×4×

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— Hola... — murmura el pelinegro apenas, acercándose un poco al pequeño — Lo siento la vestimenta.... — murmura refiriéndose a que se encontraba en pijama
— N-No... No importa... Yo solo vine a entregarte esto — el pelinaranja saca su abrigo de la compacta mochila que andaba trayendo — Gracias por...
— Gracias por venir a dejarme el abrigo. Ahora vete — murmura algo cortante al ver como el pelinaranja sonreía con aquella forma tan... Falsa y que tanto le molestaba
— Tobio! Que modales son esos? — la mayor le interrumpe, haciendo que el pelinegro apartara la mirada
— Como dije, gracias por traerlo. Permiso — y haciendo una reverencia, toma la prenda y se retira a su cuarto.

“Mejor me hubieses dejando en la cama, mamá. Mi día se acaba de amargar”.

A la mañana siguiente, su salud estaba un poco más recuperado y se sentía de ánimos como para ir a la escuela. E iría de todos modos, ya que, su madre le estaba obligando

— Toma todo el desayuno Kageyama Tobio, o me encargaré que te lo tomes — murmura esta mientras arregla a sus hermanas, las cuales se estaban casi durmiendo en el sofá
— Lo sé señora, lo haré — responde sarcástico, provocando una sonrisa en los labios de la mujer
— Hijo, quiero conversar algo que tiene que ver con lo sucedido ayer — esta se acerca y se sienta a su lado
— No quiero hablar sobre eso, mamá — tan solo escuchar aquello, supo a que se refería
— Pues yo si, así que me escucharás — el tono de voz de su madre había cambiado radicalmente, imponiendo una forma de respeto hacia el pelinegro — no deberías haber tratado a ese chico de aquella forma. Si bien no te cae bien o le odias, que se yo, esa no era excusa para menospreciarle de aquella manera — murmura con palabras dulces pero duras al momento de entrar en su consciente — me contó como obtuvo tu abrigo, y no, no fue en el gimnasio, mentiroso — cada vez que mentía y su madre le sorprendía en ello, este esbozada una sonrisa, pero dada la ocasión, no hizo ningún gesto — que es lo que tanto te molesta de el? — plantea aquella pregunta con tanta firmeza, que sólo optó por responder
— El... Me molesta en todo los ámbitos. El es el típico chico alegre, que todos creen que es bueno y sonríe a todo y todos, le cae bien a todos y cada persona que me topo, esta hablando de las payasadas de ese imbécil. Pero sabes?, el otro día iba camino a la escuela y lo vi, y estaba llorando, mostrando por primera vez que lo que era, como se sentía, como estaba en realidad. Y supe de inmediato que su personalidad de gente buena, era más que nada una simple máscara que se podía sacar con un par de insultos y malos tratos — fue lo más directo posible, expresando toda su molestia en aquella palabras
— Y si en verdad te gusta su sonrisa? Te gusta su forma de ser? Te agrada el escuchar como la gente habla de el? O, quizá estas celoso de que el si pueda fingir y tu quizás no —.

¿Qué? ¿Le gustaba o le molestaba el chico? ¿De alguna forma le ponía celoso la forma de actuar de Hinata? ¿QUÉ?

No sabes nada, absolutamente nada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora