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William Pines era muy joven para entender.

Las manos de un hombre lo manoseaban, haciendo que el pequeño se sintiera sucio.

Las lágrimas comezaban a brotar por los ojos del peli-azul.

Sufriendo en silencio.

Hey, pequeña perra. —el hombre de cabellos violetas tomó bruscamente a Will por las caderas.

¿S-Si, amo? —él limpió sus lágrimas y miró al hombre.

Ve a tu armario, y vístete para mí, perra. —lo empujó, provocando que el menor cayera.

Will sollozó y caminó con lentitud a su armario.

Abrió la puerta y miró la gran variedad de lencería que había dentro.

El peli-azul cerró con fuerza sus ojos.

Tranquilo, Will. Pronto saldrás de aquí, sólo obedece.

Susurró a si mismo y tomó un conjunto al azar.

[...]

El hombre de cabellos violetas se colocó de nuevo su cinturón y salió por la puerta de la habitación del niño -cerrando de portazo.

Will soltó un sollozo.

Otro hombre se agregaba a la larga lista de clientes.

¿Porqué no símplemente conseguían una prostituta y desahogaban sus fantasías sexuales?

No, señor.

Ellos tenían que abusar de un pequeño niño de 5 años.

La cadera del menor dolía, al igual que su alma.

Las lágrimas no se detendrán esta noche.

A million men. | PhillWill. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora