Umbrella [Yaoi]

3. ¿No me recuerdas?

(Travis)

Llevo fuera mucho tiempo, Rin se va a molestar mucho. Es su culpa por no quererme llevar al Instituto.

Iba caminando volteando a todos lados para lograr ubicarme y regresar a casa. Mi sentido de la orientación es pesimo. Choque con alguien y caí de espalda.

- Ngh...- Alguien se quejó.

- ¡Fíjate por don...!- Calle al instante que me percaté quien era. Son inconfundibles esos ojos heterocromaticos color avellana tan claro que con el sol parece amarillo y el otro de un verde claro. También esa cabellera blanca. Inconfundible y característica de los hermanos King.
A juzgar por las puntas azules el es Jack, el mayor de los gemelos.
Siempre me han gustado más los ojos de Jack, aún  que sean del mismo color, los de el son más cálidos que los de Jake.

¿Que tonterías digo?

Me pregunto mi estado, me tendió la mano e intento ayudarme varias veces. Le ignore, no necesito de nadie.

Tal vez el pueda ayudarme... No, mi orgullo es primero.

- Vale, veo que estás bien y te puedes valer por ti solo. Nos vemos.- Escupió las palabras con fastidio.

Merde, se va.

- No te vayas... E-estoy... Estoy perdido.- Susurré más bajo de lo que me gustaría aceptar.- Llevo rato intentando encontrar donde estoy. ¿Me ayudarías, por favor?.- Adiós orgullo.

- Tsk... Vale ¿Sabes al menos la dirección?-. Después de un rato acepto.

- ...N-no.- Volví a susurrar avergonzado por mi inutilidad.

- ¿Entonces como esperas que te ayude, genio?- Pregunto irónico haciendo énfasis en la palabra "genio".

- ¿Me prestas tu celular? Llamaré para que me recojan. Sólo dime donde estamos.- Extendí la mano como acostumbro.
Siempre he tenido lo que quiero con tan solo estirar la mano.

- Eh tranquilo.- La bajo con la suya. Creo que no le agradó mi gesto.
Ignorando aquello me concentré en su mano, estaba helada.

- No lo traigo. Vamos a mi casa y te lo doy.- Comenzó a caminar sin esperar mi respuesta.

Asentí nervioso aun sabiendo que no me vio y seguí pensado en su tacto.
Cuando estábamos caminando noté que volteaba a verme de reojo de vez en cuando. Como si no confiara en mi.

¿Creerá que le haré algo? ¿Que podría hacer? ¡Me saca media cabeza! Es muy alto, o yo soy muy pequeño. 

Es mayor que yo, tomando en cuenta que tengo desde los 12 años sin pisar un salón de clases por mi increíble memoria fotográfica, pero Rin insistió en que entrara al último año de preparatoria para que aprenda a convivir por que dice que soy muy antisocial.

Me seguía observando mucho. No me agrada eso. La gente siempre me mira así.

- ¿Tengo algo en la cara?- Pregunte a la defensiva.

El aire que soplo me levanto el fleco de la cara dejando al descubierto ambos de mis ojos. Siempre me tapó uno con el cabello.
Ahora me observó con más atención, ya que quedamos de frente, tengo que subir un poco la cabeza para verlo a los ojos.

- Mmmh... No escuché tu nombre.- Pregunto ignorando mi pregunta. Empezó a caminar de nuevo.

- No me conoces... ¿Que esperaba?- No se porque tenía la esperanza de que me reconociera, claro ¿quien se acuerda del niño que te dio consuelo en el funeral de tu padre?.- Travis.- Me dolió más de lo que esperaba.

- Lindo.- Me sonroje al escuchar eso. No lo noto.

- Yo soy Ja...- Empezó a decir.

- Jack King... Te conozco. Bueno ¿quien no? Eres el "chico playboy" Aún que yo te conozco de mi aula.- Le corte fingiendo desinterés para ocultar el leve dolor de mi pecho.

- ¿Cursamos juntos?.- Pregunto sorprendido.

¿Ni siquiera sabe que estoy en su misma aula?

- Si...- Susurré más bajo de lo que hubiera querido. Duele.

∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆

Llegamos a su casa, era grande y lujoso, no esperaba menos de alguien que vive de este lado de la ciudad.

Después de discutir y avergonzarme con Rin por teléfono, llegó el chofer que me recogería.
Salí y ahí estaba el hombre viejo abriendo la puerta del carro a la espera de que entre.

- Llegaron. Me tengo que ir. Agradezco de su ayuda. Se le recompensará en otra ocasión.- Hablé los mas formal que pude ante la presencia de Rafael.

- C-claro, no fue nada.- Pareció confundido con mi repentino cambio y con la mirada me pidió que le explicara.
Le ignore y subí al Audi.

En todo el trayecto me quedé pensando en el hecho de que me doliera tanto que se olvidará de mi. Desde antes lo acepté puesto que cuando entre al inicio de clases supe que cursábamos juntos, con la confianza de que ya nos conocíamos me acerqué a él y le saludé. Me barrio.
Estaba hablando con Leviathan y cuando escucho que le hable sólo se volteo, me barrio con sus hermosos ojos y siguió hablando con su amigo.
Después de eso me deprimí tanto que deje de ir al Instituto. Hasta hace poco volví a entrar. Era mi único amigo y me lastimó. El primero y el último.

Volviste a abrir la misma cicatriz que yacía sanada en mi alma.