Encuentro

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[Bueno...~ aquí está el primer capítulo de esta historia :> (no os esperéis un Picasso xD) Y nah más (?) creo que con la descripción de ahora os quedará claro de qué va todo esto :""D Espero que os guste~ *Eva out*
PD: no os rayéis con la foto -edit mio xd- que todo tiene su explicación (?) xDD]

Todo el mundo tiene algo que contar sobre ellos mismos: sus hobbies, gustos, características... Casi siempre hablan de cosas irrelevantes, pero yo simplemente diré lo esencial, mi nombre y algo que nadie sabe. Me llamo Arthur Kirkland, o más bien ese es el nombre que decidí ponerme. Mi nombre real no lo conoce nadie, y para cuando lo saben... Podría decirse que ya es demasiado tarde. Todo el mundo me conoce y saben de mí, pero nunca me han visto hasta que les llega el momento. Me llaman Dios de la muerte, o simplemente "la muerte". No se esperan encontrarse cara a cara conmigo, y es gracioso ver cómo intentan convencerme para evitar su final. Pero en parte yo no decido quién tiene que morir... Es algo intuitivo, y para cuando me doy cuenta ya tengo fijada a otra víctima. Con el paso de los años he ido alargando sus muertes, intentando dejarles un poco más de tiempo. Me hacía pasar por su "amigo" o un simple conocido con el fin de, por lo menos, hacer menos aburrido mi trabajo y hacerles un favor a ellos. Después de todo no puedo dejarles vivir... Es mi trabajo.

Volviendo a la actualidad, ahora me encuentro en Nueva York. Suelo "viajar" mucho debido a mi trabajo, y por desgracia ahora tengo que estar aquí. No me gusta el ambiente de esta ciudad, está demasiado... cargado. Los prefiero más tranquilos y relajantes, pero bueno. Cuanto antes encuentre a mi víctima antes podré irme de aquí. Obviamente mi aspecto es como el de todos, humano. Si fuese como soy en realidad sería un completo caos. Suelo llevar siempre un traje negro, y unos guantes por otras razones. Tengo que tener cuidado con tocar a la persona equivocada, porque si no podría morir quien no debe. Y bueno, esa es mi forma de matar, tampoco voy a complicarme mucho en eso. Es mejor terminar pronto con ello, tanto para mí como para ellos.

Voy caminando por una calle poco transitada, supuestamente la próxima víctima se encuentra por aquí. No sabría explicar el cómo las detecto pero mi cuerpo se mueve solo hacia ella, por instinto. Así que acabo llegando a un bar, algo abarrotado de gente para mi desgracia. Entro y echo una ojeada rápida por el lugar, acercándome a la barra.

- Hola, ¿qué desea tomar?

Alzo la mirada y nada más verlo ya supe quién era. Era un muchacho de no más de 20 años. "Muy joven" pensé.

- Pues... No estaría mal una cerveza.

Le sonrío levemente, devolviéndome él la sonrisa con una mucho más amplia.

- Enseguida.

Se gira para coger un vaso y rellenarlo. En cuanto termina me lo da con la misma sonrisa de antes.

- Aquí tiene.
- Gracias.

Tomo el vaso y le doy un pequeño sorbo.

- ¿Tanto frío hace fuera como para llevar guantes?

Pensaba sacar algún tema de conversación para hablar más con él, pero parece que no va a hacer falta.

- Un poco sí.
- Bueno... Supongo que es normal ya que estamos a mediados de noviembre.

Suelta una leve risa, algo que hago yo también simplemente para romper el hielo, por así decirlo.

- De todos modos he aguantado temperaturas más bajas.

Cojo de nuevo el vaso y le doy otro sorbo más.

- ¿Eres de otro Estado?
- No exactamente...

Dejo el vaso sobre la barra y desvío la mirada hacia el camarero sonriéndole amablemente.

- No soy de aquí, pero me conozco muy bien esta ciudad.
- ¿Entonces eres un extranjero?
- Podría decirse que sí.
- Ah... Me lo imaginaba por el acento.

Rio esta vez algo nervioso, y nos quedamos unos segundos mirándonos.

- ¿No tienes que atender a más clientes?
- ¿Eh? ¡A-ah sí claro! P-perdone.

Se alejó dirigiéndose a otros clientes que iban llegando. En cierto modo era divertido ver cómo se ponía nervioso. Lástima que le quede solo una semana. En cuanto me acabé la cerveza le pedí la cuenta.

- Son... 2 dólares.

Le entrego lo justo y me levanto del asiento, pero antes de irme me dirijo hacia él.

- ¿Mañana estarás por aquí?
- ¿E-eh? Es probable...
- Entonces puede que vuelva aquí mañana.

Le sonrío por última vez antes de girarme y dirigirme hacia la puerta, desapareciendo en la lejanía.

[Weeeno xD Ya sé que escribo de putah pena :'''D se intentó (?) xDD Y nah, espero que os haya gustado -esta merda tan corta- y cuando pueda subiré el siguiente capítulo :'> *sale volando*]

Amor ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora