Después de una larga semana (aburrida por cierto, debido a que no pude ver a mi actual presa), por fin llego el esperadísimo sábado. Espere a Aidan afuera de si casa, al parecer aprenderme su dirección sirvió de algo. Cuando el chico salió de su casa se sorprendió al verme y me quedo mirando atónito.
—Hola, primor —salude y le guiñe el ojo, él se sonrojo en respuesta.
— ¿L-leo...? —Susurro tímido— ¿Qué haces aquí?
— ¿Se te olvido que hoy tendríamos una cita? —fingí enojo e hice un puchero.
— ¡C-claro que no! —Exclamo inmediatamente, cosa que me sorprendió debido a su timidez—. Jamás podría olvidarlo... —murmuro con su bajo tono de voz de siempre.
Bajo la mirada y comenzó a sobarse las manos. Me dejo contento el que no olvidara nuestra cita. Bueno, ahora hare que definitivamente no olvide lo que pase hoy.
— ¿Te apetece ir a comer? —Pregunte amigable— tengo tanta hambre que te comería enterito.
Agarre a Aidan del cuello de la camisa y con fuerza lo baje mi altura, para luego morderle el cuello suavemente, cosa que lo hizo estremecer.
— ¿¡Eh!? —grito Aidan. Por el miedo comenzó a tiritar y ponerse más nervioso de lo que ya estaba.
—Te lo dije, tengo hambre —dije pícaro mientras me relamía los labios con lentitud.
El chico se sobo donde le había mordido con anterioridad, notablemente incómodo.
—Lo siento, no quería molestarte —me disculpe fingiendo arrepentimiento.
Mi "arrepentimiento" hizo que Aidan dejar de temblar y me mirara con una expresión más afable.
—N-no t-te pre-preocupes —tartamudeo con timidez.
Acaricie su rostro con suavidad. Aidan se le notaba sorprendido con el repentino tacto, pero aun así dejo que tocara su rostro. Si tengo suerte puede que hoy me lleve a este adorable chico a la cama
—V-vayamos a comer —tartamudeo el muchacho con vergüenza.
—Como desees —dije sonriente.
Caminábamos juntos, bueno, Aidan mas bien iba detrás mío y no a mi lado. Vimos varios restaurantes y entre ellos uno llamo la atención del muchacho.
—Leo... —tiro de mi camisa con timidez y apunto al lugar donde quería comer, no dijo nada, pero se le notaba en le mirada que le gustaba el sitio.
Era un restaurante barato. Yo quería llevarlo a un lugar caro ya que para mí el dinero no es un problema, pero si él quería ir allí no le iba a decir no a esa carita.
Al entrar al restaurante, me acerque casi corriendo a una mesa y le corrí la silla para que se sentará.
—Muchas gracias —dijo con una sonrisa para luego sentirse—. Eres un caballero, Leo.
—No hay de que, corazoncito —me senté al frente suyo en la mesa.
Miramos el menú en silencio. Debido a mi hambre, no se me ocurría ningún tema de conversación aparte de comida, y Aidan era demasiado tímido como para exponer un tema de conversación por sí mismo. Aidan termino pidiendo al bastante pequeño y barato. Él era delgado, pero no imaginaba que comiera tan poco. Yo por mi parte un montón de comida, cosa que pareció sorprenderlo.
— ¿Cómo puedes comer todo eso? —pregunto sorprendido.
—Soy un barril sin fondo, nunca quedo satisfecho y eso no solo me pasa con la comida —le gruñí y le guiñe un ojo.
Aidan se sonrojo con ese comentario y se quedó viendo su minucia de comida. Él es timado, no inocente.
A pesar de que yo tenía mucha más comida que él, termine antes. Aidan comía de un forma muy mona y lenta... ya me estaba muriendo por poseerlo, oírlo gemir con esa dulce voz que tiene.
—"Demonios..." —pensé al ver que se formaba un bulto en mi entrepierna.
— ¿Ocurre algo? —pregunto preocupado.
— ¡No pasa nada! —grite nervioso, trate de calmarme y seguí hablado— tengo que ir al baño.
Me quite la chaqueta que llevaba puesta y tape la entrepierna con esta mientras corría hacia el baño lo más rápido que pude.
Me encerré en el baño y mire mi pequeña emergencia. No podía dejar que Aidan me viera así, solo lograría asustarlo. Comienzo a arrepentirme de encapricharme con un adolecente tan tímido.
Después de solucionar mi "problemilla", salí del baño, encontrándome con que Aidan había desaparecido y que sobre la mesa solo habían unos billetes. Se fue y pago la cuenta de paso.
—Señor —le dije a un camarero— ¿Qué paso con el chico de lentes que se encontraba en esa mesa? —apunte a nuestra mesa.
—Después que usted se fue al baño, el chico se acercó a este y después de un rato junto a la puerta, pago la cuenta y se marchó del restaurante.
¿Se acercó al baño? ¿Me habrá oído y se asustó? Salí corriendo del restaurante y fui a buscarlo. Que me haya dejado a mitad de una cita después que me esforzara tanto... que frustrante...
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Solo es un juego [Gay]
General FictionLeonardo es un hombre que se encuentra aburrido en el parque, y el cual de la nada aprecia a un lindo adolescente tímido que se encuentra dibujando tranquilamente cerca de nuestro protagonista. Leonardo hará todo a su alcance con tal de llevar a la...