4. Un cambio

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Me despierto por el sonido de la hermosa vos de mi amado, abro los ojos cuando él deposita un suave y tierno beso en mis labios. Se sienta frente a mi en la cama y los dos comenzamos a comer el desayuno que trajo en una bandeja... , ojalá.

No sé qué es peor, si los rayos de sol que se filtran por mis cortinas mal cerradas, el brazo peludo de mi mejor amigo que no me deja respirar, o el sonido del terror de mi feo reloj despertador. Hoy va a ser un laaaargo día...

Levanto mi mano hecha puño y golpeo el irritante aparato varias veces hasta hacerlo callar. Respiro hondo y uso mis brazos para sacar el brazo del oso que tengo a mi lado. Ruedo sobre el colchón tan rápido que caigo al suelo. Mi espalda duele, pero hace tanto calor y el piso se siente tan fresco que me quedo un rato más acostada en el.

Antes de dormirme de nuevo me levanto y voy al baño, tomo un par de toallas y algo de ropa.

El agua fría hace contacto con mi piel caliente y la sensación es hermosa. Luego de media hora de canto cierro la llave y envuelvo mi cuerpo con una de las toallas, apenas estoy frente al espejo me pongo a bailar y a hacer caras mientras me visto.

Salgo del baño secando mi cabello con la otra toalla más pequeña, y me paro a unos metros de la cama mirando al chico dormido en ella. No tiene camiseta y está acostado boca abajo. Las sabanas lo cubren hasta la cintura resaltando su gran trasero y la luz que entra por la ventana hace ver su piel un poco más clara. Su boca entreabierta hace ver sus labios más lindos y sus músculos relajados se contraen cuando respira hondo.

Mi estómago se queja molesto y dejo se admirar a mi amigo para bajar por algo de comida.

Recorro la madera fría con mis pies descalzos hasta llegar a la cocina. Preparo algo rápido, huevos, bacón, jugo de naranja, café y algunas tostadas. Bien livianito, respetando la dieta...

Subo de nuevo las escaleras y entro a la habitación sin hacer mucho ruido, me subo a la cama dejando mis piernas a los costados del cuerpo inerte de Logan, me siento en sus piernas y usando su trasero como tambor comienzo a gritar que se levante. Se nota que hace sentadillas.

Él comienza a moverse como gusano y yo a reír hasta que logra darse la vuelta y quedar sobre mi. Los dos dejamos de reír y nos quedamos quietos intentando recobrar el aliento. Luego de tomar una gran bocanada de aire le digo que me pase su rutina de glúteos, y que el desayuno está listo. Ambos bajamos y nos sentamos en la barra americana a desayunar.

Realmente aprecio mucho pasar estos momentos con él aunque nunca se lo diga, es una de las personas más importantes en mi vida. Hemos pasado tantos momentos juntos que solo con mirar al otro sabemos si algo está mal. Creo que todos deberían tener un Logan en su vida.

—¿En qué piensas?—interrumpe mis pensamientos.

—En nada.—sonrío. Logan frunce sus cejas y me mira serio por unos segundos antes de volver a llenar su boca con comida.

Después de desayunar Logan me ayudó a limpiar un poco antes de irse a entrenar, es increíble la fortaleza que tiene, si yo bebiera como él necesitaría reposo de por vida. Después de cerrar la puerta subí a mi habitación a hacer nada. Literalmente me acosté mirando el techo hasta que escuché el sonido que hace el agua cuando alguien se tira a la piscina. Muerdo mi labio intentando controlarme pero no hay caso, la curiosidad es más fuerte. Salto de la cama y despacio me acerco a mi ventana, las cortinas están cerradas, así que las corro lo suficiente como para ver el patio trasero de la casa de Alex. Mis ojos curiosos recorren el lugar y mi corazón se acelera cuando hacen contacto con el causante del ruido.

Piel, blanca y marcada piel. El cuerpo de Alex descansa en el agua flotando sin ninguna preocupación, sus ojos están cerrados y mueve sus brazos como si estuviese intentando volar en cámara lenta. Puedo sentir una voz en el fondo de mi cabeza diciendo que no me mueva, que deje de verlo y sobre todo, deje de desear tanto estar en esa piscina, pero soy débil, y la voz de mi cabeza no es tan alta como para hacer que mis pies se detengan. Tomo un libro y mis lentes de sol, como siempre me siento en el sillón de mi balcón. Disimuladamente mantengo mi vista en el descomunal cuerpo de mi vecino y cada tanto paso una hoja como si estuviese leyendo. Escucho la puerta corrediza abrirse y mis latidos se detienen cuando veo a la rubia que estaba en la fiesta acercarse a la piscina. Alex la mira unos segundos y se hunde en el agua para nadar hasta el borde. Una sonriente Janet se saca el vestido floreado que trae puesto quedando en traje de baño. Siento como mi estómago se oprime y una bola de sentimientos se atora en mi garganta cuando ella se sumerge en el agua con él a solo centímetros. Lo veo acercarse a ella, como lo hizo ayer conmigo y simplemente no puedo seguir ahí. Me olvido de la regla número uno de ser espía, (ser siempre disimulada) y entro de nuevo a la casa cerrando la ventana tan fuerte que los vidrios vibran.

Apoyo mi espalda contra la pared y me deslizo quedando sentada en el suelo. Algunas lágrimas trazan un camino hasta llegar a mi mentón, escondo mi rostro entre mis rodillas mientras abrazo mis piernas.

Estoy absurdamente enamorada de mi vecino, del chico que rompe corazones, el malo, del que no se enamora. ¿Cómo pude si quiera pensar en tener una oportunidad?. Pero ya no más, haré que deje de doler, haré que el amor se convierta en indiferencia. Voy a olvidarme de Alex, cueste lo que cueste.


Desde Mi BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora