15. Te quiero

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Me despierto temprano como vengo haciendo desde hace semanas, apenas abro los ojos voy al baño y me ducho, cada día tardo más en ese proceso, he descubierto que el agua me relaja y hace que pueda olvidarme de todo lo malo que está sucediendo, por desgracia no puedo quedarme ahí por siempre.

Me visto y bajo a la cocina por algo de comer, ya lista me siento en los escalones de la entrada y espero a Alex como siempre. Desde que Logan está en coma Alex pasa todos los días a la misma hora por mi casa para llevarme al hospital, sonrío como tonta recordando el primer día, estaba tan nerviosa que me desperté dos horas antes. Al principio era un saco de nervios, intentaba hablar lo menos posible porque cada vez que abría mi boca comenzaba a balbucear cosas sin sentido, para mi suerte con los días los nervios se fueron desvaneciendo, aunque debo admitir que cada tanto mis mejillas se tiñen de un rojo intenso.

Miro el reloj en mi muñeca y comienzo a preocuparme, ya va media hora de retraso, y no me malinterpreten, es solo que Alex siempre fue puntual, nunca se retrasó más de dos minutos, desde el día uno a llegado exactamente a la misma hora y eso me preocupa.

Intento relajarme, quizá solo se retrasó desayunando, puede que su alarma no sonara o... ayer... nuestra conversación llega a mi mente y las palabras de Alex son como agua fría para mi. Ahora lo entiendo, no puede ser coincidencia, Alex no se olvidó de mi, simplemente no le importo. Fui una tonta al plantearle eso anoche, él solo estaba ayudándome porque le doy lástima, fui demasiado ingenua al pensar que quizá muy en el fondo le importaba.

Tomo mi bolso y comienzo a caminar despacio, las calles a esta hora no son tan transitadas por lo que me siento tranquila. Me pongo los auriculares y casi sin darme cuenta me encuentro abriendo la puerta de la habitación de Logan. Anne está con sus lentes puestos leyendo un libro, está tan concentrada que no se da cuenta cuando entro. Dejo mi bolso en una silla y cuando me acerco levanta la cabeza, una sonrisa de abuela cariñosa ilumina su rostro, yo también sonrío, me invita a sentarme a su lado y yo encantada lo hago. Comenzamos a hablar sobre que haré en las vacaciones, como está mi familia, de la vida. Las horas pasan hasta que llega la hora de irme, me despido y como siempre antes de salir tomo la mano de Logan, me gusta creer que lo siente, sé que algún día me devolverá el apretón.

Un poco melancólica salgo de la habitación y cierro la puerta tras de mi y avanzo tranquila por los pasillos del hospital, cuando llego a la planta baja saludo a la recepcionista y antes de salir lo veo, a él, a el único que puede acelerar mi corazón y dejarme sin aliento con solo verme, el mismo que me ha hecho sufrir tantas veces sin siquiera saberlo.

Mis manos sostienen la puerta sin poder abrirla, me mantengo en mi lugar sin poder apartar la vista de su rostro.

Trago con fuerza cuando mi cuerpo pasa por el marco de las puertas, mis pies se mueven solos en su dirección. Mientras mas me acerco el sentimiento de enojo y molestia aumenta, no entiendo por qué, pero no puedo evitar sentir importencia. Lo odio, maldito vecino sensual, hermoso y deportivo, amor de mi... Esto no está funcionando.

Mis pies se detienen a centímetros de su cuerpo y dejo de respirar cuando Alex pasa una de sus manos por su cabello despeinándolo un poco. ¿Por qué tiene que ser tan lindo?

—Sube, te llevaré a casa.— Hace un movimiento con su cabeza indicando el auto, pero mi cuerpo no se mueve. Pasa por mi lado y abre la puerta de copiloto esperando a que suba, pero no lo hago, me quedo viendo su sonrisa unos segundos hasta que la Sam fuerte y decidida toma el control.

—Puedo caminar, gracias.— Digo con amabilidad y sin más le doy la espalda y comienzo a caminar alejándome de él.

Apuro el paso cuando escucho que cierra la puerta y arranca el motor, hasta puedo sentir sus ojos quemar mi nuca. Alex acelera hasta quedar a mi lado y baja el vidrio para poder hablar conmigo, hago mi mayor esfuerzo para no reír de los nervios.

—Vamos Sam, solo sube.— El tono de suplica en su voz hace que dude un poco, pero con mi mayor esfuerzo mantengo mi vista al frente y no respondo.

Dejo de escuchar el sonido del motor y aminoro la velocidad intentando escuchar que sucede. Estoy a punto de voltear cuando alguien toma mi muñeca y lo hace por mi, el movimiento no es brusco pero me toma por sorpresa y pierdo el equilibrio. Mi cuerpo choca contra su pecho y cierro los ojos por un momento disfrutando de su perfume, hasta que mi cerebro se activa de nuevo y logro separarme dos pasos. Losé no es mucho pero algo es algo...

—¿Por qué haces esto?— Hablo molesta.

Ya he tenido suficiente humillación al pensar que aunque sea una misera célula de su cuerpo sentía algo por mi, luego se desaparece todo el día sin avisar y ahora solo llega y actúa como si nada hubiese pasado. Mi respiración es irregular y puedo jurar que mis ojos irradian ira.

Alex me mira sin moverse y yo comienzo a perder la paciencia, él aparta su mirada girando su cabeza a un costado.

—Sam, yo... te quiero...—Esas dos palabras salen como un susurro de sus hermosos labios y mi cuerpo entero tiembla, todavía no me explico como puedo seguir en pie. Mis ojos se abren al máximo y levanto mis cejas sorprendida, abro mi boca para responder pero mi mente sigue en transe.

—Tu me...

—...compensar—me interrumpe antes de que pueda siquiera formular una respuesta.

Y así es como mi cerebro dejó de funcionar y desee que la tierra me tragara en ese instante...

Desde Mi BalcónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora