9.3.-Una historia jamás contada #4

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Maratón: una historia jamás contada 4/11!
Espero que les guste :)

Alice y Kian.

"¿Estas bien mami?" Hablaba un castaño mientras observaba como los ojos azules de su madre se encontraban llenos de lagrimas. "Si mi niño, no es nada." Un ataúd en el medio de su sala era muchísimo más que nada, pero aquel niño no tenía por que saberlo, y el día que preguntará por la persona en ese ataúd la respuesta sería sencilla: 'tuvo un accidente, en donde perdió la vida' no quería rencor en el corazón de su hijo, bastante tenía ella en el suyo por los dos.

"Alice, en verdad lo siento..." Su mejor amiga le decia. "No es tu culpa." Y era certo, la culpa era de aquel pedazo de imbécil que se atrevió a golpear a una mujer, a matar a su esposo... Mientras la ceremonia se llevaba a cabo, ella no hacía más que revivir la escena sucedida hace unas horas, que habían sido el mismísimo infierno.

"Roger, mi amor..."  Intentaba ser fuerte, pero no podia. "Alice... Mi esposa, el amor de mi vida... prometeme que si algo me llegará a suceder, vas a estar bien, por nuestro hijo, si llega a perder a uno de sus padres sería horrible... Imagínate a los dos."  Ella tomo su rostro. "No digas esas cosas, vas a estar bien..."

"Solo prometemelo..."

"Lo prometo. Y tu tienes que prometerme que vas a luchar por tu vida, para que estés con nosotros."

"Haré lo que pueda..."

Se acercó a él y beso sus labios, lo hacia en muestra de apoyo, no sabía que sería el ultimo... Hombres de rojo y blanco entraron para después pedirle que se alejara, retrocedio mientras lo subian a la camilla y despues regreso a su lugar, a lado de el. Subieron a su marido a una ambulancia y ella nunca dejo su lado, hasta que llegó al lugar, a ese lugar que tanto odiaba, lo único bueno que le había sucedido en uno de esos era el nacimiento de su hermoso pequeño... Su amiga y su pequeño llegaron en otra ambulancia, esta le entregó las llaves del auto, lo había olvidado...

"Odio los hospitales." Comento su amiga. "Lo se, se viven tantas depresiones, es tan poca felicidad que se vive aquí..."

El silencio reino por las siguientes cuatro horas que su marido estuvo en cirugía, estaba molesta, frustrada, triste, preocupada... Solo quería que el doctor saliera y le dijera 'todo está bien... su esposo estará bien.' Pero nadie llegaba.

Por fin, el doctor se acercó a la sala, aunque ella sintió y en el fondo sabía que la buscaba a ella.

El doctor llamo por los familiares y ella prácticamente corrió "¿Va a estar bien?" La esperanza se reflejaba en sus ojos. "Señora..." Su esperanza disminuyó "Tuvimos una operación bastante extensa, la bala impacto numerosos tejidos de forma severa, aunque todo parecía ir muy bien, su esposo dio todo de si, y estábamos por terminar, una repentina hemorragia nos retraso, hicimos lo que pudimos, pero su esposo ya no podía resistir más... Su hemorragia era intensa y segundos después su corazón se detuvo... hicimos todo lo que estuvo en nuestras manos, lo lamento... Su esposo falleció hace diez minutos."

Un silencio reino por dos minutos, hasta que ella pudo sacar lo que tenía "¡NO! ¡NO, NO, NO!" Los gritos desgarradores de la mujer resonaban por toda aquella sala blanca.

"¡ROGER! ¡MI VIDA! ¡¿POR QUE ME DEJASTE?!"

Los llantos no cesaban, pronto se torno todo negro.

Lágrimas  caían de su mejilla mientras ponía una rosa encima del ataúd. "Te amo Roger, te amo tanto, y me harás tanta falta... Pero saldré adelante, por nuestro hijo." Se alejo con su hijo para dejar a sus familiares enterrar el cuerpo de su ausente esposo.

Años pasaron, ella trabajaba lo doble pero siempre buscaba tiempo para su única razón de ser: su pequeño Kian.

Una propuesta llego a sus manos, de secretaria en una muy importante empresa de negocios, la paga era el doble de lo que ganaba por la mitad del tiempo.

Se dirigió a la empresa... Y ahí lo vio, un hombre rubio, de hermosos ojos azules, un porte tan parecido al de su amado Roger, se sonrojo y se sintió culpable por eso. Esta de más decir que consiguió el empleo, vería a aquel hombre todos los días.

"Hola, mi nombre es Shane, ¿usted como se llama?" Desde el momento que el la vio quedo flechado, sabía que estaba mal, el era casado y tenía dos hijas 'ella no tiene que saber eso' se repitió hasta armarse de valor para hablarle. Aunque, sería mentira decir que no espero años para este día. Todo por fin salía bien en su vida. Después de tantos años.

"Alice, me llamo Alice Blackwell..." Su voz era melodiosa y hermosa, no creía que fuera posible, pero se había enamorado. A quien quería engañar, siempre lo estuvo.

Semanas que se convirtieron en meses, que se convirtieron en años, y lo que empezó como una atracción se volvió en amor... Un niño de ocho años jugaba con su nuevo papá, aunque nadie podría en realidad remplazar a su papá, ya que las pocas memorias que tenía de el y los relatos de su madre eran suficiente para mantener ese cariño vivo... Muchas veces se preguntó ¿que habría pasado si su papá no hubiera muerto? "Kian, cielo, ya llegamos." El niño observó por la ventanilla a lo que sería su nuevo hogar... Estaba feliz, pues su madre sonreía en todo momento, antes ella solo sonreía cuando estaba con el y el la observaba, pero desde la llegada de Shane, su sonrisa se volvió permanente, y si a eso sumamos los cuentos de hadas, el comprendió que el deber de un hombre es, sin importar que, hacer que una mujer sonriera, y eso es lo que el hacía, buscar que cualquier mujer sonriera. Lo único que no era bueno era que su amigo viviera un poco más lejos. Por suerte irian a la misma escuela.

"Bienvenido al mundo Roger, yo soy tu hermano mayor, Kian, y cuidare de ti."  Hablaba un castaño de nueve años a un bebé con pequeños ojos y cabellos rubios. Su nuevo hermano, que alegría, y llevaba el nombre de su papá, sonrío a su madre... Eran una familia, una que estaba completa, y aunque ellos extrañarán a aquel hombre que era el amor de su vida, y su padre, de verdad, sabían que el quería que fueran felices, ella lo sabía y se lo hizo saber a su hijo, y aunque el no estuviera fisicamente, sus recuerdos y su amor estaría por siempre en su memoria y su corazón...

Esa es la historia detrás de nuestro princeso Kian Blackwell, y su madre, la reina, Alice Bkackwell.

Un cliché algo... Diferente. #WMDawards (EASM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora