Voy a la universidad de artes de Nueva York. Vivo solo en un apartamento que pago con el trabajo que tengo en la cafetería.
La universidad la pago con la beca que tengo.Cuando salgo de la universidad tengo que ir directamente a la cafetería porque mi horario de trabajo así lo marca, aunque el jefe es considerado y sabe que tardo un poco en llegar. Entro por la puerta principal y me sorprende verte ahí, sentado en la misma mesa que ayer.
Notas mi presencia y saluda tímidamente con la mano, te saludo de vuelta. Paso a la cocina para dejar mi mochila y ponerme el delantal sobre la ropa. Salgo para ir a tu mesa.
"Hola"
"Hola" saludo pero no veo nada en tu mesa
"¿Quieres ordenar algo?" pregunto con una risita queriendo salir de mis labios.
Bajas la mirada porque sabes que no has pedido nada desde que llegaste. Pienso que no vas a contestar nada por haberme burlado pero sonríes."Un chocolate. Por favor"
Asiento y voy por tu chocolate de inmediato. Cuando regreso te encuentro perdido viendo por la ventana.
"Aquí tienes"
Murmuro pero aun así das un brinquito en tu lugar porque estabas distraído y no notaste cuando llegue
"Gracias"
Esta vez antes de tomártelo le soplas suavemente al chocolate, y pienso que debiste recordar que el chocolate está caliente.
Sonríes cuando te lo tomas, dices que esta delicioso y me sonrojo porque yo mismo lo prepare para ti."¿Llevas mucho esperando?"
Dejas de tomarte el chocolate y me regaño mentalmente por haber preguntado. Bajas la mirada y muerdes tu labio, me quedo embobado viendo esa escena e imagino como será morder ese labio, ahí justo donde tienes el piercing
"Solo un poco"
Respondes y sonrió. Y me siento feliz al saber que estuviste esperándome en la cafetería. Miro hacia la barra y sé que debo de estar atendiendo otras mesas, pero quiero seguir platicando contigo. Ahora soy yo quien me muerdo los labios al no saber qué hacer
"Puedo esperar" murmura y volteo a verte. Tienes una linda sonrisa de complicidad en los labios
"Pero mi turno termina hasta las siete"
"No importa, tengo la tarde libre"
Compartimos sonrisas cómplices. Me despido de ti para ir a atender otras mesas, pero de vez en cuando te veo en esa mesa y eso hace que mi día mejore.
Porque pude verte otra vez, y pienso que con verte todos los días mi vida podría cambiar y ya no me sentiría tan solo. Que contigo alegrando mis tardes en esa cafetería tendría lo suficiente para vivir el resto de mi vida
Contigo a mi lado