Capítulo 2

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Orwell, no se podía quedar de brazos cruzados, su mejor amigo había muerto a manos del peor asesino en Rumania, empezó a idear un plan, se conocía el sexo del asesino... Masculino.
Sabía que la debilidad de un hombre es y serán las mujeres.
-Capitán, necesito ver a la señorita Rachel Holmes-.
En seguida el capitán acató la orden de Orwell y se dispuso a buscar a Rachel.
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Rachel se encontraba en su departamento, se disponía a comer un sándwich; su teléfono sonó y pues hizo lo lógico, contestó, en cuanto reconoció la voz, supo que se trataba de algo interesante.
-Señorita Holmes, la necesitamos en una misión, por favor la queremos ver ahora mismo en la oficina del
General Orwell en una hora y media-.
Rachel sin oportunidad de decir ni siquiera un "sí", se cambió de ropa y fue directo a su camioneta; el sándwich que estaba a punto de comer decidió dejarlo botado.
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Se le hizo extraño que la llamaran pues hace mucho que aparentaba haber desaparecido del mapa para ellos, prácticamente la querían sólo para ceremonias. Ella sabía lo buena que podía ser en su trabajo, sin embargo parecía que los demás no le daban la suficiente importancia; la CIA tenía un lugar muy escondido, sobretodo donde se encontraba la oficina de Orwell, sin embargo ella sabía perfectamente el camino, se lo conocía de ida y de vuelta a la perfección, ella podía presumir de una excelente memoria fotográfica y auditiva, en realidad de excelente memoria en general. Entrando al estacionamiento, le pedían identificarse con su gafete, era todo muy electrónico y se leía con un código de barras; entró por la puerta grande y se presentó en la recepción como "Agente Holmes". Se montó en el elevador el cual la dejó hasta el último piso del edificio.

No Huellas, No identidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora