☁19. F I N A L☁

468 77 35
                                    

Will:

La vida no es justa.

No para mí, un adolecente de 17 años.

Llámame egoísta, no lo tengo claro, supongo.

Ya no sé que mierda hacer con mi vida.

Sólo quiero olvidar todo y abrazarte.

Saber que me protegerás de toda la maldad de este jodido mundo.

No es que odie la vida, sino que... no me gusta la mía.

Dime, amigo: ¿La vida es triste o soy triste yo?

Recuerdo la vez que conocí a aquel creyente.

Me convenció que dios tenía un plan para mi vida. Que sólo era una prueba para ver cuanta fe tenía en él.

Espero conocer pronto el propósito por el cual fui violado múltiples veces.

Te estarás preguntando por Phill.

Ese peli-rojo.

Su sabor agridulce comparte una tragedia...

Me enamoré de él. Enfermizamente lo amé.

Él me hizo creer que me amaba.

Lo dejé marcarme.

Uno de los peores errores de mi vida. Si de por si, mi estancia en este mundo de mierda, ya era una pesadilla, ahora imagínate saber que la única persona que te amó, te mintió.

Phill Cipher tenía familia.

Una esposa y dos preciosos niños.

Bill y Mad.

Su vida siempre fue mi envidia.

Tenían una familia que los amaba.

Una mansión para ellos solos.

Y ni hablar de todos lujos con los que contaban.

¿Yo?

Viviendo en el cuarto de servicio de la mansión.

Tras la mentira que Phill dijo a su esposa.

Es un amigo que se quedará temporalmente.

Si, claro.

Un amigo al que lo follas todos los días y lo lastimas con látigos, dildos y cuchillos, ¿verdad, Phillip?

Es normal para mí. Pero, ¿cómo entendería mi novia? Que soy un chico de 17 años, huyendo de un millón de hombres.

Ahora, mirame.

Estoy encerrado en el baño de tu habitación, después de una jornada de sexo más, mientras tu golpeas la puerta frenéticamente.

Lo siento.

Subo mi camiseta, a la altura de mi abdomen.

Soy una perra, propiedad de un Cipher.

Esa marca que me hiciste a los 15 años, ¿la recuerdas?

La hiciste cuando te presenté a Saatan, un compañero de clase.

Inmediatamente lo golpeaste y lo echaste de la mansión.

Después me tomaste del cabello y nos dirigimos a tu habitación, ahí, tomaste una aguja caliente y me marcaste.

Minutos después abusaste de mí,  grite múltiples veces que te detuvieses más nunca me escuchaste.

Estabas tan enojado.

No sabes el daño que me has hecho. Planeé un futuro contigo, mi mente se ilusionó y tú, sin piedad rompiste mi corazón. Me pregunto, ¿qué será de ti, cuando yo no esté?

Pensé que era importante para ti. Pero me equivoque. Sólo era un juguete, un juguete que arruinaste.

Tomo una navaja de afeitar.

La observo por incontables segundos.

Vamos, haz algo bien, en tu vida.

Un escalofrío recorre mi columna.

Cierro los ojos y me dejó llevar.

Dirijo la navaja a mi muñeca izquierda.

La dejó hacer múltiples cortes.

El ardor se apodera de mi brazos.

Espero un poco y hago otro corte.

Las lágrimas ya caían por mis mejillas.

La sangre se volvió un líquido que pintó el suelo y parte de la alfombra.

Un mareo sentí al momento de cortar otra vez.

Siento que en cualquier segundo caeré.

Finalmente me estoy acercando a la luz.

No hay vuelta atrás, Will.

Que tragedia tan agridulce...

Mira, Phill.

Estás frente a mí.

Y estoy acabado por tu tragedia agridulce.

Huye con todas tus fuerzas.

Últimas palabras salieron de tus fríos labios.

Asiento con la poca fuerza que me queda.

No es divertido.

Mirame, desplomado en tu costosa alfombra.

Supongo que nunca fuiste para mí. Y me aferre a ti.

Tú sólo reias por mi tragedia.

Angeles descienden y me llevan.

Y me siento feliz.

Y ahora estoy a salvo del millón de hombres que me criaron.

Conocí mi príncipe en un sótano.
Él sostuvo mi corazón y lo dejó ir.

Helado en un día de verano.

Para empezar; la dulzura nunca permanece, Phill.

Se escurre a través de mis manos.

Esa fue mi tragedia agridulce con un millón de hombres.

A million men. | PhillWill. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora