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Michael se encontraba sentado en la sala con su mamá y su padre al lado. Hablando o mas bien discutiendo otra vez, a causa de que este venía ebrio todos los días. Los gritos podían escucharse hasta la otra casa. Hoy no era la excepción, Michael no les prestaba atención ni siquiera entendía la causa de esa discusión el solo tenía 12 años no quería meterse en los problemas de ellos.

En la tele pasaban un especial de películas románticas, y el ojiverde estaba muy atento a una escena en la cual aparecían un chico y una chica besándose.

—Mamá hoy hice eso—Dijo Michael con inocencia apuntando al televisor.

Era muy inocente para tener 12 años según sus padres y compañeros de colegio.

—¡Callate Michael, no vez que estamos hablando!—Dijo su padre con ira, su cara se encontraba roja al igual que sus ojos a causa de las cervezas de aquella tarde.

—Que lindo Michael, ¿con quién? ¿alguna chica linda de tu salón?—Dijo su madre ignorando a su esposo.

—Con un chico de mi clase—Respondió el ojiverde, muy tranquilo.

La cara de su padre cambio por completo -a una nada agradable- y su madre se había quedado muy sorprendida.

Su padre en acto impulsivo le tiro un puñete en la cara al pequeño causando que este caiga al piso en cuestión de segundos.

—¡¿Que te pasa?! ¡a caso estas loco es tu hijo!—Grito su madre, intentando contener a su esposo ya que este estaba dispuesto a lanzar otro golpe al pequeño.

—No tendré a un maldito maricón de hijo, antes muerto—Respondió histérico el padre de Michael.

El ojiverde se encontraba en el suelo con la cara enterrada entre sus manos, con miedo de moverse.

Su madre empezó a forcejear con el señor Clifford, este al lograr liberarse le dio un golpe en el estomago causando que cayera al suelo.

Michael veía todo esto desde el rincón donde se encontraba, muy asustado y con miedo de lo que podría pasar.

—Ahora aprenderás tu lección, para que estos "accidentes" nunca vuelvan a pasar —Dijo señalando a su hijo.

Se tambaleó hasta su costado, a causa de su estado de ebriedad y levanto su puño dispuesto a volver a golpear a al pequeño.

De un momento a otro su esposa apareció por detrás con un cuchillo en la mano, clavándolo fuertemente en el hombro de aquel hombre que solía llamar esposo o "amor" .Este sé retorció de dolor mientras agarraba la parte herida de su cuerpo. Logrando ignorar el dolor agarro la punta del cuchillo sin importarle la sangre que empezaba a salir de su mano, para al final lograr quitárselo a su espesa gracias a su fuerza.

—Esto te enseñara a no meterte cuando intento enseñarle una lección a nuestro hijo "cariño"—Dijo el señor Clifford.

Mientras avanzaba a paso lento donde su esposa, con el cuchillo en la mano.

Esta estaba muy asustada, mas por su pequeño hijo que por ella, sabía que desde que habían empezado los golpes debió irse de esa casa, pero aún creía que podrían ser una familia feliz, por Michael.

Su esposo, sin compación alguna clavo una y otra vez el cuchillo en su pecho, sin ningún rastro de remordimiento.

El rubio seguía observando todo, quería creer que era una pesadilla qué despertaría y su madre se encontraría ahí a su lado jugando con el y su pequeño león de peluche que ella le regalo o cantándole esa canción que a el le encantaba cuando el no lograba dormir, pero no seria así, ya nunca "seria así".

Todo esto gracias a el, si tan solo se hubiera mantenido callado, nada de esto estaría pasando ahora. Jamás debió decir que beso a un chico y le gusto.

Las sirenas de policía se oyeron desde afuera, la pesadilla había acabado.

—¡Michael despierta!—Grito él rubio mientras movía desesperadamente al ojiverde.

Este se encontraba sudando y con la respiración agitada.

Michael se removió y despertó al instante, para después sentarse apoyándose en sus manos y intentando recuperar el aliento mientras Luke le daba suaves caricias en la espalda para intentar tranquilizarlo.

—¿Estas bien?—Le preguntó él rubio preocupado.

—No—Le respondió Michael con la vos ronca.

El apoyo su cabeza en el pecho de Luke y este le empezó a dar suaves caricias en su cabello sabiendo que eso le gustaba al ojiverde.

—¿Llegaste al final?—Le pregunto y bajo su mirada encontrando al ojiverde con pequeñas lágrimas en los ojos.

—Si.

Asexual✨mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora