior.
Me sentía mal, todo lo que había jurado borrar de mi mente habia vuelto junto con Christian.
A el le había entregado todo, mi virginidad, mi amor, mi vida y lo ultimo que me quito fue gran parte de mi dignidad como mujer.
No se exactamente cuanto tiempo estuve así, sentada en el piso de la regadera, en ropa interior y mezclando agua con las lágrimas que caían de mis ojos.

¡FUI YO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora