Zeus

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Will pasó caminando por al lado de la cabaña 13 una noche de tormenta. Había estado trabajando en la enfermería hasta esas horas (se le había hecho tarde porque había estado ordenando los medicamentos). Quería ver cómo estaba Nico, o al menos asegurarse de que no estuviera teniendo pesadillas como lo hacía casi todas las noches (algunas veces hasta podía oír al hijo de Hades gritar en sueños, y eso lo hacía estremecer. Por suerte ahora que estaban saliendo no tenía que preocuparse tanto por ocultar su preocupación hacia el italiano, aunque él seguía diciendo que se encontraba mejor de lo que en verdad estaba).

La cosa es que Will pasó por la puerta de la cabaña y le pareció escuchar un sonido además del de los truenos y las gotas de lluvia. Pegó la oreja descaradamente a la puerta de la cabaña 13 y escuchó atentamente. Ahí estaba otra vez. Will estaba un 90% seguro de que eran sollozos. Y Hazel no estaba en el campamento.

Por increíble que pareciera, el rubio nunca había visto a Nico llorar, ahora que lo pensaba bien. Estaba pensando por qué estaría en ese estado, cuando un trueno resonó por el cielo y, casi al mismo tiempo, Nico gimió con dolor.

Eso era lo máximo que Will podía soportar. Tocó la puerta y preguntó:

-¿Nico? Soy yo, Will. ¿Está... Está todo bien?

De inmediato, el sollozo paró. Will casi pudo sentir a Nico limpiándose las lágrimas apresuradamente. En efecto, cuando le abrió, su cara estaba seca, pero sus ojos y nariz rojos lo delataban. Luego de unos segundos que Will dedicó a escudriñar la cara de su novio intentando leer su expresión, Nico habló.

-¿Qué estás haciendo aquí a esta hora? Y entra, que te estás empapando- dijo.

Después de que el rubio se hubiera secado un poco la ropa y el pelo, ambos se sentaron en la cama del hijo de Hades. Éste esperaba que Will contestara su pregunta, pero el rubio no podía concentrarse mientras veía los escalofríos que tenía Nico cada vez que miraba la ventana y veía caer la lluvia, y los esfuerzos de éste de ocultarlos.

-¿Y bien? ¿Qué haces aquí?- preguntó Nico bruscamente. No le gustaba que Will pudiera leerlo como un libro abierto. O al menos, no siempre.

-¿Está todo bien, Nico?- contestó a su vez Will.

El italiano abrió y cerró la boca un par de veces antes de asentir con la cabeza.

-¿Seguro?

Nico asintió.

Ambos sabían que estaba mintiendo, pero Will no lo quería presionar demasiado y Nico no parecía querer ceder.

-Entonces... ¿Entonces supongo que puedo irme?- dijo (o más bien, preguntó) el rubio, no muy convencido.

Como Nico no hizo ningún gesto para detenerlo, Will se levantó de la cama y, titubeando, camino hacia la puerta lentamente, dándole tiempo a Nico de arrepentirse. Cuando apoyó su mano en el picaporte, decidió que no importaba cuán terco era su novio; él lo protegería aunque no quisiera. Y se estaba dando vuelta para decirle esto, cuando sintió la mano fría de Nico alrededor de su muñeca.

-Will... Quédate, por favor- susurró.

Él se volvió y lo miró. Antes de que pudiera dar un paso más, un trueno resonó en el aire. Nico pegó un saltito y gimió, con la cara llena de dolor. Will, instintivamente, lo abrazó. Pudo sentir al menor tensarse un momento, pero rápidamente se relajó y le devolvió el abrazo, enterrando su cabeza en el pecho de Will, permitiéndose a sí mismo temblar.

El hijo de Apolo empezó a caminar suavemente hacia la cama. Nico se dejó llevar, sin soltarlo en ningún momento, ni siquiera cuando éste se sentó en la cama, con la espalda apoyada en la pared. Se mantuvo acurrucado en su pecho, temblando y gimiendo con cada trueno.

-Es Zeus.- escuchó Will unos minutos después. Nico hablaba en voz baja y temblorosa, apenas para que él la pudiera escuchar.- Los hijos de los Tres Grandes no nos... llevamos bien con nuestros... tíos divinos. Yo... Zeus mató a mi madre.

Will no estaba seguro qué decir, así que se limitó a abrazar aún más fuertemente a Nico. No pudo evitar sorprenderse al darse cuenta por los pequeños espasmos que el menor tenía y el sonido que hacía de sorber sus mocos que él había empezado a llorar. Cuando Nico finalmente alzó su cabeza para mirarlo, el rubio verificó su teoría. Nico estaba llorando. No desconsoladamente, sino más bien calmado, con lágrimas cayéndole suavemente por las mejillas. ¿Es raro decir que, por unos momentos, en lo único en lo que Will pudo pensar fue en lo hermoso que Nico se veía? Sin embargo, cuando volvió a la realidad y se dio cuenta de que su novio acababa de confesarle algo que seguramente muy pocas personas más sabían, sintió la necesidad de decirle algo.

-Sabes, nunca me cayó muy bien mi abuelo de todas formas- susurró.

Nico primero pareció sorprendido, pero justo antes de que Will pudiera arrepentirse de haber dicho semejante tontería, el menor empezó a reír. No a carcajadas, más bien fue un susurro, pero Nico estaba sonriendo, y eso es lo que le importaba a Will. No importa cuánta vergüenza pasara, él haría lo posible por despejar la cara de Nico de todo dolor y verla con una sonrisa una vez más.

••••

HOLA, ya volví al mundo c:

No me pueden decir nada ni me puedo hacer autobullying porque eS MI CUMPLEAÑOS Y TENGO INMUNIDAD :D

(De todas maneras perdón por desaparecer por casi un mes; créanme que el karma me cobró al entrar y ver las 633 notificaciones (l@s amo). Estuve literalmente 40 minutos viéndolas todas).

Prometo publicar.

-Cherry

SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora