Capítulo 3

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Me quedé sin palabras, se supone que si es su mano derecha es por que es de extrema confianza.

-No sé que decirte, Sergio parece de todo menos un traidor, te lo dice alguien que no le tiene especial cariño.

-Quien menos te lo esperas es quien puede ser. De todos modos quiero que investigues a toda la plantilla, incluido a Sergio, en cuanto averigües quien es, tráemelo ante mí.

-Está bien, para eso antes de nada, necesitaré las fichas de todos los trabajadores, todo lo que tengas sobre ellos, empezaré por ahí, luego iré por los que son de menor grado y subiendo.

-Me parece bien, mañana vuelve por aquí y las tendrás listas.

-Señor, no es por cargarle con trabajo, pero es mejor que usted mismo las prepare, si es alguno de los empleados no nos conviene que sepan lo de las fichas, de lo contrario si lo saben todo se podría ir al garete.

-Tienes razón, eres muy prudente, con razón eres mi favorita.

Me puse roja como un tomate, no me esperaba que esas palabras saliesen de sus labios y menos que fuesen acompañadas con una sonrisa de picardía.

-Ejem... No busco ser la favorita de nadie Jeremy, solo hago mi trabajo como debe de ser.

Pronuncié su nombre tal y como el lo había echo con el mio antes, al parecer le sorprendió, pues su mirada verde se volvió mas profunda, y en su rostro apareció una sonrisa de diversión.

Justo en ese momento suena mi móvil. Mierda, justo ahora...

Miro a mi jefe indecisa.

-Coge la llamada, por mí no hay problema.

-Gracias.

Saco el móvil del bolsillo y contesto sin mirar quien era.

 -¡Maldita bruja descarada! ¡Me has dejado plantada!

Mierdaa, era Paula, y mierdaa, nuestra cita y mas mierda aun el altavoz estaba puesto y mi jefe lo escuchó todo, genial.

-Paula lo siento mucho, de verdad, te juro que tengo una muy buena explicación para ello.

-¿Que excusa será ahora? Ya sé, vino superman y te secuestró.

Mi jefe no pudo contener la risa, y se le escapó una gran carcajada. No me dio tiempo a hablar ya que mi jefe me cogió el móvil y habló por mí.

-Superman no, pero si la solicité yo, su jefe y siento si teníais una cita, pero yo la necesitaba con mas urgencia.

Dicho esto me guiñó un ojo, mi reacción fue sonrojarme. Ni en sueños pensé que mi jefe fuese así.

-¿Ya te vale no? Tienes a mi amiga explotada, mandándola de aquí para allá.

-Seguro que ha dicho eso poniendo un puchero.

Le susurro a mi jefe, el cual sonrió.

-Perdóneme señorita Paula, le prometo que dejaré un poco más libre a su amiga, pero me costará, ya que es mi favorita -Dijo con tono sugerente.

Mis ojos se abrieron como platos ¿Pero que?. Mi jefe haciendo bromas, esto es lo contrario de como me lo imaginé. Del otro lado de la línea solo se escuchaba silencio, seguro que después de escuchar eso a mi amiga le dió un infarto.

-Paula ¿sigues ahí? Te prometo que te compensaré te lo juro.

Seguía el silencio, eso era extraño.

-Creo que tu amiga no hablará nunca mas -Dijo una voz masculina y a continuación se escuchó un disparo.

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