El príncipe de Bielefeld - Capítulo 1

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Nota de la autora:

A pesar de que no se casi nada de Waltorana, su personalidad, su historia o sus relaciones con ninguno de los personajes, decidí incluirlo en este fic con gran protagonismo porque tengo una enorme curiosidad sobre él. Estoy hablando en términos exclusivos de la novela, porque sinceramente, ya no me gusta el anime para nada. Así que por favor olvídense de lo hayan visto en la animación, este es un Waltorana falso creado por mí sin tener en cuenta nada de lo que se vio de él en el anime.

Solo para que estén al tanto, estas son las pocas cosas que sé de Waltorana por el canon (tomando como canon solo lo que Takabayashi, la autora, ha escrito en novelas o drama CDs):

Tiene una visión particular sobre los linajes y los purasangre, a lo cual yo entendí que es estricto y sumamente orgulloso. Asumo así que es muy orgulloso de su linaje.

En el manga se da un indicio de que la cicatriz que tiene Conrart sobre su ceja pudo haber sido hecha por un espadazo de Waltorana o de Stoffel, en tanto en la novela Conrart dice que recuerda bien a quien le hizo esa herida, pero no se dan nombres. Sea cual sea, es interesantísimo saber que su "familia", ya que ambos son sus tíos, pudo haberlo atacado con claras intenciones de matarle. La referencia aparece en el capítulo 52 del manga, o en el capítulo 4 de la Gaiden 1; ambas cuentan el pasado de Conrart y las memorias de su viaje a la Tierra llevando el alma de Julia.

Según un drama CD, Conrart no parece tener demasiado aprecio por Waltorana y hace un comentario que sutilmente lo da a entender. Le pide a Yuuri que cuando se presenten se coloque el broche con las alas de oro que le regaló Wolfram en un lugar donde las vea bien, "porque seguramente ese hombre llorará de furia e indignación". Yuuri se pregunta qué tipo de persona será, ya que ha logrado que Conrart hable de él de esa manera. Recuerden que las alas que le da Wolf fueron un regalo de Waltorana, tal vez al tipo le moleste que se las haya regalado... me encantaría saber más jaja. ¡Los regalos no se regalan Wolf!

Más allá de eso, y de saber que Wolfram lo admira muchísimo, no hay más cosas que haya leído sobre él, por lo que no tengo manera de saber si estoy o no manejándolo en personaje.

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—Son 7,925 yenes —dijo la cajera mientras la campanilla de la entrada indicaba la entrada de un nuevo cliente al local.

Sobre el mostrador se encontraba la caja negra con lazo dorado dentro de una bolsa de regalo. La tienda era demasiado distinguida para sentirse cómodo comprando en su uniforme de colegio. Los casi ocho mil yenes del gasto le dolían a su bolsillo, sacó el dinero de la billetera con cierta congoja y pagó.

Salió de la tienda sintiéndose extraño, era su primera experiencia comprando un regalo tan caro y se sentía nervioso. "Está bien, para algo he estado ahorrando tanto".

No tenía idea de que regalar a alguien que cumplía 83 años pero parecía de 17; era demasiado complicado intentar entender lo que era ser un adolescente con tanta experiencia de vida. Después de haber analizado todas las posibilidades, una caja de chocolates le había resultado la mejor opción. Los mazokus solo conocían el chocolate por lo que él les había contado, pero para alguien con gusto por los dulces era algo obligatorio que probar. No podía llevar una barra comprada en el supermercado. Sabía que una fiesta de cumpleaños de un ex príncipe era un evento a lo grande, y siendo él un rey, tenía que poder ofrecer algo adecuado y a la altura de las circunstancias.

Yuuri puso el regalo en la canasta de la bicicleta y volvió a su casa. Tuvo que meter la bolsa dentro de su mochila para no generar sospechas y evitar que su familia le haga preguntas innecesarias o asuma cosas que no son de un regalo como ese. En su habitación acomodó algunas cosas más que quería llevar en su mochila, incluyendo algo de ropa por más que sabía que allí probablemente le darían nueva. Una vez consideró que todo estaba listo metió la mochila en cuatro bolsas grandes de plástico cerrándolas con mucha cinta adhesiva. Se cambió el uniforme por ropa común y tomó un gorro y un par de lentes negros de la mesa.

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