Capítulo 2

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Llevábamos unos 7 minutos de haber salido de casa y la tensión en el auto era muy notoria, ninguno de los dos decía algo –Sí que le molestó lo que dije- pensé. Me limite a observar la lluvia por la ventana, la abrí un poco para que unas cuantas gotas pudieran entrar y así sentirlas en mi cara. Sentí que mi celular vibró, era Alex.

Alex: "A lo mejor sí, deberías hacer ejercicio y tener más confianza, te aseguro que muchas morirían por ti, así como lo hacen por mí. ; )"

Noah: "Eso del ejercicio no va conmigo jaja y preferiría que solo una muera por mí y yo morir por ella."

Alex: "Jajajaja, no sabes lo que es vida, haya tú, suerte con eso"

Me limité a dejarlo en visto. Luego de unos minutos llegamos a la escuela -mi nuevo lugar de tormento- Pensé.

-Llegamos- Dijo mi mamá como si yo no mu hubiese dado cuenta -Toma- Me extendió su paraguas.

-No la necesito- Contesté amablemente mientras bajaba del automóvil.

Camine un poco y me di media vuelta para alzar mi mano y despedirme, ella me lanzo un beso y se marchó. Varios alumnos corrían para entrar a la escuela, pero vamos, mojarse un poco no está mal, al menos eso creo yo. Caminé un poco más y sentí que la lluvia comenzaba a caer de una manera más rápida y fuerte, me detuve, levante el rostro con los ojos entrecerrados –Hermosa lluvia- Susurré y me quede así por unos cuantos segundos. Sentí que me observaban, ya estaba algo empapado así que decidí entrar.

Llegué a mi casillero y dejé en el mis libros y mis horarios, mi primer clase seria literatura, tomé el libro correspondiente a esa clase con algo de cuidado para no mojarlo, al llegar a mi clase pude ver cómo me miraban, no era normal que alguien llegara casi empapado al primer día de clase. Era como un salón cualquiera, pude notar quien era la más popular del aula, era rubia, ya varias chicas le rodeaban poniendo atención a lo que ella decía, unos cuantos chicos con sus consolas en la parte trasera, tal vez, si tenían super smash bros podría ir a juagar con ellos otro día, un tipo alto, se nota que hace ejercicio, ojalá no sea el brabucón del aula, o podría ser el típico "Don Juan", el nerd, los depresivos que se la pasan escribiendo y así otros cuantos más.

Me senté en la mesa que quedaba cerca de la ventana, para poder ver la lluvia, pasaron unos minutos para que tocaran el timbre, vi como mis compañeros iban entrando, como era de esperar nadie se sentaría con el alumno que estaba mojado -no importa si nadie se sienta conmigo- Pensé.

Mi maestro de literatura entro al salón, parecía que tenía unos 45 años, su calva empezaba a hacerse notoria, usaba lentes y llevaba barba, vestían con una camisa manga larga color verde y un pantalón de tela negro.

-Buenos días clase- Dijo con una enorme sonrisa –Mi nombre es Daniel Miller, pero me llamarán señor Miller- Esta vez lo dijo con algo de seriedad en su voz –Espero nos lleve...- Mientras pronunciaba esto fijo la mirada en mí y no pude evitar ponerme nervioso.

-¿Acaso tomo la ducha con su ropa puesta joven...?- Dijo mientras me miraba fijamente.

-Carvajal, Noah Carvajal- Dije con una pequeña sonrisa en la cara, tratando de parecer lo más relajado posible. -Y no señor Miller, solo me moje con la lluvia- Conteste algo serio.

-Bueno, para la próxima asegúrese de traer un paraguas, así no entrará semi empapado a mi clase- Me dijo. No le veo el problema a entrar así al salón, no molesta a nadie, así que solo asentí con poco interés.

Aparté mi mirada de donde se encontraba el señor Miller y la dirigí hacia la ventana, veía como la lluvia seguía cayendo, tan hermosa, cuando algo me llamó la atención, era una chica que caminaba por la entrada con las manos extendidas, noté que veía como las gotas caían sobre sus manos, ¿Acaso lo está disfrutando? ¿No le importa que la lluvia la estuviese mojando?, ver eso me pareció algo extraño, pero a la vez me resultaba lindo, al verla, me parece tan pura al estar bajo la lluvia.

Levantó su mirada rápidamente y corrió para entrar, puede que alguien la llamara. Su imagen, como ella estaba allí se quedó grabada en mi mente, no pude ver su rostro pero si noté que su cabello era largo, era tan largo que le llegaba hasta la cintura y era de un hermoso color castaño, que quedaba a la perfección con su tez color blanca, aún más blanca que la mía.

Seguía pensado en esa extraña escena cuando me vi interrumpido, alguien tocó la puerta del salón. ¿Quién podría ser? A lo mejor era la directora que quería hablar con el señor Miller. No le mostré importancia y comencé a hacer garabatos en mi cuaderno con la mirada baja.

-Mmmm... Siento llegar tarde, profesor – Escuché que dijo una voz muy dulce.

Levanté la mirada y mis ojos se abrieron como platos, era ella, la chica que vi hace un momento, joder, sí que es hermosa.

Más que dos amores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora