An orange fluffy sweater

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Un mes pasó quizá muy rápido para el gusto de Erik. Entonces Charles desapareció.

"¿Lo has visto?" Le preguntó Erik a Raven desesperadamente. "No puedo encontrarlo en ningún lugar. Busqué por todos lados."

"No entres en pánico, Erik." Le dijo ella, "Estoy segura de que sólo está tomando una siesta."

"No está en su cesto," Apuró Erik. "No está en la cocina, no está en nuestra habitación. Nuestro gatito puede nacer en cualquier momento. ¿Por qué lo dejé solo?"

Raven pareció preocuparse un poco. "Okay," dijo ella "Te ayudaré a buscar."

Cinco minutos después ya habían buscado por las habitaciones principales sin suerte. Erik estaba por comenzar a hiperventilarse, cuando una voz en su cabeza dijo, "¿Hola?"

"Charles," habló fuerte, reforzando sus palabras con un montón de pensamientos firmes, "¿Dónde demonios estás?"

"En el clóset de Sean," dijo Charles "No me preguntes por qué, sólo me pareció el lugar correcto."

"¿Estás bien?" Dijo Erik preocupado, corriendo para subir las escaleras de tres en tres.

"Sí," Charles sonaba cansado pero feliz. "Tengo algo que mostrarte."

Erik se tambaleó dentro de la caótica habitación de Sean. Había prendas tiradas por doquier. La puerta del clóset no estaba totalmente cerrada y Erik tuvo que quitar muchas prendas sucias con la punta del pie para abrirla totalmente.

Había un esponjoso suéter naranja en el suelo. En el suéter estaba Charles, encorvado protectoramente junto a dos chillonas, pequeñas siluetas. 

Erik se puso de rodillas. "Gatitos," gimió. "¡Dos de ellos! ¡Nuestros gatitos!" Dos pequeños gatitos perfectos, uno atigrado y uno blanco. Minúsculas y mullidas bolitas de vida.

Charles ronroneó al verlo. "Debí llamarte, lo sé, pero quería estar solo en algún lugar oscuro y suave."

"No importa," dijo Erik "mientras que ustedes estén bien. Oh, Charles, ellos... " Sintió lágrimas acumulándose en sus ojos y cayendo por sus mejillas. "Ellos son tan hermosos, ¿puedo cargarlos?"

Charles achicó sus ojos gatunos suspicazmente. "No," dijo, "Lo siento, pero si lo haces tendré que arrancarte los ojos."

"Oh," dijo Erik, sintiéndose alejado.

"Pero puedes acariciarlos," dijo Charles lamiendo su mano en forma de disculpa. "Y puedes acariciarme a mí, y decirme qué tan inteligente soy."

"Eres muy inteligente," Susurró Erik. "Eres un genio. Hiciste los dos gatitos más maravillosos del mundo. Estoy tan feliz, Charles, este es el mejor día de mi vida."

Desde la puerta, escuchó una voz que susurraba, "Esto es jodidamente raro." Sólo lo ignoró y acarició a sus gatitos.

Having Kittens   // CherikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora