~Capítulo 41~ Respuestas

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En este punto las cosas ya no tenían sentido. Yo no sabía que estaba haciendo y porqué me estaba dejando llevar, pero de una cosa sí estaba segura:

Quería respuestas. A todas mis dudas. Estaba cansada de misterios y leyendas antiguas de riñas, mentiras y todo lo otro.
Quería escuchar la verdad, o al menos una parte de las versiones que me haría encontrar la verdad.

Quizás eso explicaba porqué me encontraba sobre las espaldas de Dyron Blake, mientras corría a la velocidad de la luz a través del bosque.
Sentía el viento a punto de desfigurarme, tal era su rapidez, pero lo importante de esto es que confirmaba que Dyron en efecto era un lobo. Un licántropo.
Un enemigo.

Como si realmente necesitara más pruebas.

Lo irónico de esto, es que estaba sobre las espaldas de dicho enemigo, dejándole llevarme a un lugar "tranquilo para hablar con calma y a solas".
Todo mi sano juicio sabía que esto era totalmente imprudente, irracional, demente incluso.
Me estaba exponiendo a un peligro por mi propia voluntad, y dirán: Kayla, recoge tu cerebro que al parecer se calló.
Pero en efecto, esto era un mal necesario, muy.

Sucede que por más que mis cinco sentidos gritaran y crujieran sintiendo el peligro inminente que representaba estar con Dyron Blake, había una parte de mi que estaba en calma.

Mi tigresa...estaba en calma.
No temía, ni se revolvía dentro de mi. Hasta parecía ser la que me impulsaba a hacer esto.
No era que me sentía en seguridad, pero sí que todo estaba bajo control. Y eso era extraño en muchos sentidos.

Luego de haberle preguntado a Dyron por qué no fue con su padre a mi manada, no esperaba ese tipo de expresión facial que cruzó por su rostro.
De hecho, era una mezcla de varias emociones, pero en resumen todas estaban basadas en extrema sorpresa y pánico.

No supe que pensar. No le creía.
Era imposible que Dyron no supiese de todo lo que estaba pasando; era el hijo del Alfa, santo Dios.
¿Pero por qué me veía así?

Aturdido.
No sorprendido de que lo descubriera, pero sorprendido de...descubrirme.
Su cara aparentaba ignorar por completo el hecho de que yo era una tigresa y sobre todo que su padre hubiese ido a mi manada.
Y yo estaba más confundida que nunca.
Se veía tan genuino pero, ¡diablos! Era un hombre lobo y ese simple hecho abarcaba un significado gigante sobre su persona.

Aun en su supuesta confusión, intentó mantener calma.
Supuesta calma.
Inquirió que debía darle el beneficio de la duda y que debía escucharle. Que era lo justo y lo mínimo que se merecía y que me merecía yo misma.
Saber la supuesta verdad.

Todo en este punto estaba supuesto.

Así que me dejé convencer, y sin ni siquiera entrar a la escuela, me arrastró hacia el bosque, llevándome sobre sus espaldas.

Nunca había visto a Dyron de este modo. Nada en él era igual.
Su piel se sentía hirviente, su mirada cristalina se volvió oscura, tenía la quijada apretada mientras las venas de su cuerpo sobresalían.
Estaba enojado, con alguien o con algo.

Ya ni sabía que pensar.
Así que decidí no hacerlo. Solo me mantuve en silencio en su espalda mientras cortaba fugazmente entre los árboles.

Después de un momento, disminuyó en la rapidez de sus pasos, hasta que finalmente dejó de correr. Andaba agitado, aunque dudo mucho que fuese por la corrida. Lo sentía furioso y era irónico porque la que estaba y debería seguir furiosa era yo.
Pero en una pequeña parte de mi, me encontraba preocupándome por Dyron.

Como si no fuese lo bastante estúpida ya.

-Ya me puedo bajar-dije algo cortante mientras intentaba descender de su espalda.

Mickayla© {Sin Editar}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora