capitulo 4

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SARA


¡SARI ESTAS AHÍ!

Abrí mis ojos bien despacio por la luz que estaba frente mío pegándome la cara, me había dormido toda la mañana, es como si me hubieran tirado una piedra a la cabeza y me habría noqueado.

Me vire para ver la hora... ¡SON LAS 4 DE LA TARDE!, no fui a recoger a Camila, ¡excelente!, es el primer día de clases y ya me olvido de ella, tengo que aprender a ser un poco responsable, aunque el sueño no me dejaba despertar, es como si el "sueño" fuera una persona a la cual se alimenta de mi sueño...sonó como un trabalenguas (lo sé)


No conteste el grito de Camila, solo espere a que viniera a regañarme por dejarla olvidada en el colegio, aunque cabe recalcar que ya está un poquito grandecita para que yo la tenga que ir a ver.

¡SARI, NI MÁS CONTIGO ENSERIO, ME CAES MAL, TENIA MIEDO!

Desde cuando esta muchacha cree que me puede venir a gritar a mí, que se cree,... ¿mama de tarzan?...supongo que si

-¡ME QUEDE DORMIDA, QUE NO VES!

¡ESA NO ES UNA EXCUSA PARA OLVIDARME!

Yo solo la escuchaba gritar, la verdad sabía que era mi culpa, me sentía mal por eso, veía como ella tragaba saliva antes de decirme algo... ¡no puede ser! ¿Eso es una lagrima?... si lo es... sentí como mi pecho dolía al ver a Camila llorar, no lo soportaba, es como si me clavaran un cuchillo justo en el corazón.


-¡NO LLORES CAMILA! ¡PERDONAME, PERDONAME! –odiaba verla llorar, ella siempre lloraba cuando mi papa la retaba y le pegaba.


Enseguida me acerque a ella rodeando mis brazos en su cuerpo, para que se calmara, su respiración estaba agitada, tenía el ceño fruncido del coraje que tenía en ese momento conmigo, solo podía pensar en lo boba que fui al quedarme dormida.


(...)


Después de un buen rato de estar ella en mis brazos, había dejado de llorar haciendo que me calmara y no me sintiera tan culpable de todo esto, ella estaba como una bolita entre mis brazos mientas le acariciaba el cabello, estábamos sentadas en el suelo, y sus ojitos estaban cerrados, era una ternurita.

Me gustaba esos momentos tan tiernos con ella, porque me demostraba aprecio, y de alguna manera me gustaba que me diera amor, no quería que este momento acabe nunca, yo era un oso feliz abrazando a mi gato, así Camila me llamaba cuando estaba cariñosa "oso", y yo la llame gato, no sé de dónde me salió la idea del gato, pero fue lo primero que se me ocurrió al ver a Camila de 5 años raspando con sus mini uñitas los muebles de la casa de mi papa.

Sari ya son las 4:30  y tienes que ir al bar. –escuche a Camila decir en voz baja mientras seguía con los ojos cerrados, acostada en mis piernas.

-¿Estas segura? –asintió.

-sí, anda nomas, yo veré pelis hasta quedarme dormida. –dijo mientas se levantaba de mis piernas haciéndome causar un frio ligero por donde Camila estaba acostada.

(...)

Hola Xavier, que mesa atenderé hoy. –dije mientras me ponía el delantal blanco que estaba junto a otros delantales en una canasta.

Creo que la 6 y la 9, esas no tienen meseras y están esperando. –camine directo hacia la mesa 6, arregle mi cabello lo más que pude mientas caminaba hacia la mesa, por alguna razón el bar estaba lleno hoy, creo que había un partido de futbol, razón para que se llene el bar demasiando.

Aprendiendo a vivir con ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora