Umbrella [Yaoi]

7. ¡Ese No Soy Yo!

(Jack)

Desperté en mi cama con un dolor de cabeza insoportable como si ayer hubiese tenido la peda mas grande de mi vida.
Abrí la boca para bostezar pero un dolor agudo en el labio me detuvo.

¡Mierda! Eso dolió.

Lleve mi mano al lugar donde me dolía, al tocar la quite de inmediato.

- Auuch... Joder.- Mi voz sonaba ronca y desgastada.

Joder... ¿Me emborrache? Estoy seguro de que ayer no tome ni una gota. ¿Me involucre en una pelea?

Dándole más vueltas al asunto, me levanté de la cama y me dirigí al lavabo del baño.

Mieeerda...

Tenía un moretón morado en la mandíbula del lado derecho con el labio reventado e inflamado.
Intenté volver a tocar, me arrepentí al instante que volví a sentir el dolor agudo en el labio abierto.

Me volví para salir del baño pero gire 180° sobre mi tobillo regresando al espejo volviendo a echarme un vistazo. Seguía sin creerme lo que veía.

Salí del baño rascándome la cabeza tratando de recordar lo que sucedió. Esperaba que mi hermano pudiera explicarme algo.

- Jake ¿tienes idea de que...?- Pare en seco y deje pregunta al aire. Había un bulto en mi cama delgado y pequeño. Voltee a ver a la cama de mi hermano, ahí había otro bulto del tamaño de Jake.

¿Pero que ra...?

Me acerqué con sigilo a mi cama, la rodee del lado del bulto que subía y bajaba. Con la mano temblorosa la acerque al borde de la sabana que lo cubría hasta arriba y poco a poco fui quitándola.
Pegue un grito ahogado.

Era Travis, tenía sólo una camiseta mía la cual le quedaba enorme.

No, espera... Esa no es mi camiseta. Es de Jake... Si, es suya. What da' fuck?

Nervioso voltee a ver mi cuerpo, no estaba desnudo o en boxers, coño espera, tenía mi ropa puesta de ayer. Estaba totalmente vestido.

Travis se empezó a remover en la sabana somnoliento, sostuve la respiración por un segundo, se volvió a acomodar y pude volver a respirar.
Le observe por un rato, se veía con una extrema paz al dormir.

Sacudí la cabeza para alejar esas ideas raras, me arrepentí. Hice que me mareara y me doliera la cabeza más.

Con cuidado camine deprisa hacía la cama de Jake, quien yacía plácidamente dormido casi tirando baba. Esta todo chueco.
En otra ocasión me hubiera gustado molestarle, ahora no era el momento.

- Jake... Oye... Psst... ¡Jake!- Susurré por lo alto mientras le movía el brazo.

- Mmmh...- Empieza a despertar.

- Jake despierta, Jake...- Le moví más fuerte sin dejar de susurrar. No quería despertar a Travis.

- Si, si... Ya escuche... ¿que quieres?- Pregunto molestó.

- Necesito que vengas. AHORA.- Enfatice en la palabra "ahora" para hacerle saber que era importante.

Pareció entender y se levantó sólo. Esperé al lado a que se despabilara, cuando logro pararse al 3er intento sin caer.
Caminé hacía la puerta del cuarto, bajé las escaleras y me dirigí la sala. Jake me siguió de mala gana.

Tardó un par de segundos más que yo en bajar, pasó de largo de mi y se sentó en el sofá, seguía adormilado, por un momento se quedó mirando a la nada. En ningún momento aparté la mirada de él, pareció notarlo puesto que se volvió hacia mi.
Evite reírme, era un momento serio.

- ¿Ya?- Le mire serio pero con pequeñas risas ahogadas.

- Habla. Pierdo tiempo valioso para dormir.- Musitó agotado ya un poco más despierto.

- ¿Podrías decirme por hay alguien más en mi cama, medio desnudo y sólo con tu polera?- Conforme iba formulando mi "delicada" pregunta fui alzando la voz.

- Hey, oye... Baja la voz, que estoy con una cruda...- Dejo la frase al aire.
Esta colmando mi delicada paciencia.

- Sólo explícame por favor.- Le pedí un poco más calmado.

Me observó por un momento, se paró y se fue a la cocina dejándome en la sala y sacado de onda.

Desde la cocina escuché el característico ruido de platos chocando entre sí, también la puerta de la nevera abriéndose y al final el microondas.
Me está ignorando, me cambió por comida.

- ¿En serio? Esto es importante.- Le reclame alterado.- ¿Que pasó ayer? ¿Me peleé con alguien? ¿Caí de borracho?- Me solté haciendo preguntas conforme aparecían en mi cabeza.

- Estoy crudo, Jack. Mi cabeza no va al 100. No se nada, llama a Uriel, el te explicará todo.- sentenció sin más.

¿Uriel? Es cierto...

Ayer salí con el antes de irnos a la fiesta. Debió ser ahí que peleé con alguien después de tomar demasiado.

- Habla con él. No armes conclusiones aceleradas.- Comento muy en serio como si leyera mis pensamientos.

No respondí sólo me fui de ahí y me dirigí a mi recámara. No tenía tiempo para comer. Cuando estuve a punto de entrar paré en seco.
Abrí la puerta con precaución de no hacer ruido y asomé la cabeza por la ranura abierta.

Travis seguía dormido en mi cama, su respiración era pausada y relajada.
Había olvidado que seguía en mi cuarto.
Abrí más la puerta para entrar, tenía una disputa en mi cabeza entre despertarlo o irme sin decir nada.
Tal vez ya sabía del golpe y del dolor de cabeza, pero aún no entendía donde encajaba Travis con todo esto.

- Mmh... *boztezo*.- Se empezó a despertar. Entre en pánico, no sabia que hacer. Tal vez el me diga que pasó y me ahorre ir con Uriel.
Corrí escaleras abajo, divisé el café que escuché que preparó Jake, él se encontraba sacando su pan del tostador, no dude en acercarme y robarle el café. Se lo llevaré a Travis en excusa.
Cuando llegué, toque la puerta y sin esperar respuesta, entré.

- Hola, te traje café.- se sorprendió cuando me escuchó y se puso nervioso. Le extendí la taza para que la tomará dudo en si hacerlo o no, al final no lo hizo.- Bueno oye, amm... ¿nosotro...?- Todavía no terminaba la pregunta cuando noté como la cara de Travis se iba ruborizando.

- ¡N-no...! Nosotros... n-no nos hemos...- Tartamudeo sin poder terminar de hablar.

Je... sin duda es lindo.

- ¿Entonces porqué estás aquí?- Oh, no eso sonó mal. Su rubor se fue cambiando a una expresión triste.- Lo siento, no quería decir eso.- Moví las manos intentando explicarme.

- No, esta bien.- Me aseguró cambiando de nuevo su expresión.

Me calme un poco sin quedar convencido, lo dejé de lado. Cuando él también se tranquilizó, me explico todo. Al inicio tartamudeó mucho, conforme avanzó en el relato su voz se volvía más decidida.
Cuando acabó, no me lo podía creer.