Bienvenido al Casillero

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Nunca imaginó comenzar un día de aquella forma.

Las imágenes de su pesadilla apocalíptica se proyectaron nuevamente en su cabeza, el pensamiento de su muerte en aquellas circunstancias le hacían retorcerse como si de descargar eléctricas se tratase.

"Ese desastre...es culpa mía".

Chales Scott podía seguir viendo el cielo luciferino desde su lecho de muerte. En alguna parte, una estrella le esperaba para unirse a la eternidad. Una voz femenina habló en su mente.

"Charles, debes evitarlo, pronto...".

Sin previo aviso, un fiero destello blanco comenzó a brillar con intensidad, la luz crecía como si de una explosión solar se tratara. De pronto, su ser salió volando por los aires como un rayo de luz, perdiéndose en el mar del infinito para llevarlo al infierno. Pero no.

Gritó al abrir los ojos.

Estaba en una pequeña habitación gris con una brillante luz blanca justo arriba de él. Hacía frío, estaba desnudo. Su nariz percibió el olor a metal por todas partes. El motor de un auto ronroneaba en alguna parte. De pronto, la habitación empezó a moverse. Estaba acostado en una gélida superficie plana, dentro de un vehículo blindado.

"¿Cómo demonios llegué aquí?" fue lo primero que pudo pensar una vez que sus pensamientos se disiparon. Intentó recordar la última cosa que había hecho...

Pudo al infierno arder en su nuca. La intensa agonía física en su cabeza le hizo soltar un gemido. Algo no le permitía recordar. La fría plancha de acero contaba con protecciones de cuero y cadenas para evitar que el pasajero cambiara de posición. Scott logró girar su cabeza con dificultad. No había ventanas, confirmando su hipótesis del coche blindado. La protección de cuero no le dejó abrir la boca siquiera. Se sentía como Hannibal Lecter. Estiró sus manos. Los huesos de sus dedos chasquearon. Sus labios estaban secos.

El auto se detuvo de un momento a otro.

Hizo otro esfuerzo por establecer qué hacía ahí. Por saber cuál era el último lugar en donde había estado. Cientos de imágenes de la bestia sin ojos frente a él le volvieron a atormentar. Sudor frío escurría de su frente. ¿Por qué demonios no podía recordar algo que no fuera eso? Gritó son abrir la boca lleno de ira. Se sacudió como si convulsionara. Desesperado, comenzó a hiperventilarse. Sólo sabía que su nombre era Charles, y eso debido a que la voz femenina de su mente lo había dicho.

Las puertas traseras de la cabina se abrieron. Aquél era un vehículo como los que transportaban valores, y tal como esperaba, un grupo uniformado de cuatro hombres armados con enormes rifles. Intentó averiguar de qué organización eran, pero su traje era completamente negro. Pudo ver imágenes de los escudos de la CIA, el FBI, la NSA y la DEA; recordó de qué se encargaba cada una. Cuando intentó concentrase se desconectó. Llegó de inmediato a una conclusión. Sus únicos recuerdos llegaban de forma involuntaria.

ALIEN: AMNESIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora