El príncipe y la bruja

El palacio escondido en las montañas

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Capítulo 2

-¿Mamá? ¿Por qué ese hombre te toca? ¿Por qué sonríes de esa manera? Esto está mal...este hombre es un abusivo. Yo debería estar durmiendo y no viendo esto, solo quería hacerle una pequeña broma, me escondí en el closet y una de las puertas quedo entreabierta, puedo ver lo que ocurre.

Este hombre con ropa lujosa, con aspecto dominante, sonrisa ensanchada está besando y tomando a mi madre de la cintura, ella solo sonríe. Luego cerré los ojos para evitar seguir viendo esos acontecimientos, escuche gemidos y jadeos de parte del sujeto y de mi madre.

-Ayuda... necesito salir de aquí-susurre-

Desperté dentro de un carruaje, a mi derecha esta Lelouch tomando mi mano y mirándome intrigado. Corte la distancia que nos separaba, me acurruque en su pecho, lamí, relamí su cuello y lo mire suplicante, capto la idea besándome con deleite, correspondí de la misma manera.

Yo no quiero ser tocada y besada por otro hombre que no sea este, porque le entregue todo, mi cuerpo, mi alma, mi corazón.

Luego de aquello el me abrazo, duramos un breve tiempo en silencio hasta que el hablo.

-Me intriga saber que estuviste soñando, ¿tiene algo que ver con tu madre?-pregunto, dando en el punto, mi garganta quedo seca.

-Sí, pero no es de importancia-hable con dificultad, mostrando una sonrisa.

Tomo un pañuelo que tenía entre el abrigo y lo acerco a mi rostro-Entonces... ¿Por qué lloras?-concluyo secando mis lágrimas.

-Me atrapaste, ahora ¿puedes abrazarme?-hable acariciando su mejilla.

Volví a abrazar al hombre de cabellera negra, pero llevándolo conmigo a cierto recuerdo.

El cielo oscuro, lleno de estrellas, mi padre Albert estaba junto a mí, con el semblante serio, como siempre pero pronto me mostro por primera vez en mucho tiempo una sonrisa.

-Tienes mucho a que aspirar, eres habilidosa, inteligente y amable, Thalía siempre señala que no puedes utilizar el don que se te dio al nacer, pero no dudes en utilizarlo cuando tu vida corra peligro. Estoy orgulloso de que seas mi hija Elizabeth.-Acaricio mi cabello.

Lelouch y yo estábamos allí como observadores, por alguna razón quería mostrarle uno de los recuerdos más felices que tuve antes de la muerte de las dos personas que dieron su vida por mí.

-Tu padre, fue un sujeto de admirar, le agradezco por tenerte aquí-Tomo mi mano- Gracias, por todo.

-Vamos, debemos volver-hable, alejándolo de aquel recuerdo y llevándolo a la realidad.

__________

-Su majestad, hemos llegado al palacio escondido entre las montañas.-Hablo el sujeto

-Claro-hablo Lelouch

Me asome por la ventana, el olor de los arboles me impregno, después visualice el palacio, sonreí- Este lugar me trae muchos recuerdos-sin querer me ruborice.

Lelouch se acercó a mi oído- Deja de recordar cosas pervertidas-susurro de espacio, pasando su mano por mis senos y bajando lentamente hasta llegar a mi vientre, mientras que cierto cosquilleo paso por todo mi cuerpo – O llegare no solo a recordar, te hare vivirlo, ¿podría tomarte justo aquí? – Lamio y mordisqueo sensualmente mi oreja.

-Lelouch-sama-abrió la puerta del carruaje y levemente se sonrojo- Hemos llegado, baje por favor.

-Tsk... Vamos Elizabeth- me jalo suavemente hacia el para salir y en cuanto llegamos al palacio dijo- Tendré que despedir a un sujeto, pero eso será después que seas mía- De molestia paso a tener unos ojos y sonrisa tentadoramente lujuriosa que despertó mis ansias, mi anhelo, quería ser tomada por el, de la misma forma en que él quería tomarme a mí.

Sera pasional, lujurioso, desenfrenado, sin contemplación, yo estando en celo y el siendo poseído por los más primitivos deseos carnales, atrapados en la noche.

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