7

13 2 0
                                    


Han pasado dos meses desde que estoy acá, pero hoy ha sido el peor día de todos, Max ha tenido una crisis, mi compañero necesita un medicamento para vivir,  yo no lo sabía, hoy al volver del piso de Amanda encontré a Max tirado en el piso al borde de la inconsciencia, no sabía qué hacer, Alvaro no me contestaba, Max con sus pocas energías me pedía que lo dejara solo, que no me preocupara, era imposible. Fui lo más rápido que pude donde Cristine , la mujer que también trabaja con nosotros, apenas pude explicar lo que pasaba ella tomó algo de un bolso y corrió donde Max.

Ahí lo inyectó con lo que había llevado, Max se entregó a la inconsciencia. Me inundaron muchas ganas de llorar, me dolía verlo así, pero resistí las lágrimas.

-Debes ser fuerte para escuchar su historia- dijo Cristine.

-Lo soy. Respondí.

Ella me contó lo horrible que había sido la vida de mi amigo, sobre todo después de la muerte de su padre adoptivo, siempre había sido explotado por bandas a cambio de su costosa medicina, porque sin ella el queda paralizado de dolor, ella me comentó que él había pedido que no me contaran, no quería que yo sintiera lástima.

Después que Cristine se fue, busque una almohada y una manta para Max que seguía en el suelo, era muy pesado para llevarlo a su cama.

Verlo así tan desprotegido, y pensar en lo que había vivido, destrozaba mi corazón, esta vez no pude evitar que las lágrimas cayeran por mis mejillas, lo cubrí con la manta y me abracé a él mientras mis lágrimas mojaban su pecho.

Al día siguiente desperté en la misma posición, y Max me miraba extrañado.

-Qué pasó?. Preguntó avergonzado.

-Cómo olvidaste lo que pasó entre nosotros!!- fingí molestia alejándome de él.

-Perdóname, no recuerdo. Dijo acortando la distancia.

-Solo bromeaba-suspiré- tuviste una crisis, fue horrible, estaba triste y me abracé a ti. Me disculparía, pero realmente ese abrazo me hizo sentir mejor. Además debiste contarme sobre tus medicamentos. Hablé.

- Pensé que no sería necesario. Dijo.

-Si lo era, ahora me encargaré de que lo tomes a diario. Yo te cuidare. Le respondí.

-No quiero que lo hagas por pena. Habló molesto.

-No es pena, tómalo como una vuelta de mano por todas esas veces que me haz cuidado.-Dije.

VigiladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora