luego de unos muy pocos minutos preparados para atacar con los arcos sobre el claro una chica pelinegra, no muy alta, salió de entre los árboles corriendo torpemente se notaba agotada, su paso se hacía cada vez más lento y al llegar a el centro del claro se desplomó, detrás de ella aparecieron unos hombres que parecían correr ágilmente y sin fatiga alguna, todo lo contrario a la chica.
- carguen a la chica — dijo un hombre con una voz muy gruesa y áspera, este llevaba una bata blanca, llego unos pocos segundos después de que los hombres rodearon a la chica, pero ninguno la toco hasta que el viejo humano lo ordeno.
- estúpidos humanos — gruñi entre dientes frunciendo el ceño al ver como sujetaban a la estúpida niña humana.
uno de los hombres, los cuales llevaban trajes negros idénticos, tomo a la chica por su largo cabello negro y la levanto sin esfuerzo alguno, otro la tomo del brazo cuando está ya no estaba sobre el suelo para terminar de levantarla, y entre los dos la sujetaron de los brazos frente al hombre canoso de bata que la examinaba con la mirada, lo otros dos hombres se quedaron parados detrás del viejo observando cada movimiento, la chica por su parte ya no mostraba resistencia alguna, niciquiera parecía poder mantenerse en pie, ahora que lo pienso... creo que está inconsciente.
- ¿Meg que piensas hacer? — pregunto de repente Carter sin dejar de observar la escena.
- malditos humanos... — comencé a decir entre dientes — estúpidos humanos!!! — dije elevando la voz sin importarme si me oían, pues la ira comenzaba a controlarme. — pues si serán idiotas!!!! — grite dejando que la ira se apoderará de mi voz, mi grito pareció perturbar a los estúpidos humanos lo suficiente como para hacerlos caer de rodillas.
sin pensarlo dos veces me deje caer en picada hasta ellos, cuando estuve cerca del suelo puse mis pies para absorber el impacto pero era tanta la velocidad que tuve que apoyar una rodilla en el césped para poder absorber el impacto, mis alas estaban completamente abiertas dejando ver unas garras en sus puntas de una forma amenazante, podía sentir como mis ojos rojos se intensificaban por la ira que ardía en ellos, saque una flecha de el carcaj y colocándola en el arco, seguido de soplar la punta para prenderla fuego, ¿qué? yo ya dije que podía utilizar el fuego era mucho más fácil controlarlo cuando la ira inundaba mis venas.
- pues si serán idiotas — dije con un tono macabro en mi voz, a lo que los sujetos que aún seguían de rodillas, excepto el viejo canoso que ya se encontraba de pié, respondieron con un gesto de pánico en sus rostros, a lo que sonreí de lado amenazante — suelten a la estúpida chica — ordene con el ceño fruncido fulminando con la mirada a los dos tipos que aún la sujetaban — ¿no piensan obedecer? — dije sonriendo aún más, anhelaba el olor de la sangre humana y estos idiotas se merecen lo que voy a hacer y mucho más. — como ustedes quieran — dije suavisando el gesto y relajando mi voz — pero pagarán las consecuencias — dije con una voz siniestra relamiendo mis labios y una mirada digna de una psicópata.
- eres una Proikisména — hablo por primera vez el anciano con los ojos abiertos como platos y una voz llena de asombro.
- pues si y ¿tú qué sabes? — pregunté divertida pero con amargura
- se todo — dijo cambiando su expresión a una sonrisa de lado llena de arrogancia. — tengan cuidado, su elemento es el fuego puede quemarlos vivos si lo desea. — advirtió el viejo a sus hombres que ya estaban parados con la chica aún fuertemente sujetada.
- os ordene que la soltaran — dije fríamente girando lentamente mi rostro hacia ellos — no creo que queráis terminar envueltos en llamas — dije con un tono divertido alzando una ceja, estos dudaron pero antes de obedecer el viejo levanto su mano en señal de que no la soltaran y estos volvieron a tomar una postura firme.