Capítulo 19.- Mala suerte.-

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Día actual. Casa de los Broe. Empezando a anochecer.

-Tú eres mi recompensa.- Le susurra.

-No, yo no soy tu recompensa.- Chilla intentándose safar de los brazos de X, aunque no logra nada.

-Cállate, cariño.-

Una ráfaga de aire entra de la puerta principal, que se ábre de un portazo, dándo la vista a policías. En ése momento X se había marchado rápidamente, dejándo a Cinthya en el suelo inmóvil. Los policías se mueven, como acechando, revisando cada rincón de la casa, uno de ellos de dirige a mirada a Cinthya, que yace en el suelo con una mirada que parecía que había visto un fantasma.

-¿Está bien?.- Pregunta el policía, ayudándola a levantarla del suelo. Cinthya le dedica una mirada, que pronto se rompe por su llanto silencioso.

-¿Dónde está tu madre?.- Le pregunta. Ella, con una mano temblorosa, señala la planta de arriba y enseguida suben unos policías. Lo único que puede hacer es sentarse, sentarse y pensar en lo que se ha metido.

(...)

Pizzería Local. A plena tarde de invierno.

Intenta buscar un taburete entre las familias y viajeros cansados en aquella pizzería, para su dicha, encuentra una muy cerca a un gran ventanal, que da la vista a el parque de la ciudad. Deja sus maletas a un lado de la silla de metal y lentamente se desploma en la silla, encontrándose con el menú del restaurante sobre el taburete.

Lee el menú y decide que quiere ordenar, espera a que venga el mesero. En la televisión anuncian sobre el presunto asesino de Emma Broe, pero nadie sabe su nombre, es un asesino anónimo. Ríe para sus adentros.

Si supieran quien en realidad fue el asesino...

(...)

En algún lugar de Londres. 4:46 pm.

Es un día atareado, muy confuso. Un día con todos los sentimientos en el.

Sobre los pasillos resuenan sus pasos, calza unos tacones de aguja color rojo. Se acomoda la cruz que siempre trae escondida en su blusa de seda color crema. Sus papeles que portan sus brazos han sido examinados una trás otra vez. Son los papeles sobre la investigación del asesinato de Emma Broe.

-Hola, Rod.-

-Hola, Angela.-

-¿Y Andrew?.-

-Está en la morgue, investigando un caso. Enseguida le digo que estamos listos, ya han despejado el área en la casa de los Broe.-

-Perfecto.-

Deja descansar sus brazos dejándo los papeles sobre el escritorio, y mira a su alrededor, encontrándose con Rod, recargado sobre el marco de la puerta.

-Tengo sed.- Confiesa Angela, saliendo del cuarto.- Ahora vuelvo.-

-Te acompaño.-

Por primera vez en días, tiene un tiempo para relajarse, y no sabe el porqué pero se siente tranquila. Deja humedecer su boca con el agua.

Un ruido hace dejar el vaso sobre la mesa y escuchar el molestoso ruido de lo que parece ser un despertador. No es un despertador. Es una alarma. Corre hacía el cuarto, dejando en el suelo los tacones, así quedandose descalza.

Al llegar al cuarto siente todo menos tranquilidad. Un nudo de impotencia tapa sus arterias y la sangre empieza a hervir en sus venas.

Los papeles sobre la información del asesinato de Emma no se encuentan.

Los papeles han desaparecido.

Gone {En proceso de edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora