La Luna en su esplendor brillaba y enviaba todas sus energías a sus fieles seguidores, todos celebraban y cantaban bajo esa mágica noche pero Arsiry solo estaba sentada en una de las antiguas ramas del Árbol sagrado, observaba con tristeza a todas las personas porque sabia que una desgracia venia en camino. Las horas seguían pasando, todos los aldeanos se han quedado orando pero Arsiry se queda dormida en el árbol sagrado, se veía tan tranquila y delicada como una rosa en primavera.
La Luna se volvía a esconder en las montañas como de costumbre, el radiante y cálido Sol anunciaba la llegada de un nuevo día, en el templo todos seguían cumpliendo sus labores con absoluta normalidad pero aún así había algo extraño, la seguridad en el templo había aumentado de una forma sorprendente, como si se tratara de una guerra.
Arsiry despierta de su profundo sueño, se baja del árbol y ve a todos trabajando, ella va al templo y nota que se podía escuchar un alfiler caer, va al altar de la Semidiosa que también tenia su nombre y enciende todas velas, se sienta en el suelo y observa detalladamente el lugar. Había un cuadro, una hermosa obra de arte donde estaba posada como una Reina, era Arsiry Kyore la Sacerdotisa semidiosa que ascendió al plano astral, en sus manos llevaba rosas blancas y tenia una mirada distraída; Como si se tratara de describir algo que ella estaba observando.
Arsiry se retira del altar y camina por el templo cuando de golpe se encuentra con el sacerdote y unos aldeanos cargando cosas en los cofres, ella sorprendida se detiene e interrumpe las ordenes del sacerdote.
- ¿Qué están haciendo? - Pregunto algo preocupada - Se supone que todo eso pertenece al templo - Dijo en voz alta mientras señalaba los cofres
- Calmate Arsiry - Dijo en voz baja - Debemos salvar los objetos de nuestro templo, se ha anunciado una desgracia - Respondió nervioso mientras recogía algunos objetos
- ¿Por qué? - Pregunto - Seguro fue por los bandidos esos - Menciono algo triste
- No exactamente, pero deberías saber todo lo que ha pasado, acompañame - Respondió mientras la toma del brazo
Ambos salen del templo y se dirigen a un lugar desconocido por Arsiry, era las afueras del pueblo, donde había un camino de piedras, una delicada grama verde y decorada con miles de árboles, pero hay algo fuera de lo común, había un hombre junto a su caballo en el suelo con miles de flechas atravesadas en sus cuerpos. Ella se asusta de solo ver la laméntable escena y nota que ese sujeto se encargaba de hacer envíos por los lugares con su humilde carreta y con numerosos cofres cerrados bajo llave.
- ¿Qué significa todo esto? - Pregunto asustada
- Uno teme hablar de esto, sabes - Respondió algo nervioso - Ese hombre era quien hacia los convoy para nuestro templo, hoy sus gritos hizo que todos nos diéramos cuenta de la desgracia que viene en camino, es por eso que tratamos de salvar lo que podamos de nuestro templo ya que esto significa que un gremio nos ha declarado la guerra - Dijo mientras la miraba
- Entiendo - Respondió, cuando entonces nota algo escrito en el brazo del hombre en el suelo - ¿Qué es eso? - Pregunto y se acercó, cuando su piel se eriza por completo - "Shikzam reclama estas tierras, entreguen o mueren" - Leyó asustada
- No, Shikzam no - Dijo el sacerdote asustado - Ellos son extremadamente peligrosos para nosotros - Menciono
- Pero ¿Por qué ellos quieren nuestras tierras? - Pregunto - No le hemos hecho nada, al menos que sean los que atacaron ayer - Menciono mientras miraba el camino
- Los que nos atacaron ayer eran bandidos, pero fácilmente pueden haber vendido la información al líder de Shikzam - Respondió - He escuchado historias de que ellos han tomado gran parte de China de forma sangrienta y están desesperados por tener el control de toda China - Menciono mientras observaba al hombre en el suelo
ESTÁS LEYENDO
La Leyenda de Arsiry
FantasyLeyendas, sé que algunos de los que están aquí han escuchado historias legendarias de héroes que han logrado metas totalmente increíbles y que han dejado marcada su huella para siempre, quizás ellos jamás pensaron que serían recordados para siempre...