Problema

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Me desperté de nuevo en mi azotea pero esta vez más tarde, mucho más tarde. Eran alrededor de las cinco de la tarde. ¿Cómo es que había dormido tanto? Recuerdo que me fui de casa de Alfred sobre las once así que tan cansado no estaba... Pero bueno, no le di importancia y comencé a arreglarme para salir a la calle. Caminé lento por las calles para hacer un poco de tiempo antes de ir al bar para ver a Alfred. Al girar por una de las esquinas me choqué con alguien que iba corriendo. Ambos caímos al suelo.

- ¡Auch!...
- Tss...
- ¡Lo siento! ¿Estás bien?

Me incorporé un poco y al levantar la vista me encontré con la mano de un chico más o menos de la edad de Alfred. Dudé un poco en cogerla y al final lo hice.

- Sí, estoy bien...
- Menos mal...~

Me levanté con su ayuda y lo miré analizándolo rápido. Joven, moreno, con ojos verdes... Por el acento posiblemente sea español.

- ¿Por qué tanta prisa~?
- P-pues...
- ¡TÚ! ¡NI SE TE OCURRA MOVERTE!
- ¡Mierda!...

Se puso detrás de mí cuando un par de hombres de unos treinta se acercaron a nosotros.

- ¿Algún problema~?
- ¿Este gilipollas en traje es amigo tuyo?

Lo cogí del cuello y lo levanté del suelo estampándole contra la pared. Lo miraba con una simple sonrisa, en el fondo lo estaba disfrutando. Por fin algo de acción...

- ¿A quién llamas gilipollas?
- ¡P-pero qué h-haces!...
- Discúlpate si no quieres morir...
- ¡¿A-ah?!
- ¡Oye tío suéltale ya!

El otro hombre se acercó a mí y me apartó de él. Este cayó al suelo pero pudo mantenerse en pie.

- Agh... ¡E-estás loco chaval!
- Ya... Veamos quién es el loco ahora...~

Me giré hacia ellos y le mostré por unas milésimas de segundo mi lado oscuro, mi parte de demonio. Después de eso tendrán pesadillas por un tiempo.

- ¡¿Pero qué cojones?!
- ¡U-un monstruo!

En cuanto me vieron así salieron corriendo y me rei un poco.

- Eso por idiotas...
- Qué... ¿Qué les has hecho?

El muchacho de antes se acercó a mí algo curioso.

- Nada~ Solo les he enseñado algo...~

Le quiñé un ojo y me acerqué a él sonriéndole de una forma un poco más macabra.

- ¿Quieres verlo tú también~?
- N-no gracias...

Se alejó de mí unos pasos y yo me volví a reir.

- Lo suponía~ Bueno, tengo que irme... No vuelvas a meterte en líos...~

Me miró confuso y me giré caminando hacia el bar mientras me despedía con la mano. A los quince minutos después llegué al bar y entré. Esta vez estaba casi vacío, solo había un par de parejas sentadas por ahí. Me acerqué a la barra y le pregunté al camarero que estaba allí sirviendo las bebidas.

- Disculpa...
- Dígame.
- ¿Está Alfred?
- ¿Alfred? No ha venido hoy.
- ¿Eh? ¿Por qué?
- Ha llamado diciendo que no se encontraba bien y que se iba a quedar en casa.
- Ah... Muchas gracias~
- De nada.

Llegaron unos clientes más y se puso a atenderles mientras yo salía del bar hacia la casa de Alfred. Llegué al poco rato y llamé al porterillo. Alfred tardó un poco en responderme.

- ¿Sí?...
- Soy yo, Arthur~
- ¿Arthur? Pasa~...

Abrió la puerta y pasé adentro hacia el ascensor. Pulsé el número tres y esperé a que el ascensor llegara a la planta. Cuando salí fui hacia su puerta ya abierta y entré, cerrándola después.

Amor ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora