Capítulo 1

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-Vamos tienes que aceptar que esta chiflada -dijo el chico de enfrente.

-Sí, ¿qué es ese aparato que le sale de la boca?

-Brad, ya no los usa, eso fue hace años, íbamos en primaria.

-¿Pero quién no se acuerda de eso?

Todos se empezaron a reír. Un chico del fondo no se río.

-Yo... yo no me acuerdo de eso.

Todos se quedaron callados. El líder del grupo hablo.

-Vamos Grey, ¿acaso te gusta?

El otro chico se quedó callado, después de unos minutos respondió.

-No.

El líder tomo la botella de cerveza.

-Tengo una apuesta para ti Grey, sales con la chica por un tiempo, le sacas algo de ventaja al asunto, si sabes a lo que me refiero, y la botas. ¿Entras?

Grey lo pensó un momento. No quería lastimar a la pobre chica pero tampoco quería parecer una gallina, no de nuevo.

-Entro.

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Un dolor agudo despertó a Angie. Uno de esos ataques de nuevo, ella ya estaba acostumbrada así que no se asustó, esos dolores le daban desde que era pequeña, nada de qué alarmarse, lo controlaba con pastillas, cada vez que le dolía se tomaba una. Después de media hora se sentía mejor, pero el sueño se había ido así que bajo a llenar su vaso de agua. Antes de llegar al último escalón oyó que la puerta se abría y después un par de gritos. <<Otra vez no>>, pensó. Sus padres estaban peleando de nuevo.

-¡Siempre llegas ebrio, no me sorprendería que un día de estos choques!- grito su madre.

-¡Silencio, Cecilia, vas a despertar a las niñas déjalas dormir!-respondió el otro.

Angie corrió a su cuarto, no quería problemas de nuevo por oír conversaciones ajenas.

-Angie, es hora de despertar, sino vas a llagar tarde al Instituto -respiro profundamente- de nuevo -murmuró.

Angie siempre fue muy perezosa cuando se trata de levantarse temprano. Con un movimiento hábil salió de la cama y fue a la ducha. Hoy era su día ella lo sabía, por ese motivo se levantó de la cama del lado derecho. Nada arruinaría su día, ni siquiera la pequeña pela de sus padres. Con la misma agilidad bajo a desayunar, nunca le gusto el desayuno, ni la comida y menos la cena, la atmosfera siempre era tensa. Pero ese era su día, ella sabía que algo especial iba pasar ese día.

-¿Cómo dormiste?-pregunto su padre mientras leía el periódico.

-Bien -respondió mientras leía el encabezado, "Pelea en el puesto de quesadillas". No pudo evitar reírse un poco.

-Vas a llegar tarde si no te vas ahora, Angie, puedes tomarte esto -su madre le tendió un licuado en una botella-, es de fresa, el que te gusta.

Tomo la botella junto con su mochila, y salió de su casa.

-Nada arruinará este día -murmuró mientras doblaba la esquina.

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-Derek, levante en este instante, o llegaras de nuevo tarde -grito su madre desde abajo.

Abrió los ojos. Con lentitud salió de su cama, y con esa misma lentitud, se vistió. Cuando ya estaba bajando las escaleras, su madre le tendió una bolsa color marrón.

Apuesta de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora