Bad Boy [Kim Nam Joon]

Parte III

- ¿Puedes dejar el móvil por un momento? 

Suspiré exageradamente y me dejé caer en la cama de Alice.

- No va a hablarte sólo porque veas la pantalla durante horas como una idiota.

Gruñí indicándole que se callara pero sólo logré que soltara una carcajada.

- Te dije desde un principio que no debías ilusionarte por un hombre de su tipo.

Rodé los ojos y guardé mi teléfono celular en el bolsillo trasero de mis jeans mientras me ponía de pie y me dirigía a la puerta de la habitación haciendo que Ali dejara de pintar las uñas de sus pies para observarme.

- ¿Dónde vas?

Me detuve junto a su escritorio y apoyé mi cadera en él.

- No vine para escuchar cómo te ríes de mí.

Suspiró y bajó sus pies, apoyándolos en el suelo.

- Lo siento ¿de acuerdo? No sabía que estabas tan molesta. Fue solo una cita Liz, no es que planeaban casarse y te dejó plantada en el altar. Sólo lo conoces desde hace ¿dos semanas? Supéralo, es sólo un chico, hay muchos como él allí afuera.

Clavé las uñas en las palmas de mis manos resistiéndome a las repentinas ganas de tirarle el cabello, a veces mi mejor amiga podía ser muy insensible y directa.

- Sé que sólo fue una cita, tampoco espero casarme con él Alice, sólo no entiendo que pasó, creí que ambos lo habíamos pasado bien. Y no creo que hayan más hombres como él ¿Nunca conociste a alguien y pensaste "Es único"? Te lo digo en serio, su personalidad y su aspecto son totalmente opuestos, es dulce, su sonrisa parece la de un niño, es inteligente, interesante, para nada grosero y un caballero. Tienes que ver sus hoyuelos, son...

- Tan adorables que quieres hincarlos con un dedo, lo sé, ya lo dijiste muchas veces.

Me interrumpió e iba a responderle algo acompañado con un insulto cuando el mueble en el que estaba apoyada vibró. El celular en la superficie, justo al lado de mi cadera, se iluminó dejándome ver el remitente del mensaje y sonreí.

- ¿Qué es esto?

Agarré el móvil y lo desbloquee leyendo en voz alta.

- "Entonces ¿te veré esta noche?"

Vi su rostro cubrirse de rubor y corrió hacia mí para quitarme el aparato de las manos, se lo di sin resistencia alguna y me crucé de brazos esperando que hablara. Aclaró su garganta y volvió a sentarse en la cama acomodando su cabello.

- Es nada.

Elevé las cejas divertida.

- ¿En serio? Entonces no habría problema con que lea el resto de la conversación ¿cierto?

Llevó el teléfono detrás de su espalda y negó repetidas veces.

- Sólo me invitó a salir, pero dije que no.

Me acerqué sin poder dejar de sonreír y me senté a su lado haciendo que se alejara unos centímetros hacia los pies de la cama.

- ¿Y por qué sigues hablando con él si no te interesa?

Enderezó su espalda intentando parecer indiferente y se sentó sobre el teléfono antes de ponerse a pintar las uñas de su mano izquierda.

- Él es el que no deja de hablarme.

Rodé los ojos.

- Puedes bloquearlo y no podría seguir hablándote ¿sabes?

Sus mejillas volvieron a cubrirse de rubor y golpee suavemente su hombro.