Preocupación

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Regresé como los otros días a mi casa. Después de lo que había pasado esta noche creo que estaría entretenido pensando qué es lo que puede estar pasándole a Alfred. Era muy extraño que de un día para otro su rostro se haya apagado tanto. Siempre se le veía alegre... Así que su comportamiento de esta noche fue muy extraño.

Pasé el resto de la noche pensando en ello y además en lo que podíamos hacer al día siguiente. Ya no quedaban muchas ideas, por lo que como no fuese al bar y me quedase allí un rato... No sé adónde podríamos ir.

Al día siguiente, sobre las seis de la tarde, decidí ir ya hacia el bar para estar más tiempo con él ya que no pensaba que quisiera salir de nuevo a algún lado. El barrio no era interesante, como ya dije, por lo que la mejor idea era quedarme en el bar e intentar hablar con él allí mientras trabajaba.

Justo cuando entré algo me dio en la cabeza y sentí algo líquido recorrerme la cara. Algunas personas del bar comenzaron a reír y otras gritaron preocupados.

- ¿Eh?

Palpé con una de mis manos el origen del golpe y cuando me ví la mano ensangrentada supe lo que había pasado. Algo bueno de ser el Dios de la muerte es que no sientes dolor físico, por lo que puedo romperme algún hueso y ni me enteraría.

- ¡Arthur! ¡¿Estás bien?!

Alfred apareció detrás de la barra y se acercó a mí mirándome con preocupación.

- Sí, no te preocupes...
- ¡Te han golpeado con una botella y estás sangrando! ¡¿Cómo puedes estar bien?!
- De verdad que estoy bien... Solo dame algo para limpiarme.

Le hablaba con una voz calmada, intentando calmarlo a él también ya que estaba muy nervioso. Al parecer funcionó un poco al ver que estaba bien y se apartó volviendo a la barra.

- De acuerdo... Ven por aquí un momento.

Me dejó pasar por detrás de la barra y le seguí algo confuso. Alfred habló con otro de los camareros y este se encargó de echar del bar a un par de borrachos. Supongo que fueron los que lanzaron la botella...

- ¿Adónde me vas a llevar?
- A la cocina para tratarte eso mejor...
- Con que me hubieses dado una simple servilleta estaría bien, en serio...
- Mejor prevenir que curar~

Paró y cogió un trapo, mojándolo un poco en agua.

- Siéntate aquí~

Me pasó un taburete y me senté como me indicó. Colocó el trapo en mi herida y la limpió mientras yo no sentía nada.

- ¿Te duele?
- No, no te preocupes.
- Está bien... Si te duele me avisas~

Pasó un par de veces más el trapo por la herida hasta que lo dejó sobre un cubo de agua que había cerca. Me giré hacia él levantándome del taburete.

- Gracias~
- No hay de qué~ Y por cierto, ¿qué haces aquí tan temprano?
- Bueno... Decidí venir antes ya que me pareció lo mejor~
- ¿Mejor?
- Pensé que no tendrías ganas de salir más, a parte de que por aquí no hay gran cosa...
- Siempre tendré ganas de salir si es contigo~

Me sonrió como hacía siempre e hizo que me sonrojase un poco. Desvié la mirada con tal de evitar esa sonrisa y me dirigí hacia la salida de la cocina.

- E-entonces... ¿Puedes hablar mientras trabajas?
- En realidad iba a terminar ya mi turno...

Ambos salimos de la cocina y me giré hacia él mirándole algo extrañado.

- ¿Ya? ¿No sales a las ocho?
- Sí pero... Hoy no me encuentro muy bien.

Intentó sonreírme de nuevo pero le salió más como una mueca, y se giró yendo hacia otra puerta.

- Espera un momento, voy a cambiarme~
- Vale...

Salí de la barra y lo esperé junto a ella. Mientras lo esperaba varios muchachos intentaron montar pelea conmigo por el simple hecho de que estaban borrachos. Antes de que pudiese hacerles algo por pesados Alfred apareció ya cambiado con ropa de calle.

