Game Over©

Parte 15

Había pasado la noche en la comisaría, con miles de oficiales mirándome a los ojos y haciéndome preguntas, sobre como había sucedido todo, y lo mio seguía siendo la misma respuesta que le dí a todos. Que yo estaba tranquilo jugando en mi consola de Xbox, hablaron a la puerta y era el oficial Ben, estaba inducido por drogas, creo yo, empezó a hablarme incoherencias y desprevenido de él, tome mi celular,  para comenzar a grabar, luego se desmayó, tocaron la puerta de mi casa, y eran Esteve y Thomas, bajo efectos de alcohol. Entraron como si de su apartamento se tratase y se adueñaron de mi consola de videojuegos, subieron todo el volumen al televisor, el oficial se levanto de su desmayo, y como si de un psícopata se tratara, apuntó hacia Esteve, yo permanecía en la cocina de mi vivienda, consiguiendo cervezas nuevas para mis compañeros, al oír el disparo me asome y presencié como apuntaba a Thomas, mientras el nombrado se arrastraba en el suelo, disparó una vez y falló, me regresé a la cocina y llamé al 911, aún no contestaban y en la estancia resonó un segundo disparo, confundiéndose casi con el alto volumen del videojuego que jugaba en mí consola, contestaron logré hablar un poco y Ben, apareció en la cocina me descubrió y accionó el arma, dando el impacto en el lado derecho de mi pecho, con esfuerzo, me levanté a coger una botella de cerveza y se la estrellé en su cráneo, logrando que cayera desmayado al suelo de mi vivienda. 

-Gracias por su información.- me dijo el oficial presente.-A el oficial Ben se le hicieron pruebas, y se le encontró altas sustancias de: eszoplicona y metacualona, entre otras, en su sistema, esas son las sustancias características de un sedante sin categorizar.-explicaba.-Pudieron ser las causas de sus actos.

-Entiendo.-respondí cortésmente.

-Gracias por su testimonio, le preparamos una habitación en un hotel cercano.-habló y puse cara desconcertada.-Eh, porqué hay oficiales en su vivienda, investigando la escena del crimen.

-Claro, no hay problema.- dije mientras cogía un papel con la dirección del hotel, y me despedía del oficial con un saludo frío de manos.

Mi brazo derecho permanecía enyesado debido al disparo que me proporcioné yo mismo. Llegué al pequeño cuarto en que dormiría, cambié mi ropa, y me tendí bajo las sábanas dejando en casi reposo absoluto mi cuerpo.