Having Kittens // Cherik

We're going to be fine // End

"Erik. ¡Erik!. ¡ERIK!" Dijo Charles.

"¿Hmm?" Erik rodó en la cama para mirarlo. "¿Qué pasa?" Había algo diferente en la voz de Charles. Sonaba irritada. No había sonado irritada por un tiempo. Raro, pensó Erik. Quizá estaba soñando.

"¿Despiértate? ¿lo harías?" Dijo Charles. "Cambié. Cambiamos."

"Eso lo explica," murmuró Erik somnoliento. "Eras mucho más calmado como gato."

"¡Erik!" se quejó Charles, "Joder, levántate y lidia con tus bebés."

"Son tuyos también," bostezó Erik, encendiendo la luz. Su corazón se detuvo en ese mismo instante. Charles estaba sentado, todo desnudo y humano, en el cesto de gato. Estaba cargando a dos bebés dormidos. Bebés reales, pensó Erik, con botones por narices y puños regordetes, uno rubio y otro castaño. Bebés reales. Sus bebés.

Estaba despierto y fuera de la cama en un instante. "Oh, Charles, míralos," dijo, sintiendo las lágrimas en sus ojos.

"Tú míralos," gruñó Charles, "Y puedes vestirlos y ponerlos en la cuna, porque me siento como si acabara de tragarme una enorme bola de pelos, y estoy cubierto de saliva, tengo que tomar una ducha justo ahora." Miró directamente a Erik. Aún con su tono de voz, había una boba sonrisa gigantesca en su rostro. "Ellos son hermosos, sin importar qué."

Erik estuvo seguro de que su propia sonrisa era igual de grande y boba. Se sentó junto a Charles en las ruinas de la cesta y tomó a Pietro entre sus brazos. Charles acunó a Wanda en su, otra vez, pecho humano.

Eran bebés perfectos, pensó Erik. Sabía que pronto iniciarían a llorar y él tendría que aprender los horrores de las mamilas y las fórmulas, la ropa de bebé y el cambio de pañales, y todas esas cosas por las que no tienes que preocuparte con los gatitos. Pero se las arreglarían. Charles y él, juntos, podían con cualquier cosa.

"Vamos a estar bien," le dijo a Charles. "Todos."

Y si todo resultaba ir horriblemente mal, aún tenían la dirección de aquella mujer mutante.