- Listo~ Ya podemos irnos~
- Muy bien~ ¿Y adónde quieres ir?
- P-pues... ¿P-podemos ir a mi casa? No tengo muchas ganas de estar fuera...
- Claro~ Tengo ganas de ver cómo es tu casa~
- No te hagas ilusiones... Es muy pequeña.
- Seguro que es mejor que la mía~ ¿Vamos~?

Asintió y salió primero del bar para guiarme hasta su casa, aunque ya me sabía la dirección de las otras veces. Caminé a su lado y en cinco minutos llegamos a nuestro destino. Se acercó al portal y abrió la puerta dejándome pasar primero.

- Pasa~
- Gracias...~

Entré y caminé lentamente hasta que me alcanzó y me llevó hacia el ascensor. Por dentro era igual que por fuera, de un color blanco puro y moderno, a diferencia de los otros edificios del barrio.

- Vivo en un tercero~ ¿Y tú?
- Pues... Un sexto.
- Qué alto... Espero que tengas ascensor porque subir seis plantas es agotador hahaha~
- Sí...

Vivía alto, sí. Pero no en la sexta planta. No le iba a decir que vivía en la azotea... Cuando llegó el ascensor ambos subimos y esperamos hasta que nos llevase a la tercera planta. Una vez allí salimos y fuimos hasta la puerta número 1. Alfred sacó sus llaves de nuevo y abrió la puerta.

- Pues... Esta es mi casa~

Entré mirando todo con detalle, observando la decoración ambientada en toda clase de videojuegos.

- Se nota que te gustan los videojuegos~
- B-bueno, ya lo sabías ¿no? ¿O es que la visita a la tienda no te quedó claro~?

Entró después de mí cerrando la puerta y fue hacia la cocina. Yo le seguí ya que tampoco me conocía la casa así que no tenía de otra.

- ¿Quieres tomar algo?
- No, gracias.

Alfred se encogió de hombros y lo ví sacar un par de pastillas junto con una botella de agua de la nevera. Eso me hizo recordar...

- Oye... Si te encuentras mal no debería haber venido... Tendrías que estar so-
- No.

Lo miré algo confuso y se tomó las pastillas antes de girarse hacia mí y seguir hablando.

- No quiero estar solo ahora...
- ¿Eh? Pero si solo es un día.
- Yo sé lo que digo...

Desvió la mirada algo apenado y salió de la cocina antes de que pudiese fijarme mejor en su rostro. Lo volví a seguir hasta lo que parecía su salón y encendió la tele.

- ¿Quieres ver algo~?

Me volvió a sonreir, como si nada, y yo algo confuso por todo lo que estaba pasando en ese momento me senté a su lado encogiéndome de hombros.

- No suelo ver la tele...
- Entonces... ¿Hablamos?
- Claro, por qué no~

Y así, el resto de la noche la pasamos hablando. Me contó todo sobre él, o eso fue lo que pensé. Se la pasó todo el tiempo hablando y lo agradecí, ya que así no tendría que inventarme yo nada sobre mi vida. Supe que tenía un hermano, que antes vivía con él y que desde hace un año vivía solo aquí, trabajando en el bar. Me dijo muchas más cosas pero fueron tantas las que me dijo que ya no me acuerdo de ninguna. Solo sé que conforme iba avanzando la conversación, la voz de Alfred se iba apagando como si no quedase vida en él. Una sensación extrañada pero familiar apareció dentro de mí, haciendo que me preocupase en ese momento.

[Juasjuasjuas- Ok ya, siento mucho haber tardado tantoo :""""D Estoy con otras dos historias a la vez y como para esta no me viene la inspiración pues... ahí está, esperando a que la continúe xd Pero wenoh, aquí está el capítulo 4 :'> -pa' la próxima sí que intentaré actualizar antes (?) *huye*-]

Amor ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora